Serena y su final contra el machismo del tenis
La tenista norteamericana fue duramente sancionada durante la final del US Open. Durante el partido y después del juego, la tenista con más Grand Slams de la historia acusó al árbitro portugués de sexista: «He visto a otros hombres llamar a otros árbitros por varias cosas. Estoy aquí luchando por los derechos de las mujeres. Nunca le quitó un juego a un hombre por decirle ‘ladrón'».
Por Redacción La tinta
No es la primera vez que Serena Williams denuncia las diferencias existentes entre hombres y mujeres dentro del circuito del tenis. A finales de 2016, la tenista con más Grand Slam de la historia -sí, ya que ha logrado 23 títulos contra 20 de Roger Federer- expuso sus críticas en una carta publicada en The Guardian, lamentando precisamente ser considerada la mejor tenista mujer: “De pequeña, tenía un sueño. Estoy segura de que tú también, pero mi sueño no era como el de la mayor parte de los niños de mi edad. Mi sueño era ser la mejor tenista del mundo. No la mejor mujer tenista del mundo”. Los números la avalan.
Tras la final del US Open de este fin de semana, Williams sostuvo una discusión permanente con el juez central, el portugués Carlos Ramos, luego de recibir diferentes sanciones por tres infracciones: recibir una supuesta ayuda de su entrenador desde el palco, romper una raqueta contra el piso (por lo que le quitaron un punto durante el juego) y por insultar a Ramos (quien le quitó un juego). La suma de las infracciones también sumaron una multa de 17 mil dólares.
«He visto a otros hombres llamar a otros árbitros por varias cosas. Estoy aquí luchando por los derechos de las mujeres y por la igualdad de las mujeres y por todo tipo de cosas. Creo que el quitarme un juego por ser mujer cuando le dije ‘ladrón’ es algo sexista. Nunca le quitó un juego a un hombre por decirle ‘ladrón'», manifestó Serena en la conferencia de prensa post final.
Pese a la catarata de titulares periodísticos que expusieron a Williams como la protagonista de un «escándalo» y el «lamento» generalizado en las redes por el comportamiento de la histórica deportista, Victoria Azarenka se solidarizó vía twitter y expresó: «Si fuera un partido de hombres, esto no sucedería así. Simplemente no lo haría».
Más tarde que temprano, la Women’s Tennis Association (WTA) sorprendió al manifestarse en favor de la norteamericana: «La WTA cree que no debe haber diferencias en los estándares de tolerancia provistos a las emociones expresadas por los hombres frente a las mujeres y se compromete a trabajar con el deporte para asegurar que todos los jugadores sean tratados de la misma manera (…). No creemos que esto se haya dado la pasada noche».
En este sentido, la prócer y leyenda del tenis Billie Jean King señaló: «Cuando una mujer está emocionada, ella es ‘histérica’ y la penalizan por ello. Cuando un hombre hace lo mismo, es ‘franco’ y no hay repercusiones. Gracias, Serena Williams, por llamar a este doble estándar. Se necesitan más voces para hacer lo mismo».
«Hay algún árbitro –y repito, alguno- que parece disfrutar más de su rectitud inmaculada y de su protagonismo que de intentar que el encuentro se desarrolle sin este tipo de sobresaltos», opinó Toni Nadal, tío y exentrenador de Rafa Nadal, desde el diario El País de España.
La acusación de sexismo de Williams se dio en medio de otra polémica decisión arbitral que ocurrió días atrás, cuando la francesa Alizé Cornet fue advertida por quitarse la camiseta en dentro de la campo. Cornet había vuelto del vestuario cuando advirtió que se había puesto mal su remera y decidió quitársela. El doble estándar quedó en evidencia cuando Novak Djokovic, agobiado por el calor, decidió quitarse su remera mientras estaba sentado en su banco.
Justo Djokovic. Quien supo manifestarse años atrás a favor de la diferencia económica entre hombres y mujeres en el circuito: “Los hombres deberíamos ganar más que las mujeres en el tenis”. En aquella carta de 2016, Serena se refirió también a esta diferencia machista: “Cuando el tema de la equidad salarial sale a relucir, me hace sentir frustrada, porque sé de primera mano que, como tú, he hecho el mismo trabajo, los mismos sacrificios que nuestros colegas hombres. Yo no quisiera nunca que mi hija ganara menos que mi hijo por hacer igual tarea”.
* Por Redacción La tinta