Trilema económico: crisis de la economía macrista

Trilema económico: crisis de la economía macrista
21 agosto, 2018 por Redacción La tinta

El trilema económico sostiene que es imposible manejar en equilibrio simultáneamente el tipo de cambio, la tasa de interés y la política monetaria en una economía abierta y con desregulación del mercado de capitales. En esas condiciones macroeconómicas, sólo se puede controlar dos de esas tres variables. La economía macrista muestra, en cambio, que no puede con ninguna de las tres variables. Cuando eso pasa, se está frente a un problema de solvencia de la deuda.

Por Santiago Mancinelli para Página/12

El trilema de Mundell-Fleming sostiene que es imposible manejar en equilibrio simultáneamente el tipo de cambio, la tasa de interés y la política monetaria en una economía abierta y con desregulación del mercado de capitales. Esos autores afirman que sólo se pueden manejar dos variables de esas tres en esas condiciones. La política económica del gobierno de Mauricio Macri muestra, en cambio, que no puede manejar ninguna de las tres variables.

No pudo reactivar la economía bajando la tasa de interés sin afectar el tipo de cambio y la política monetaria. Ni aún subiendo mucho la tasa de interés pudo atraer capitales del exterior con destino al carry trade. También se enfrenta al dilema de no renovación de la Lebac y ante la imposibilidad de manejar la política monetaria. Tampoco puede establecer un tipo de cambio de equilibrio sin que esto afecte la tasa de interés y los pasivos monetarios.

Enfrenta ahora el peligro de la salida masiva de capitales que disparará una mayor devaluación. Los intentos por controlar el valor de la moneda mediante el sacrificio de reservas tampoco pudo contener la devaluación, que impulsó la aceleración del retiro de capitales y el traslado a precios con impacto en el nivel de actividad interno.

Cuando ninguna de las tres variables pueden ser manejadas por la autoridad económica se está frente a un problema de solvencia de la deuda.

dolares-ajuste-economia-reforma-dujovne-devaluacion-trabajadores-23

Inflación

El 28 de diciembre de 2017, el jefe de Gabinete, los ministros de Finanzas y Hacienda y el presidente del Banco Central anunciaron un cambio de la meta de inflación con que había sido aprobado el Presupuesto 2018, en el cual el gobierno estableció para el año un rango de variación con un mínimo de 8 por ciento y un máximo de 12 por ciento. La nueva meta de inflación fue 15 por ciento. Con esa modificación se aceptó una mayor devaluación del peso. Para este año estaba previsto un tipo de cambio promedio de 21,21 pesos, pero el 2 de mayo la cotización superó los 21,52 pesos por dólar.

La devaluación tuvo impacto en los precios. El pass through de la economía argentina tiene la particularidad de que la devaluación produce un impacto directamente proporcional sobre los precios. Las sucesivas devaluaciones de la moneda tuvo efectos directos sobre los incrementos en los precios.

El gobierno bajó primero las tasas de interés para incentivar el crecimiento económico y el aumento de la recaudación impositiva, pero lo que logró, ante el cambio en las condiciones internacionales y suba de la tasa de la Reserva Federal (banca central de Estados Unidos) fue más devaluación y más inflación. Después tuvo que subir muy fuerte la tasa de interés para tratar de contener la devaluación y fuga de capitales. Frente a su política de frenar el aumento de precios mediante fijación de paritarias salariales por debajo de la inflación, el gobierno está produciendo un ajuste sobre los trabajadores que posibilita una transferencia regresiva del ingreso.

La depreciación del tipo de cambio acelera la pérdida de divisas. No se observa que haya un tipo de cambio de equilibrio cuando su aumento se traspasa a precios, impacto que se potencia cuando el gobierno ha dolarizado las tarifas de servicios públicos y los precios de los combustibles.

La actual conducción del gobierno está integrada por representantes de fracciones del capital concentrado del sector financiero, agroexportador, de servicios públicos y un sector de construcción vinculado con la obra pública cartelizada. Economistas de la ortodoxia, oficiando de representantes del lobby financiero, proponen la dolarización de la economía. La puja que se dio en la crisis del 2001 entre devaluadores y dolarizadores terminó con la Convertibilidad. En la actualidad, los sectores financieros están proponiendo una vuelta a la dolarización de la que será muy difícil salir.

El problema fundamental de la economía argentina es la falta de divisas y el deterioro de la Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos. En 2017, esa cuenta registró un déficit del 30.792 millones de dólares, 5,7 por ciento del PIB. El origen inflacionario es creado por el desequilibrio de la Balanza de Pagos. Este desequilibrio externo es uno de los principales motivos de la escalada inflacionaria.

