25 de julio: Día de las mujeres negras latinoamericanas y caribeñas

25 de julio: Día de las mujeres negras latinoamericanas y caribeñas
3 septiembre, 2018 por Redacción La tinta

Alrededor de siete mil mujeres negras e indígenas se hicieron presentes en las calles céntricas de la capital más grande de Sudamérica el pasado 25 de julio para participar de la Marcha das Mulheres Negras de Sao Paulo, bajo la consigna “Por nosotras, por todas nosotras y por el Buen Vivir”. El espacio colectivo que organiza la convocatoria se construye entre mujeres diversas que buscan poner en la agenda pública las reivindicaciones y exigencias políticas sobre cuestiones de género-sexualidad, raza y clase en Brasil. Así, la alianza multipartidaria y multireligiosa que protagonizan estas mujeres racializadas no solo fortalece las luchas antirracistas, sino que amplía la pluralidad de voces en el intercambio, la escucha y la acción política conjunta.

Por Laura Judit Alegre para La tinta

En su tercer año consecutivo, la Marcha denunció la negligencia y violencia de un Estado racista y machista que sigue perpetrando el “genocidio negro” y la LGBTfobia de la población racializada, además de mantener impunes los feminicidios de mujeres negras, como Marielle Franco, Luana Barbosa, Brenda Lima y Claudia Ferreira. En un contexto regional de crisis político-económica, el gobierno de Brasil impone un estado de guerra no declarada con especial recrudecimiento hacia las comunidades negras, afros e indígenas, ya sea mediante la criminalización de sus cuerpos, prácticas y territorios, la suspensión de derechos fundamentales como salud, trabajo y vivienda, o la negación a decidir sobre sus vidas por abortos inseguros o esterilizaciones forzadas. Además, la militarización de las comunidades negras solo incrementa el número de presas mujeres o jóvenes asesinados por la violencia policial, ligada a los poderes del Narco-estado.

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Mãe Neide cocina platos africanos en comunidad, Ribeirão Preto, 21 de julio de 2018. Foto: Laura Judit Alegre

Ante ese contexto de racismo y sexismo estructural, la Marcha produjo consignas como “somos muchas y no vamos a parar”, “recordar es resistir para sobrevivir”, “nuestros pasos vienen de lejos” para prestar reverencia y mostrar la resistencia histórica de las mujeres negras e indígenas que han luchado contra diferentes formas de opresión hace más de 500 años. Son esas matriarcas ancestrales quienes prepararon el terreno fértil para cultivar otras formas del Buen Vivir. Son ellas quienes practicaron la solidaridad, la reciprocidad, la responsabilidad y la integralidad como proyecto de una gestión colectiva e individual alternativa a las relaciones de explotación del capitalismo. Son ellas quienes aún siguen nutriendo las luchas actuales por mantener la vida digna.


En esa genealogía de mujeres luchadoras, el 25 de julio se inscribe como marco internacional de lucha y resistencia a partir del 1° Encuentro de Mujeres Negras de América Latina y el Caribe, realizado en República Dominicana en 1992. Esa red continental ya buscaba visibilizar la presencia de las mujeres negras en las discusiones y denuncias del racismo y el sexismo, además de fortalecer las organizaciones locales, construir estrategias regionales y ampliar alianzas políticas. En Brasil, el 25 de julio es también el Día Nacional de Tereza de Benguela y de la Mujer Negra, homologado en 2014 por la presidenta Dilma Rousseff, para homenajear a la líder de la resistencia quilombola del siglo XVIII. Así, las historias de las mujeres fuertes y guerreras de nuestro continente continúan tramándose en las huellas de las que estuvieron y las que aún hoy caminan las luchas.


Un pequeño gran ejemplo de ese activismo y reconocimiento ancestral vive en las periferias del noroeste del Estado de San Pablo, más precisamente en la ciudad de Ribeirão Preto. Neide Ribeiro, conocida como Mãe Neide, encarna la lucha por la identidad africana desde su terreiro, el Centro Cultural Orùnmilá, hace más de 30 años. En ese espacio comunitario, donde la religiosidad africana se hace presente en los ritos del Candomblé mediante su sagrado oficio de Mae dos santos, también se producen y recrean otros saberes ancestrales del ser-estar de la negritud. Talleres de danzas, músicas, lenguas y comidas africanas son parte del proyecto cotidiano que su familia y simpatizantes del Centro Cultural sostienen como una propuesta de integración comunitaria y valorización cultural de las raíces negras en la sociedad brasilera actual.

Siempre con una sonrisa y el ritmo corporal de la paciencia, Mãe Neide no solo ejerce una tarea de contención y orientación espiritual, sino que vivencia un camino de transmisora cultural a través de las fiestas populares, los cantos ancestrales y las vestimentas tradicionales que se rememoran de generación en generación. En esos últimos días de julio, tuve el placer de compartir con ella y su comunidad los platos tradicionales como el acaraje y moim moim, además de escuchar y vibrar con los ritmos típicos al pulso de los tambores y cantos de maracatu. Su trabajo incansable, como el de tantas otras mujeres negras, afros e indígenas, nos muestra los profundos ríos que viven en nuestra Matria americana y caribeña, y que, en cada julio, se vuelven necesario recordar, honrar y continuar sus pasos.

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Neide Ribeiro, conocida como Mãe Neide, Centro Cultural Orùnmilá. Foto: Daniela Penha/Historiadodia

*Por Laura Judit Alegre para La tinta / Foto de portada: Rovena Rosa/Agencia Brasil.

Palabras claves: Brasil, LGBT, Mujeres

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