“Con suelos sanos vamos a lograr alimentos sanos”
Eduardo Cerdá visitó Colonia Caroya para conversar sobre los beneficios y desafíos de la agroecología como modelo.
Por Agustina Conci para El Marco
A sala llena, mostró números de las experiencias que trabaja en varios puntos del país. Así, brindó material empírico para incentivar el cambio hacia el modelo agroecológico, un formato más amigable con el medio ambiente y menos costoso para el bolsillo del productor, y para la salud de las poblaciones. Una de esas experiencias se llama La Aurora, un campo de 650 hectáreas, que fue premiada por la FAO como una de las 52 experiencias mundiales de explotación con agroecología. Su rendimiento económico es superior al de los campos vecinos, que utilizan transgénicos y agrotóxicos.
Cerdá es una de las máximas referencias a nivel nacional para hablar del tema, y puede variar sus conversaciones tanto hacia los ciclos de la luna como a las exitosas comparativas del rinde de los cultivos, o el ciclo de fósforo en el suelo. “Tenemos que cambiar la mirada, enfocarnos en la salud de nuestros suelos, para lograr plantas sanas, animales sanos, y por ende, alimentos sanos”, propuso en la conferencia que dio este viernes en la Casa de la Historia.
En su intervención, expuso minuciosamente estudios relacionados a la salud de las poblaciones, los aumentos de niveles de cáncer y otras enfermedades relacionadas a los agrotóxicos -especialmente el glifosato-, y también sobre la mala calidad de los alimentos que resultan de un modelo productivo enfocado exclusivamente en los commodities. La mayoría de las frutas y verduras que consumimos tienen más de 20 agrotóxicos, algunos prohibidos hace años. Además, comparó los bajos niveles de productividad y biodiversidad en campos donde se aplica glifosato, versus los campos que lograron una transición hacia la agroecología, hasta lograr un costo cero en aplicación de insumos.
“Cuando hablamos de agroecología, pensamos en producir más, pero de forma diferente, dejado de lado los insumos”, puntualizó Cerdá. Y detalló que tienen en cuenta el ciclo de la luna, y el calendario biodinámico a la hora de sembrar, cosechar y cultivar.
“Nuestra agricultura es drogadicta: cada vez necesita más insumos”, demostró el agrónomo en sus estudios, y aseguró que las ganancias se ven, ya que la agroecología disminuye la necesidad de productos siempre dolarizados. “En el modelo agroecológico se pasó a la mitad de insumos: debemos aumentar la biodiversidad, para achicar el problema de las plagas”, apuntó.
Y dio ejemplos: “debemos leer la interacción de todo el ecosistema, recuperar el rol de los insectos afectados principalmente por el glifosato. Los pájaros son importantes para este proceso, pero para eso necesitamos árboles. Tenemos que enfocarnos en completar las cadenas tróficas”. De esta manera, el especialista arrojó una propuesta jugosa para Caroya, que vivió hace semanas la polémica por la instalación de la multinacional KWS, y donde siempre se actualiza la discusión sobre la necesidad de producir de otra manera, y en beneficio de las poblaciones.
*Por Agustina Conci para El Marco