Brexit or not Brexit?

Brexit or not Brexit?
20 noviembre, 2018 por Tercer Mundo

La Unión Europea y Gran Bretaña mantienen una puja política y económica que se resume en la salida de la potencia del bloque regional.

Por Lucas Gatica, desde España, para La tinta

Hace ya un tiempo que todos los ojos europeos miran a Gran Bretaña. Tras el referéndum del 23 de junio de 2016, cuando los británicos votaron el inicio del proceso para salir de la Unión Europea (UE), muchas miradas se enfocaron en las islas del norte, sin entender muy bien qué pasa ni qué sucederá.

En síntesis, la situación actual es la siguiente: pasados dos años de la votación, y a tan solo cuatro meses para concretar la salida, Theresa May y su gobierno tambalean. Debido a esta ardua negociación del Brexit, May suma una renuncia tras otra de su equipo gubernamental. Pero la cosa puede empeorar. Desde el resultado del No a la permanencia en la UE, pareciera que todo se ha salido de quicio para el gobierno de May, como apuntan buena cantidad de periodista y analistas.

El inventario de quebraderos de cabeza para los británicos parece ensancharse cada día: el país está dividido en dos grandes bloques, movilizado y con cotidianas manifestaciones públicas; los rechazos de las propuestas que presenta Londres ante Bruselas se suceden cada semana; la incertidumbre personal de sus ciudadanos es omnipresente y mortal para la economía. Por ejemplo, la libra se ha devaluado un 12 por ciento y el Reino Unido será el país con menor crecimiento para los años 2019 y 2020, según previsiones.


A todo ese cambalache, se le suma el masivo abandono a May por parte de sus ministros claves. El último en dejar el barco fue el ministro de Transportes, Jo Johnson. Hermano de otro que dimitió -Boris-, político de mucha popularidad, votó contra el Brexit y, hasta hace pocos días, era el encargado de pactar el estratégico acuerdo sobre Transportes, un sector importantísimo para las futuras relaciones de la isla con la UE. Más nafta al fuego.


Todo esto pone sobre la mesa las dificultades a las que se enfrenta la mandamás de Reino Unido para conseguir un acuerdo que deje conformes a todas las partes, cuando faltan solo cuatro meses para la supuesta retirada del bloque.

Dos años

La pregunta de la consulta popular fue: ¿Debe el Reino Unido continuar siendo miembro de la Unión Europea o debe dejar la Unión Europea? Con una participación del 72,2 por ciento del padrón, la opción de dejar la UE obtuvo el 51,9 por ciento de los votos, frente al 48,1 por ciento de los que deseaban permanecer en la comunidad política europea. En definitiva, un resultado ajustadísimo.

Otro dato interesante que arrojó el referéndum fueron los guarismos por nación constitutiva: tanto en Escocia como en Irlanda del Norte, ganó el a la permanencia en la UE. Incluso en Londres, ciudad capital de espíritu cosmopolita, fue mayor el apoyo pro-Europa. Pero fue en el interior de Inglaterra donde la salida de la comunidad europea ganó más cómodamente. De allí, salieron los votos necesarios para que la maquinaria del Brexit comenzara a rodar. A partir de ese momento, las discusiones, los debates y los planes para la ansiada salida no han parado de proliferar.

Gran Bretaña Brexit bandera la-tinta

Asimismo, la cuestión acerca de la pertenencia a la UE es un asunto candente desde su integración en 1973, debatiéndose, desde hace casi cinco décadas, sobre quedarse o irse. Should we stay or should we go.


Ahora bien, pareciera que la ola de euforia está retornando con fuerza en contra del Brexit. La mayoría de las encuestas exhiben el cansancio de los británicos por la performance del gobierno en el asunto y muestran que son conscientes de que están atomizados y divididos, frente a un bloque unido de 27 naciones. También, en octubre pasado, cerca de 700.000 personas se manifestaron en la capital inglesa para exigir que se celebre un nuevo referéndum de inmediato, con el objetivo de evitar una recesión y un caos económico a largo plazo.


Entre las idas y venidas, desde el Partido Laborista, creen que si el Parlamento derrumba los planes de May, debería haber nuevas elecciones y, por consiguiente, un nuevo referéndum. Entre los que aspiran a que se lleve a cabo otra consulta están los que exigen que, en la nueva votación, se permita votar a las personas de 16 y 17 años. Esto es fundamental porque, según encuestas, una proporción enorme de ellos quieren permanecer en la UE. Incluso, se exige que, en una probable nueva votación, el Reino Unido elimine la norma que impidió a los británicos que llevan más de 15 años fuera del país a que votaran, como sí sucedió en la consulta de 2016.

¿Se viene otro referéndum?

La semana pasada, se comenzó a hablar claramente de “cambios de marea” entre los parlamentarios conservadores. Buena parte de estos camaristas ven con buenos ojos romper con May y exigir que se celebre un nuevo referéndum sobre la permanencia en la UE. “Está claro que estamos ante una crisis cada vez más profunda. Las opciones de un Brexit suave son inexistentes y cada día es más evidente. Necesitamos contemplar posibles alternativas y eso incluye que la ciudadanía tenga la última palabra sobre este asunto”, confesó Dominic Grieve, político conservador de larga trayectoria.

