El Deleite de los Cuerpos, habitar la corporalidad con libertad

El Deleite de los Cuerpos, habitar la corporalidad con libertad
22 noviembre, 2018 por Julieta Pollo

Durante todo el mes de noviembre, como cada año, se lleva a cabo el Festival El Deleite de los Cuerpos, un espacio de resistencia, deconstrucción y debate en torno a las identidades que luchan por el derecho de habitar sus propios cuerpos en libertad.

Por Julieta Pollo para La tinta

A excepción de unos banderines que cruzan la vereda, la fachada gris no deja ver la ebullición que contiene la casita de Alta Córdoba. Adentro, unes veinte pibxs rodean una mesa enorme; conversan y ríen mientras las manos trabajan papel, color y una multiplicidad de sentidos y sentires que se construyen colectivamente. En el patio, otres conversan acerca de sus vivencias con la cálida familiaridad de quien está en casa. Es el taller de Resistencia Trans No Binarie, parte de la grilla del festival El Deleite de los Cuerpos.

El Deleite celebra su octava edición, fuego fértil que tuvo el primer chispazo en 2010 cuando algunes viajaron al Encuentro de Teatro LGBT Carlos Jáuregui, en Tucumán, y comenzaron a tejer redes con artistas y activistas de todo el país. Ahí empezaron a soñar un espacio para discutir políticamente, fortalecer los lazos y construir colectivamente. El festival disidente copó noviembre desde sus inicios; por una cuestión de recursos era muy difícil contar con el soporte para recibir tanta gente un solo fin de semana, por lo que fueron distribuyendo las actividades durante todo el mes. Sucedió que, más pronto que tarde, todos los días fueron poblándose de  múltiples propuestas hasta convertirse en un festival mensual.

El abanico artístico y cultural del Deleite tiene todos los colores de la diversidad: este año hay proyecciones cinematográficas, muestras fotográficas, charlas, ferias, performances, posporno y teatro, presentaciones de discos (ReBeba Mixxtape de Sasha Sathya) y de libros («Guarida» de Hernán Ojeda; «Seis páginas» de Julia Crosa, Dahbar y Emma Song; “Cuerpos para odiar” de Claudia Rodríguez ), música, danza, hip hop, yoga y talleres gráficos -collage, dibujo, pegatinas, fanzines-. También proponen actividades co-organizadas con colectivas como Club de Gordas, Resistencia Trans No Binarie, HH Divergente y Sexualidades Doctas.

La tinta conversó con Noe, Emma, Pame y César, cuatro organizadorxs de este festival, quienes nos contaron acerca de contrucción y deconstrucción permanente, resistencia cultural, binarismo y heterosexualidad obligatoria que «no es una práctica sexual o una identidad, sino un régimen político de opresión como el capitalismo».

«En esta época de represión, de empobrecimiento, de persecución social a nuestros cuerpos y deseos,
nuestras sexualidades molestan si no responden al modelo heterosexual monogámico patriarcal.
Nuestros cuerpos incomodan si no responden al modelo capacitista, magro,
que pretende evangelizar nuestras pieles sudacas.
Es nuestra libertad la que jode, somos amenaza.
Por eso, la subversión siempre fue sexual.
Por eso, El Deleite!»

—¿Por qué «la subversión siempre fue sexual»?

—Emma: Generalmente se suele pensar que la sexualidad es algo del orden de lo íntimo o de lo que no se puede hablar -en un sentido, porque a la vez es algo de lo que todes hablan en otro sentido- y creemos que es precisamente en ese nudo que denominamos lo sexual donde se articulan las opresiones y las formas en las cuales ciertos poderes hegemónicos ejercen violencia sobre los cuerpos. Entonces, evidentemente, toda resistencia y subversión tiene que ser desde ese lugar.

—¿Cuál es la idea de libertad que reivindica este espacio?

—E: Muchas veces pensamos qué significa ser disidentes sexuales o hacer un festival que sostenga, alegre, reivindique o incluso impulse cierta disidencia sexual… tiene que ver con una idea de libertad que queda muy lejos. ¿Cuál sería la idea de libertad en un contexto como en el que vivimos, donde todo está articulado para seguir un guion determinado que llamamos heterosexualidad obligatoria? ¿Cuál es la libertad ahí? Justamente el sexo parecería ser lo más libre pero es ahí donde más te regulan. La libertad queda en un lugar secundario o habría que preguntarse ¿Libertad con respecto a qué? ¿A quiénes? ¿Quiénes pueden habitar esa libertad? Si lo pensamos con el feminismo, que nos ha enseñado esa gran lección, parece que las únicas personas que tienen un cuerpo habilitado para esa libertad es quienes detentan un cuerpo hegemónico, el sujeto político hombre. 