Dujovne-Caputo-FMI

Demanda de dinero

Si bien los Pasivos Monetarios, constituidos por la Base Monetaria y los Depósitos en moneda extranjera en el BCRA bajaron, los billetes y monedas en poder del público retrocedieron más, ya que por “efecto riesgo” los agentes prefieren dolarizar carteras que mantenerse en moneda nacional. Este concepto es sostenido por Paul Davison cuando afirma que frente a la incertidumbre, los agentes ahorran dinero antes de gastarlo. La Argentina se caracteriza por ser una economía bimonetaria a partir de la política del golpe de Estado de 1976, donde las transacciones de bienes de alto valor se fijan en dólares, como inmuebles en centros urbanos, automotores de alta gama e incluso alquileres de viviendas de alto poder adquisitivo.

Frente a la incertidumbre, como es una corrida cambiaria y una aceleración en los precios, la mayoría atesora dólares por motivos precautorios, ya que preservan el valor de los ahorros puesto que la moneda argentina se deprecia. Tomando el lapso de enero a mayo de 2017, la Circulación Monetaria muestra que el descenso de la demanda de billetes y monedas es 2,7 veces mayor que en el mismo lapso de 2017. Esa situación muestra que el aumento del efecto riesgo por aumento de precios, produce una menor preferencia de dinero, ante la posibilidad de atesorar divisas que preservan su valor frente a las variaciones de precios y tipo de cambio.

Oferta de dinero

La Argentina, a partir del cambio de las metas de inflación a fines de diciembre de 2017, comenzó un proceso devaluacionista que tuvo repercusiones sobre los agregados monetarios. La devaluación produjo un aumento de dolarización y fuga de carteras que significó una caída de la oferta de dinero. El principal motivo es la restricción externa y falta de dólares en la economía. En el modelo estilizado de Krugman y Obstfeld vemos cómo la necesidad de dólares, por déficit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos, produjo una retracción en la demanda y en la oferta de dinero, generando un aumento de las tasas de interés de referencia.

La suba de la tasa de interés internacional generó la expectativa de una nueva devaluación. Este tema es abordado por Stockhammer (2010) quien explica que las desregulaciones financieras producen vulnerabilidades del sistema y que frente a shocks externos, causan crisis de las balanzas de pagos de los países receptores de flujos de capital financieros. Estos flujos, tales como los capitales que vinieron a la Argentina a realizar el carry trade, para conseguir altas tasas en dólares para después fugarse del país, pueden financiar las cuentas externas, pero ante shocks financieros y monetarios, como la suba de tasas de Estados Unidos y la profundización de los desequilibrios de la cuenta corriente, se van rápidamente del país, ante la falta de regulaciones a los flujos de capitales, produciendo devaluaciones abruptas que tienen repercusiones sobre los precios, el nivel de actividad económica y la solvencia del país.

El resultado es una inflación proyectada para todo el año con un piso de 35 por ciento.

inflacion-precios-consumo-brecha-entre-ricos-y-pobres

Causas

La imposibilidad de utilizar la tasa de interés para controlar el tipo de cambio es consecuencia de las debilidades estructurales de la macroeconomía. Cuando los inversores no aceptan los sucesivos aumentos de la tasa de interés para traer sus capitales a la Argentina es porque no están confiando en la capacidad de repago.

En la actualidad, la economía argentina tiene déficit en la cuenta corriente de la Balanza de Pagos y en las cuentas fiscales. En los períodos durante los que se llegaron a inconsistencias similares se produjeron crisis profundas que causaron cambios en la conducción del gobierno. Las necesidades de divisas y el financiamiento de las cuentas fiscales mediante endeudamiento externo en los años 2016-2018 incrementaron los ratios de deuda del 43,4 por ciento en 2015 al 58,7 por ciento del PIB en 2017. Se estima que con las sucesivas devaluaciones, el ratio deuda/PIB se ubicará en 82 por ciento en 2018.

La insustentabilidad financiera y la insuficiencias de divisas para pagar los intereses y capital de deuda en dólares, la fuga de capitales, la remisión de utilidades de trasnacionales a sus casas matrices y el atesoramiento de moneda extranjera por parte de residentes argentinos, hace que las necesidades de dólares para afrontar el déficit financiero y de la cuenta corriente, se conviertan en inmanejables. Por lo tanto, aún cuando la tasa de interés siga subiendo es esperable que los fondos y bancos extranjeros y locales alimenten la salida de capitales.

caputo-dujovne-ajuste

*Por Santiago Mancinelli para Página/12 / Foto de portada: Mariano Sanchez.

*Economista UBA, UNR.

Palabras claves: deuda externa, Dolar, economia, Inflación, Precios

Compartir: