Bolsonaro: la propuesta neoliberal, ultraderechista y neopatriarcal que ganó en Brasil y avanza en toda la región

Bolsonaro: la propuesta neoliberal, ultraderechista y neopatriarcal que ganó en Brasil y avanza en toda la región
2 noviembre, 2018 por Redacción La tinta

El poder económico, financiero y empresarial, lo militar y la religión evangélica confluyen en el paradigma Bolsonaro. A contrapelo del grito de Ni Una Menos y el reclamo por el aborto legal que de manera expansiva, de sur a norte, reavivó una llama feminista en América Latina y el Caribe; la política tradicional marca un repliegue que amplía las zonas de riesgos y nos impone fortalecer las tramas de nuestras resistencias.

Por María Florencia Alcaraz para Volcánica Nómada

En esta atmósfera de fascismos institucionalizados desde la llegada de Donald Trump, todavía no se crearon las palabras para nombrar la propuesta neoliberal, ultraderechista y neopatriarcal que ganó las elecciones en Brasil pero que también avanza en la región de distintas formas: entre candidatxs ultraconservadores en distintos niveles electorales y movimientos antiderechos y fundamentalismos religiosos que ahora toman las calles.

El domingo, mientras Jair Bolsonaro se convertía en el próximo presidente brasileño, en Argentina se hacía la primera marcha contra la “ideología de género” bajo el lema “Con mis hijos no te metas”. El poder económico, financiero y empresarial, lo militar y la religión evangélica confluyen en el paradigma Bolsonaro. A contrapelo del grito de Ni Una Menos y el reclamo por el aborto legal que de manera expansiva, de sur a norte, reavivó una llama feminista en América Latina y el Caribe; la política tradicional marca un repliegue que amplía las zonas de riesgos y nos impone fortalecer las tramas de nuestras resistencias.


No son dictaduras. Son democracias de baja intensidad. Bolsonaro gana con Lula da Silva preso y proscripto por la justicia electoral. La única certeza que se planta frente a esta realidad en la que la crueldad entra en las urnas y arrasa: seguir construyendo comunidad, contra el neoliberalismo, ensanchar la “casa feminista”. “Seguir vivas y seguir luchando”, como acuerdo logrado en el primer encuentro internacional de mujeres que luchan convocado por las zapatista para el último 8 de de marzo está vigente y se vuelve estructural. Puede repetirse como un mantra, como un conjuro antifascista que enlace nuestro presente con la fuerza de luchas ancestrales: “Seguir vivas y seguir luchando”.


Los feminismos tienen pactos de supervivencia históricos y una ética feminista del cuidado entre nosotrxs que hoy, a la intemperie, es lo único que puede mantener la idea de un futuro en nuestro imaginario. Esta obstinación con la supervivencia y el deseo de vivir una vida digna junto con los pactos políticos entre nosotras toman un rol clave en este momento.

Ante el triunfo de Bolsonaro, casi en cadena salieron a felicitarlo el presidente chileno Sebastián Piñera, Mauricio Macri de Argentina y el mexicano Enrique Peña Nieto. Se rompen los pactos y acuerdos democráticos, al tiempo que se reactualizan cofradías entre machos.

Las mujeres, lesbianas, travestis y trans fueron las primeras en movilizarse contra Trump en Estados Unidos; en México las zapatistas llamaron al primer encuentro internacional de mujeres que luchan; en Argentina lograron por primera vez que se debate en el Congreso la despenalización y legalización del aborto en el marco de un gobierno ceomachista, en Brasil salieron de manera masiva a las calles para decir #EleNão a Bolsonaro; las articulaciones feministas lograron llevar adelante una media de fuerza común en dos oportunidades: dos paros internacionales de mujeres, lesbianas, travestis y trans. La conciencia del patriarcado como sistema económico, cultural, político, social que nos omite, nos oprime, precariza nuestras vida a diario y nos mata es cada vez más grande. Sin embargo la brecha entre esa conciencia y las respuestas institucionales concretas y los resultados en las urnas también se hace cada vez más amplia.

Es evidente que la forma de construir política feminista desborda el dique de contención en el que se piensa en forma y contenido la política tradicional. Y que la movilización anti-derechos en el nivel internacional constituye una respuesta al avance significativo de las organizaciones feministas. El paradigma Bolsonaro es el límite, el punto de inflexión que nos llama a repensar alianzas y reforzar nuestros propios pactos en nuevos escenarios donde la globalización parece haber quedado atrás, los acuerdos democráticos peligran, pero donde también nos sabemos juntas.

*Por María Florencia Alcaraz para Volcánica Nómada.

Palabras claves: Brasil, feminismo, Jair Bolsonaro

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