—En este sentido, ¿por qué es importante el encuentro con le otre que plantea El Deleite de los Cuerpos?

Pame: Lo que se genera el Encuentro, que es difícil de aprehender con palabras, es lo que dispara en relación a la sociabilidad. Más allá del objetivo de producir, se trata de ocupar el espacio para conversar de otras cosas, contarse sus trayectorias de vida en relación a las problemáticas que se plantean.  Es una disputa cultural: es deconstruir lo humano y encontrarnos, incluso en el desencuentro, los cuerpos juntos en debate. 

—¿Por qué socialmente se amordaza el deseo y el placer?  

—Noe: Para mí uno de los motivos es que es improductivo, y en una sociedad capitalista todo lo que no es productivo es mal visto. Se toma como pérdida de tiempo, si no es reproductivo o para tener hijos, dedicarle tiempo y energía al placer. Los gobiernos de ajuste liberales en el primer lugar donde recortan es en la cultura, y una misma recorta ahí, en las instancias de placer. En lo sexual pasa lo mismo. Recién vengo del Encuentro de Trabajadoras Sexuales y muchos clientes han recortado ahí. El empobrecimiento también va a para ese lado porque no se considera algo importante del orden de las necesidades básicas.

Trabajar el deseo, cultivar el deseo, no es algo con lo que uno nace y muere sino que nos atraviesa, se potencia, se desmoviliza, y está completamente construido en relación con otros y otras. Necesitamos insumos para cultivar ese deseo, necesitamos nuestras propias pornografías, narraciones, poesías, que nos hagan excitar, calentar, explorar eso, para producir y producirnos placer. En ese sentido es que El Deleite también aboga por un movimiento posporno y que los fines de semana siempre hace énfasis en invitar a la gente a que esté pensando en eso, a disponer el cuerpo a la situación de placer. Es muy abierto y muy amplio, y la idea es que sea abierto y amplio: la idea es abrir los marcos del placer.

Todas las superficies de placer

Ya estamos a mitad de Festival, pero queda mucho por vivenciar. Este fin de semana inaugura con «Deleite en escena» donde habrá artistas y grupos interviniendo como Bartolina XiXa, Mortimer, Male Skarnia, Maleno Marto y Ópera Queer (Viernes 23 a partir de las 22 hs. en Teatro La Calle). El sábado a partir de las 16 hs. en Teatro La Luna, habrá una actividad gratuita para niñes: «El deleite de los cuerpitos HH divergente» en el que habrá Taller de rap (DelaLuna y Mostro), de baile (Yan Rodríguez) y de dibujo y pegatina (Yb Caporizzo y Julieta Brusco). El deleite de los cuerpitos está orientado a que les niñes encuentren un lugar seguro donde dibujar, bailar, cantar e inventar otros mundos más felices, donde dialogar entre sí de aquello que quieren para sí, para su crecer libre y protagónico, y para disputarle al adultocentrismo y al heterosexismo sus normas opresivas. Más tarde el sábado, en el estudio escénico la Potosí, habrá dos funciones de «Traxtornadas o la casita de madre perla”, de Grupo Barrilete Teatro (Santiago del Estero), a las 20:30 y a las 22:30 hs. El domingo a las 16, yoga nudista coordinado por Jorgelina Sapp.

La semana que viene habrá un ciclo de conversatorios y talleres en temáticas de sumo interés junto a Sexualidades Doctas en el Pabellón Venezuela de la UNC: el martes «Políticas sexuales: una caja de juguetes para un feminismo prosexo» y «Sexo por dinero, sexo porque sí, sexo para aprender. ESI, trabajo sexual y aborto desde la disidencia sexual»; el miércoles «Genealogías Sidarias: VIH, armarios y disidencias» y la presentación de «La teoría en cuero. Gayle Rubin en el crepúsculo del brillo»; el jueves «Llámennos por nuestro nombre. Estética y política del cine contemporáneo» y «La escena cuir. Representaciones criticas de l*s cuerp*s sexuados».

El último fin de semana del Deleite arranca el viernes 30 en Teatro La Calle con «Fiesta Fiesta, la noche de las estrellas”, de Grupo de Teatro Las Mostras y Producciones Contragiro. El sábado será la gran fiesta El deleite de los cuerpos 2018 en Espacio Caracol: Susy Shock, Caro Bonillo, Carla Ríos Morales, Mostro Rap, Avenvuelo, PAZ, Tranki Punki, Pantu y Jo en la presentación, Mauricio Sasso en la Mesa de Tarot, barra de bebidas y comidas. Y como diciembre ya les queda chico, el lunes 3 hay una última actividad en la escuela Manuel Belgrano, a las 18 hs.: la presentación del libro “Cuerpos para odiar”, de Claudia Rodríguez, y las canciones de Susy Shock junto a Caro Bonillo y Carla Ríos Morales.

—¿Cuál es el criterio curatorial de las actividades?

—E: No hay una disciplina artística que no entre, sí hay una curaduría alrededor de pensar cierta producción cultural que por lo menos tenga una pregunta sobre los cuerpos, las sexualidades, el binarismo y la heterosexualidad hegemónica y obligatoria. 

—¿Por qué elegir la resistencia desde lo cultural?

—N: Creemos que el trabajo en materia de conquista de derechos y legislaciones es muy necesario, pero si no hay un colchón cultural que lo sostenga es más difícil, llega mucho más tarde o no se efectiviza. Por eso intentamos producir otra cultura que de alguna manera hable y dispute ciertos significados sobre la corporalidad, las sexualidades, la manera de relacionarnos; pero que pueda hacerlo desde un lenguaje que sea accesible, que tenga llegada, que afecte al otro, que genere sensibilidades, que dispute emociones: no solamente desde un lugar político de manifiesto y reivindicación de leyes sino también desde la cultura.

A tu régimen político de opresión, nuestro activismo disidente

—¿Cómo empezar a sacudirnos la estructura binaria que tenemos tan instalada?

—N: Creo que una manera es empezar a cuestionar la heterosexualidad obligatoria.  Pensar que la heterosexualidad no es una práctica sexual o una identidad, sino un régimen político de opresión como el capitalismo.  Vos vivís en el capitalismo pero no andas diciendo «Soy capitalista, soy capitalista». Hay gente que viene a decir «No, pará, yo soy hetero» ¿Por qué tenés la necesidad de reivindicarte en un sistema de opresión que le cuesta la vida a muchas? Ver eso esta siendo muy difícil. Entonces, en el momento de poder imaginar políticas públicas, consignas y actividades para una marcha, se les cuela la heterosexualidad que esta ahí pero no la están viendo como un problema político, se les cuela el binarismo a todo. En vez de ver los problemas puntuales que un movimiento específico tiene por el hecho de ser heterosexual, terminan como amplificándolo a que todos tenemos el mismo problema. Entonces nos encontramos en encuentros de disidencias sexuales debatiendo horas temas que son de agenda feminista heterosexual. Empezando a reconocer la heterosexualidad como régimen político podemos empezar a deconstruirnos y ver cómo le hacemos frente.

—¿Cómo analizan la coyuntura política que estamos viviendo y el avance opresor de los gobiernos y las religiones sobre la comunidad LGBTIQ?

N: Notamos que hay una avanzada de derecha, claramente, pero nosotras seguimos trabajando. La premisa es no en diálogo con ellos sino en reacción a ellos; seguir construyendo y fortaleciendo nuestra propia comunidad y cultura. Ellos van a seguir atacando, se han reinventado las formas de ataque y ante una avanzada tan grande de derechos era obvio que iba a haber una contrareacción.

—César: No es algo que surgió ahora sino que es algo re preparado. Muchos referentes de esta avanzada reaccionaria son de acá, pero los discursos se empezaron a construir hace mucho y desde lugares muy lejanos. Articulan a niveles super internacionales con muchísimos recursos.

—N: El tema de las redes sociales es que están corriendo por un sí o un no, pero a la vez salimos todos a republicar y lo compartimos y lo reproducimos… entonces nosotres no dialogamos en ese sentido. Seguimos proponiendo y habilitando otros espacios. Obviamente que nos atraviesa, pero intentamos corrernos de esa dinámica de producción de imágenes, narraciones y discursos que están muy bien aceitados. Nos han usado y les hicimos toda la publicidad nosotros.