Gran Bretaña manifestacion Brexit la-tinta

Por su parte, el gabinete de May cruza los dedos y espera que los últimos retoques del acuerdo con la UE vaya por buen camino. Se comenta que se está preparando una colosal campaña mediática, con el empuje de algunas voces políticas y empresariales respetadas. Todo ello para convencer a los ciudadanos de las virtudes del acuerdo y dejar claro que Theresa May cumplió lo que prometió, es decir, salir de la organización de socios europeos.

Último acuerdo

El último pacto al que arribaron Londres y Bruselas ha sido un documento de 500 páginas donde se perfila el modo de retirada de Reino Unido del club de países. La mayor novedad es la referida a una posible solución de Irlanda del Norte, el mayor obstáculo de los últimos meses.

El acuerdo alcanzado en Bélgica, donde la UE tiene su sede, contempla la opción que presentó el gobierno de May, a saber, una frontera blanda en Irlanda del Norte y, por consiguiente, el mantenimiento de la Unión Aduanera. De ese modo, se impide lo que nadie quiere: el establecimiento de una frontera dura entre las dos Irlandas y la alteración de la paz alcanzada en los Acuerdos de Viernes Santo. No obstante, Reino Unido cree que esta solución atentaba contra la integridad territorial de su país. Finalmente, la propuesta de Reino Unido fue mantener a todo el país adentro de la Unión Aduanera durante el periodo de transición de dos años, es decir, hasta el 29 de marzo de 2019. El punto relativo a la Unión Aduanera era uno de los principales embrollos que se les presentaba a los políticos ingleses y no parece estar para nada resuelto. De todas maneras, resta esperar lo que dicte el Tribunal Europeo de Justicia.

Más allá de estas últimas novedades, la negociación continúa, ya que otras propuestas fueron presentadas con anterioridad y rechazadas por el bloque de 27 países.


Por su parte, la UE contempla la posibilidad de prorrogar el período transitorio, una demanda a la que el gobierno de May todavía no se ha animado a solicitar, más que nada por cuidado a la reacción de su ala euroescéptica. La concesión de la UE, sin embargo, llegará acompañada de condiciones. Por un lado, Bruselas quiere que la posible prórroga sea limitada en el tiempo de antemano y que no pueda renovarse.


Interrogantes

Muchas cuestiones quedan en el aire: ¿cómo será la relación con el club europeo una vez concretada la salida? ¿Los británicos que viven en otros países perderán sus derechos y volverán a sus casas? ¿Cómo será la frontera entre las Irlandas? A modo de ejemplo, por el Eurotúnel, que atraviesa el canal de La Mancha y une Francia con Reino Unido, atraviesan, sin ningún control aduanero ni migratorio, más de un millón y medio de camiones, dos millones y medios de coches, y veintiún millones de personas. Se estima que, en esos camiones, transportan casi 10.000 paquetes al día de productos vendidos por comercio electrónico de entrega rápida. Luego del 29 de marzo, ¿qué sucederá con el tráfico del Eurotúnel? ¿Habrá aranceles, repercutirá en los precios? ¿Aumentará el tiempo de entrega y comunicación, habrá trámites a realizar? Todo dependerá de si asistimos a un Brexit duro o blando.

Union Europea Brexit la-tinta

De cualquier manera, algunas señales parecen ir en la dirección de un Brexit más confortable. Desde las islas, se aprecia que Europa haya puesto por escrito que el antiguo socio del club no será un país tercero como cualquier otro. También, la Comisión Europea se encuentra en discusión acerca de si incluir a Reino Unido en una lista de países a cuyos nacionales no se les exige visado. Un guiño que podría dar un poco de aire a los que desean permanecer en la UE e iniciar el camino hacia un Brexit más agradable.

Hay cientos de ejemplos entre los efectos de color -por llamarlos de alguna manera- de la salida del bloque. Se especula que podrían llegar a 20 millones los británicos que dejarían de viajar a países europeos en el verano de 2019, en caso de que la salida de Reino Unido de la UE se consume sin ningún tipo de acuerdo razonable. Esta última especulación genera temor en España, ya que Reino Unido es el primer emisor de turistas hacia el país: los ingleses son los que figuran en el primer puesto de extranjeros compradores de vivienda en el país del Quijote y las islas del norte son las segundas mayores inversoras en España. Por otra parte, de momento, España se ha plantado a firmar el acuerdo que ahora se baraja en Bruselas, exigiendo que quede clara la situación y la relación futura que tendrán los británicos con el Peñón de Gibraltar.

Hasta que las negociaciones no terminen, las preguntas se acumularán. La fecha clave es el 29 de marzo de 2019, cuando la salida se tendría que materializar. Brexit or not Brexit, esa es la cuestión de May, Reino Unido y las potencias económicas europeas.

*Por Lucas Gatica, desde España, para La tinta

 

 

Palabras claves: Brexit, Gran Bretaña, Unión Europea

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