El Astillero

El Astillero
5 octubre, 2018 por Redacción La tinta

Lxs trabajadorxs del Astillero Río Santiago tienen una tradición de lucha y resistencia de muchos años en nuestro país. Durante décadas se han enfrentado a la represión de las dictaduras y a los constantes intentos de privatizaciones. Ahora, una vez más, lxs 3500 trabajadorxs deben luchar para mantener la industria naval en manos del Estado, ante el intento de vaciamiento por parte de la gobernador María Eugenia Vidal. El fotógrafo Juan Alaimes realizó un sentido ensayo fotográfico y un texto que relata el sentir de estar en el Astillero Río Santiago.

Por Juan Alaimes

«El silencio se hizo un poco más grave, como si se hubiera liberado de los murmullos que le habían estado mordiendo los bordes»
 El Astillero, de Juan Carlos Onetti

Hay una ensenada que se ahueca a la bahía y le hace frente a un río que se ensancha, ahí se levanta el silencio industrial de un astillero.

Todo huele a metal y chispa a humedad y frío. El día es gris y las nubes planean al ras. Busco desesperadamente a los trabajadores que manejan este artefacto improbable y enorme. Camino por senderos de óxido y en el ruido ausente veo el hierro afirmándose al suelo, resistiendo agazapado a la intemperie del tiempo.

Cada tarde se aquieta el aire porque las máquinas han dejado de trabajar.

El cansancio de los materiales y tres mil quinientos obreros navales están dispersos por ahí. Su reclamo es justo: trabajo. Impacta la levedad del grito.

 

Dos cascos son los muros principales de esta fortaleza que encierran músculos como almas. El Juana Azurduy, el Eva Perón, las únicas mujeres sin terminar, se preparan para navegar, les falta pero se balancean en el río quieto. Al frente una nave nodriza cobija tornos que permanecen atentos, quietos, alfiles de un juego olvidado. Los fantasmas recorren los cabos. Las amarras tratan de soltar cada día las chapas, algún acero, ciertos implementos retenidos por la desidia, por el paso del tiempo, por acción desmanteladora de sonrisas municipales.

No puedo encontrar a esos hombres de antaño porque están abatidos y esperando el ardor de la materia. Los gigantes dan sombra y sostienen las costuras.

Los buques siguen esperando herramientas y manos tiernas en los diques.

Pude saber que un barco se construye al revés y se bota al derecho. Los maquinistas corren alineando el viento y las maniobras quedan terminadas.

Algunos me hablan de una batalla final, de la historia de este lugar, otros me hablan de la resistencia hasta sus últimas consecuencias. Hay monstruos que pululan como fantasmas. Suena la sirena de guerra y todos se preparan. La salida está cerca, me dicen los tres mil quinientos. La salida es adentro, escucho.

*Por Juan Alaimes

Palabras claves: Astillero Río Santiago, despidos, ensayo fotografico, precarización laboral

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