—E: El ejemplo más claro es el de la evangélica, Gisela Barreto y el tema del vaso. Nosotres no nos ponemos a ver un canal evangélico, entonces ¿qué significa traer eso a nuestros espacios?

—Y al interior de los espacios compañeros, ¿cuáles son las discusiones?

—P: Desde El Deleite intentamos hacer lugar a preguntas al interior de cierto feminismo y cierto sector de la Comunidad LGBT, porque es claro cuando es la derecha o la iglesia, pero también hay que dar una disputa más al interior nuestro para discutir, repensar, proponer otras cosas e insistir con otros lenguajes.

—N: Hoy todavía nosotras le disputamos el sujeto mujer al feminismo, esa construcción de la mujer como sujeto político que ha hecho el feminismo hegemónico en muchos lugares.  Creemos que el feminismo es una herramienta emancipadora que no solamente compete a ciertas mujeres, y cierto feminismo hegemónico insiste en gobernar y en pensar solamente en cierto estereotipo de mujer. No es adrede pero en su propia práctica política termina reificando «una» mujer y dejando afuera a muchas, que por lo general son las más vulneradas : las trabajadoras sexuales, las mujeres trans, las travestis, o terminan hablando por nosotras, las lesbianas, enojándose cuando insistimos en que nos nombren. Incluso el sujeto político marica, las identidades no binarias… entonces se trata de buscar una política identitaria que no se reifique en una identidad y que cuestione también los marcos de esa identidad.

—E: Una suposición que el progresismo siempre tuvo es pensar que hay una homogeneidad, pero en realidad nadie gana con un 51% -y no hablo de Bolsonaro sino de Macri-. No es nada nuevo pero evidentemente alguien lo votó, por lo menos 1 de 2, dentro de nuestras comunidades que creemos progresistas. Entonces hay una pregunta para hacerse.

—¿Y hacia el interior del colectivo LGBT?

N: Hay una parte que es todo el movimiento de la disidencia sexual y hay otra parte del movimiento que aún sigue haciendo política identitaria… también hay otros colectivos que tienen ciertas urgencias, como el Trans, que está trabajando ante la urgencia: hablamos de promedio de vida. Y después, en este contexto del macrismo, veo que está todo muy desmovilizado, muy quieto, poco aguerrido, poco politizado. Ha habido algo bueno que es que se ha volcado a los partidos, pero a la vez ha sido un poco cooptado… la politización se entendió como peronismo o kirchnerismo, y la politización es otra cosa. Es gestionarse, preguntarse, pensarse, juntarse, encontrarse, trazar agendas colectivas.

—E:  No es un problema participar o no de un partido, sino de si tu participación como parte de lo LGBT y de la disidencia tiene que ver con una agenda política de asimilacionismo o de cambio cultural a la manera en que lo entendía el activismo Queer.  En Argentina ha habido un éxito con la Ley de Identidad de Género y de Matrimonio Igualitario, pero el problema es cómo toda una institucionalización de lo político hace que otras formas de lo político no tengan relevancia alguna o sean fagocitadas o usadas en pos de otras cosas. ¿Qué implica para una persona feminista participar de una estructura política que valora los cuerpos marcados como hombres? Algunas quieren disputar ahí y otras no quieren disputar ahí, es un tema complejo.

—C: Por otro lado también hay una cuestión moral que se sostiene, que es una discusión al interior del colectivo gay, marica o puto: cierta idea de un sector que termina asimilándose a la moral hegemónica heterosexual. Que si es puto no se note, o un rechazo a la promiscuidad, o este querer ser gay pero parecer heterosexual.

—E: A mayor institucionalización de formas de vida, por decirlo así, mayor van a ser las formas en las cuales esas vidas quieran entrar a esa institución. Siempre ha sido una burocracia tener sexo con otra persona porque es altamente regulado, lo que más se regula es cómo te tenés que relacionar en las respuestas sexoafectivas. Eso es la heterosexualidad obligatoria y el binarismo: no poder habitar la corporalidad de otra forma. Lo interesante de cierta coyuntura actual es que pone en evidencia que no somos un grupo homogéneo y también que seguimos reproduciendo cosas que creíamos saldadas, entonces es muy rico en términos de activismo y políticos.

Mirá la programación completa del Festival El Deleite de los Cuerpos.

*Por Julieta Pollo para La tinta.

 

Palabras claves: Deleite de los cuerpos, Disidencia, festival

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