El poroteo es la calle
Por Analía Fernández Fuks para La tinta
A las 10.20 de la mañana, con algunos despachos del día y con la aprobación de la licencia de la senadora María Eugenia Catalfamo, comenzó la sesión de debate y votación del proyecto de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) que obtuvo media sanción en la Cámara de Diputados el 14 de junio. Después de que hablaran los presidentes de las distintas comisiones, en la lista de oradores, se anotaron 54 senadoras y senadores para exponer sus argumentos en relación al proyecto.
Adentro del recinto el clima es denso, huele rancio, a argumentos de medioevo. Hay algunas tensiones e intercambios entre lxs mismxs senadorxs. Algunos chicaneos. Afuera, en las calles, a pesar del cielo gris y la humedad de una lluvia que amenaza constantemente con empapar la fiesta, el ambiente es de mate, pelos verdes, párpados verdes, risas verdes, pelucas verdes, pañuelos verdes. Verde bien verde.
Los cantos, las charlas, los abrazos, las cervezas que malabarean para pasarse sin caer al piso. Desde ayer a la noche, carpas y puestos están distribuidos a lo largo de Avenida de Mayo y sobre Callao. Hay choripanes y fernet aún antes del mediodía. Algunas vendedoras colgaro el cartelito que dice: “Se aceptan tarjetas de crédito y de débito”. Sonríe cuando le preguntan si es verdad y afirma. La inflación también, claro, llegó a las movilizaciones.
La Campaña organizó tres escenarios y cuatro carpas donde a lo largo del día hay debates, intercambios y música en vivo. En la carpa «Alieda Verhoeven», dos militantes históricas, Elsa Schvartzman y Norma Chaparrone hablan distendidas. Todavía no empezaron las actividades preparadas por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. “Hay que mirar la calle. Esta ley es un punto de inflexión en la política. El recambio está asegurado con estas jóvenes”, dice Chaparrone, activista y defensora de derechos de mujeres y niñxs. Elsa la escucha hablar y sonríe. “Las votaciones pueden ser variadas pero nosotras hemos ganado. No nos van a calmar, no nos van a callar, no nos van a ganar. Nosotras estamos en las calles y nuestros números son estos”, reflexiona. Un tercer ojo verde brillante le enciende la frente.
Sofía Franef camina con la cara llena de glitter por avenida de Mayo junto con su mamá. Vino en uno de los tantos micros que ella misma organizó desde la Coordinadora por el Aborto Legal de Bahía Blanca. Dos días antes, Sofía no sabía si iba a tener la chance de venir. Fue una de las cinco detenidas en su localidad mientras hacía una pintada con sus compañeras en el baldío durante la noche del 6. Estuvieron diez horas en un calabozo a la intemperie, después las trasladaron a la comisaría. El movimiento feminista de Bahía se manifestaba afuera pidiendo su liberación. Hoy, mientras esperan que el juez decide si caratula el hecho como delito o contravención, Sofía celebra poder estar acá. “Es un día histórico, no me lo quería perder, se los dije a mis amigas en el calabozo, pero lo dije en voz bajita, mirá si escuchaba una policía y no me dejaban venir…”, dice Sofía que tiene veinte años y estudia historia. La madre la abraza.
La lluvia ya no es una amenaza, es una certeza que se obstina en caer con constancia sobre el centro porteño. Las caras empiezan a llenarse de manchas verdes de purpurina corrida, aparecen los pilotos por sobre la ropa, los paraguas se abren. Frente al hotel BAUEN hay instaladas varias organizaciones nucleadas en una convocatoria Radio Rancho Fuego Abierto. Uno de esos colectivos reunidos es el Lesbi Corx Aborterx de CABA que con la melodía de Bruta Ciega Sordomuda de Shakira entona: “Porque mi aborto no entiende de debate, religiones, ¡tenemos cuerpos gestantes y tomamos decisiones! / Entonemos para Diana Sacayán / dediquémosle esta ley con corazones/ el travesticidio tiene que acabar / si no dejan de matarnos, morirán cabrones!”.
Por la puerta del hotel sale la periodista y política chilena, Beatriz Sánchez de Chile, que fue candidata a presidenta en las elecciones del 2017, donde salió tercera con un veinte por ciento de los votos. Camina junto al diputado del partido Socialismo y Libertad de Brasil, Jean Wyllys y con la diputada de Avancemos País de Paraguay, Rocío Casco. Lxs tres están en el país acompañando el proceso de tratamiento parlamentario del proyecto de interrupción voluntaria del embarazo. “Estar participando de esta movilización tan masiva es muy importante porque hay una sensación continental de apoyo y de ir aprendiendo de las experiencias que pueden ser comunes”, analiza y asume que mira con envidia la capacidad de movilización que hay en este país. “Me sorprende la capacidad de sacar con una pañoleta verde a millones de mujeres en las calles y presionar a sus parlamentarios para que tomen una u otra posición más allá del resultado. La presión popular es muy interesante. Lo importante es la despenalización social del aborto”, reflexiona.
Adentro, la rosca, los números, los proyectos que aparecen como alternativos al que llegó en Diputados, las posibles modificaciones, el pedido de la presidenta del Senado Gabriela Michetti para que todo termine antes de las 22 hora y que huele a deseo de desmovilizar, los diputados que tienen dos discursos armados, lo que atrasa, lo que no cierra. Pero afuera, es otra cosa.
Debajo de la lluvia, la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito convoca a un pañuelazo general en todos los escenarios y las carpas a las 19 horas. “¿Quieren poroteo? El poroteo está en la calle”, dicen desde el micrófono y agitan a que la gente siga llegando a los alrededores del Congreso.
*Analía Fernández Fuks para La tinta / Fotos: Eloísa Molina para La tinta.
