Mendoza: ¿empate catastrófico o nuevo orden?

Mendoza: ¿empate catastrófico o nuevo orden?
17 septiembre, 2018 por Redacción La tinta

Por Oscar Soto para La tinta

Para los que vivimos en la provincia de Mendoza, entre tonadas y vino, cuesta un poco explicar el delgado péndulo que va desde la gramática libertaria de Armando Tejada Gómez a la tesitura represora de Alfredo Cornejo, o desde la gesta sanmartiniana y su Consulta a nuestros “indios pehuenches”, hasta las vallas humano-policiales que rodean los edificios de legislación y gobierno desde 2015 en adelante, mientras se ejecutan las leyes que padecerá el pueblo. ¿Somos una cosa o la otra? ¿Somos todo eso?

Resulta poco creíble que el apotegma que predica a nuestra tierra como la más conservadora de las reaccionarias, o la más “gansa”¹ de todo el país, tenga asidero real en la trama política histórica. No en vano nuestra provincia cultiva un caleidoscopio de resistencias populares, bandoleras rurales, movimientos políticos autónomos y colectivos de lucha que le empatan a tanto fascismo realmente existente. ¿Viviremos del empate? ¿Perderemos? ¿O algún día se triunfará? Por lo pronto los de arriba logran sus cometidos.

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(Imagen: Coco Yañez para El Otro Diario)

Empatar y ordenar

El vicepresidente de Bolivia Álvaro García Linera²  siguiendo al italiano Antonio Gramsci decía en 2008 que las sociedades atraviesan, en medio de sus crisis políticas, por instancias de “empates catastróficos” o momentos estructurales de parálisis en los que, tanto el bloque dominante como el bloque social ascendente dirimen y pujan sus diferencias en el escenario público. Linera dirá que esta paralización o crisis necesariamente tiene que terminar en algún momento; las sociedades no pueden vivir indefinidamente en movilizaciones, ni permanecer en la estabilidad perenne.


Ni el despelote inagotable, ni el cielo inmaculado son posibles en nuestras sociedades del capital. Pueden sucederse luchas, resistencias, disputas, enfrentamientos, pero en alguna medida y en algún momento específico habrá de consolidarse una estructura de orden.


Todo proceso social y político -por ende todo tipo de gobierno eventual- requiere de tiempos en los que se ponen en juego la coerción y el consenso. La hegemonía como tal es una de las monedas más corrientes en “nuestro” vigoroso capitalismo actual: luchan por construir hegemonía los neoliberales que llegaron ayer al poder, pelean por deconstruir la hegemonía del patriarcado los colectivos feministas, disputan por la hegemonía los rancios grupos religiosos, como así también lo hacen los medios de difusión masiva que miramos y escuchamos a diario.

En ese registro de cruces políticos, Mendoza ha vivido recientemente una serie de masivas movilizaciones populares. Desde la defensa de la educación, pasando por los derechos laborales y alimentarios, hasta la lucha feminista poblando las calles; se ha dado una articulación de reivindicaciones sociales de manera intensa como hacia mucho no sucedía -para ser justos, sucede desde siempre, tal vez la ferocidad de estos tiempos lo expongan de manera más clara-.

Paralelamente, el gobierno de Alfredo Cornejo radicalizando a su conducción nacional y los ademanes más típicos del aparato del “Cambio”, ha procurado con el mejor de los éxitos situarse en el ala derecha más prestigiosa de la argentina liberal: se les ha bajado el sueldo a los y las trabajadoras de manera abrupta, se ha domesticado la “rebeldía” docente -al menos eso sugieren-, se ha “saneado” la burocracia estatal, se ha recuperado la idea del “mérito” como la quintaesencia del ser provinciano, se ha logrado la inflación más alta del país, se han impuestos medidas de explotación extractivas por decreto, se ha reformado la institucionalidad de la justicia y el poder político, al tiempo que se ha disciplinado todo susurro disidente.

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(Imagen: Cristian Martínez para El Otro Diario)

Orden y disciplina

El momento político actual funciona como un gran enunciado dominante que, tanto para los “viejos” que nos han enseñado de sus resistencias como para los más jóvenes que quieren cambiar el mundo, parece dar respuesta de manera categórica al interrogante sobre los posibles empates trágicos: perdemos todos los días un poquito más. Hasta los mediocres que nos gobernaron antes parecen nostalgia, ante tanta embestida oficial, se suele pensar. Perdemos en salud, en derechos, en libertad, en esfuerzo colectivo.


La aprobación -a fuerza de palos- del Código de Faltas propuesto por el Gobierno Provincial, con la venia de la oposición testimonial local, bien puede ser definida como el ensayo general por medio del cual el elenco ganador se pone el traje triunfante para salir a actuar. Ese Código que criminaliza la pobreza y persigue al diferente, resguardando la investidura del “funcionario” y las prerrogativas del vencedor, no es otra cosa que una Mendoza en estado de excepción. ³


Al mismo tiempo, es el mejor pretexto para anular toda posibilidad de empate, para desarmar la movilización del bloque popular y afincar la hegemonía de los liberales que ahora sí, ya en el poder, piensan en el relato de orden de la Mendoza conservadora como el mejor destino manifiesto para nuestra geografía local. De este lado sólo nos queda organizar la bronca y la impotencia.

* Por Oscar Soto para La tinta. Docente y militante mendocino / Imágenes: Cristian Martínez y Coco Yañez para El Otro Diario


¹ El término “ganso” esta asociado al modelo conservador del Partido Demócrata mendocino. Agrupación ligada a las últimas dictaduras militares y a una perspectiva ultra liberal de la economía.
²  García Linera, Álvaro (2008) “Empate catastrófico y punto de bifurcación. En: Crítica y emancipación : Revista latinoamericana de Ciencias Sociales. Año 1, no. , Buenos Aires : CLACSO.
³  Mare Federico (2018) “El estado de excepción del cornejismo: acerca del nuevo Código de Faltas” http://la5tapata.net/el-estado-de-excepcion-del-cornejismo-acerca-del-nuevo-codigo-de-faltas/

Palabras claves: Alfredo Cornejo, Mendoza, neoliberalismo

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