Llegar a Gaza, un naufragio sin fin

Llegar a Gaza, un naufragio sin fin
8 agosto, 2018 por Tercer Mundo

Desde 2010, la Flotilla de la Libertad intenta arribar a la Franja de Gaza con ayuda humanitaria pero Israel se lo impide.

Por Lucio Garriga y Juan I. Aréchaga para L’Ombelico del Mondo

Septiembre de 2016. La ex coronel estadounidense y abierta opositora a la guerra de Irak, Ann Wright, se apresta a leer la lista de mujeres que navegarán desde Barcelona a la Franja de Gaza, con el objetivo de romper el bloqueo que Israel impuso en 2007. De las más de 50 activistas pro Palestina que se sumaron a la campaña, solo viajarán 13 mujeres, ya que una de las embarcaciones dispuestas no podrá utilizarse. La tripulación escogida, que navegará en el Zaytouna -un velero de 14 metros de eslora-, cuenta con la premio Nobel de la Paz irlandesa Mairead Maguire, la parlamentaria neozelandesa Marama Davidson, la política sueca Jeannette Escanilla, la diputada argelina Samira Douaifia y la fotógrafa española Sandra Barrilaro. Todas ellas saben que se avecina una tempestad en la ruta trazada, pero ese no es su principal miedo. El recuerdo del arribo de la armada israelí al buque de bandera turca MV Mavi Marmara, en la misión de la Flotilla por la Libertad de 2010, en el que murieron  diez activistas turcos y por el que Israel y Turquía rompieron relaciones diplomáticos por seis años, es el peor escenario.

Una vez secas las lágrimas por las compañeras que quedaron en tierra, el Zaytouna zarpó el 14 de septiembre de la costa barcelonesa. Previamente, todas las tripulantes recibieron un curso de resistencia no violenta que conllevó un simulacro de abordaje. Las arribaron a los gritos y con pistolas, las llevaron esposadas a un sótano y les hicieron un interrogatorio en las condiciones que suele hacerlo la armada israelí. Fue entonces cuando las menos experimentadas tomaron plena consciencia de los riesgos de la travesía. La Flotilla por la Libertad en su sexta edición buscó asegurarse demostrar que se trataba de una misión humanitaria y pacífica; incluso la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, envió una carta a la embajada de Israel para reclamarle la protección y libre circulación del Zaytouna.

Tras nueve días de navegación, el Zaytouna amaneció a poco más de 100 millas de la costa de Gaza. Era un día de calor insoportable. Las tripulantes se habían preparado desde las cinco de la mañana, en tanto que entraban a la zona donde Israel había abordado a las misiones anteriores. Las navegantes, sin embargo, mantuvieron el clima de tranquilidad y compañerismo que caracterizó el viaje. En Gaza, los palestinos las esperaban con una carpa y todo lo necesario para un festín. Luego de algunas horas navegando hacia el este, en dirección a Gaza, el Zaytouna se encontró a 70 millas de la costa. Por primera vez, el desembarco en tierra palestina les parecía posible.

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De repente, a las 4 de la tarde, a tan solo 36 millas de la costa, la ilusión se derrumbó. Se cortaron las comunicaciones del velero y todas supieron del inminente arribo de la armada israelí. Por el norte, el sur y el oeste llegaron las lanchas israelís que arribaron al Zaytouna. Esta vez, ante la gran atención internacional que tuvo el naufragio del Zaytouna, la armada de Israel buscó mostrarse protocolar y diplomática. Es más, escoltaron el velero hasta Asdod, base militar israelí cerca de Tel Aviv, donde arribaron a los 2 de la madrugada. Luego de permanecer detenidas en prisión alrededor de un día, las tripulantes del Zaytouna fueron deportadas.

“Esa misión tuvo un componente muy romántico y tuvo una gran repercusión en Gaza, que es lo que verdaderamente importa, porque no importa que nosotras naveguemos, no importa que seamos asaltadas y secuestradas, lo que importa es el bloqueo de Gaza y la ocupación de Palestina; lo nuestro es una anécdota”, describe a L’ Ombelico del Mondo la fotógrafa española y vocera de Rumbo a Gaza, Sandra Barrilaro, dos años después de aquel viaje. Y destaca esa sexta misión de la Flotilla por la Libertad a raíz de que en esos años se produjo la migración masiva de refugiados sirios hacia Europa, por lo cual “el mundo se había olvidado de Gaza y de Palestina en el medio del caos de los países de alrededor. La población de Palestina se sentía olvidada y los testimonios que tenemos nos decían que había una gran fiesta esperándonos y que los pesqueros habían salido con los barcos, supuso para ellos un gesto de esperanza”.

2018, una nueva misión

A finales de mayo de este año, desde el puerto noruego de Bergen partió una nueva Flotilla por la Libertad compuesta por cuatro barcos, tres de bandera sueca, entre ellos el Freedom (Libertad, en inglés) y el Falestine (Palestina, en árabe), y uno noruego, el Al Awda (El Retorno, en árabe). El objetivo era, como lo es desde el 2010, llegar hasta la Franja de Gaza en Palestina, un territorio de 385 kilómetros cuadrados costero del Mar Mediterráneo, gobernado por el grupo islámico -y terrorista para gran parte de la comunidad internacional- Movimiento de Resistencia Islámico (Hamás), y bloqueado por aire, tierra y agua desde el 2007 por el Estado de Israel.


Durante su viaje, los cuatro barcos lograron recorrer 5000 millas náuticas y desembarcar en 28 puertos de Europa pero no pudieron cumplir su misión: el domingo 29 de junio, el barco Al Awda fue interceptado por la Armada israelí y este sábado tuvo el mismo destino el Freedom. La tripulación, compuesta por más de 30 hombres y mujeres, luego de ser detenida, en su mayoría fue deportada hacia los países de orígenes de cada integrante. El español Francisco Canales, segundo oficial a bordo del Freedom, rechazó firmar su deportación y deberá enfrentar un juicio penal en Israel.


La Flotilla por la Libertad es una coalición internacional compuesta por campañas e iniciativas de 14 países diferentes, entre los que se encuentra Canadá, Nueva Zelanda, Sudáfrica, Noruega, España, Suecia, Francia, Italia y Malasia, entre otros. Sus fundadores fueron la Coalición Europea Contra el Bloqueo a Gaza, Barco a Gaza Grecia, Barco a Gaza Suecia, la organización islámica turca IHH (Insani Yardim Vakfi), la Campaña de Solidaridad con Palestina y el Movimiento Gaza Libre, que en el 2009 comenzaron a trabajar para enviar el primer barco al año siguiente.

Su objetivo es romper el bloque que rige sobre la Franja de Gaza desde el 2007 desde el mar y, según la página de Rumbo a Gaza -una organización española- sus “acciones contra el bloqueo siempre están regidas por los principios de no violencia y resistencia pacífica”. “Pedimos y presionamos a los gobiernos de todo el mundo para que actúen contra este bloqueo ilegal y, al mismo tiempo, apoyamos diversas formas de lucha pacifista adoptadas por el pueblo palestino contra la opresión y la injusticia”, dice Barrilaro, y agrega que continuarán con el trabajo “hasta que se levante el bloqueo a Gaza, finalice la ocupación y se recobren todos los derechos del pueblo palestino”.

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Barrillaro denunció también que la intercepción israelí del barco Al Awda el pasado 29 de junio se realizó a “42 millas de la costa de Gaza en aguas internacionales” y que fue “un asalto violento” que contó con “12 buques militares, drones y pistolas Taser”. “En el barco viajaban 22 personas de 18 nacionalidades diferentes que fueron secuestradas y encarceladas en Israel”, afirmó. Además, aseguró que desde en el 2010 todas las misiones tuvieron el mismo desenlace: la intercepción israelí en aguas internacionales, el arresto de todos los integrantes y las deportaciones correspondientes.

El primer viaje se realizó en el 2010 con la participación de más de 750 personas de 40 países de todo el mundo en seis buques y con el envío de más de 10.000 toneladas de ayuda humanitaria. El viaje fue el más violento de todas las misiones realizadas hasta el momento, porque el 31 de mayo el buque MV Mavi Marmara, con tripulantes turcos en su mayoría pero bajo la bandera de Comoras y de propiedad de la organización IHH, fue atacado por las Fuerzas Armadas de Israel en aguas internacionales con un saldo de diez muertos, uno de ellos en el hospital al que lo trasladaron, y más de 50 heridos. El hecho significó una condena internacional contra Israel y una escalada en las relaciones con Turquía.

En L’ Ombelico, Barrillaro aseguró que los ataques sistemáticos de Israel a todas las Flotillas de la Libertad demuestran “la impunidad” con la que cuenta para “saltarse sistemáticamente la legalidad internacional”. “Es el país que más resoluciones tiene incumplidas de las Naciones Unidas”, sostuvo. Entre las resoluciones aprobadas por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) incumplidas por Israel, que se remontan a decenas de años, se puede destacar la aprobada por el Consejo de Seguridad el 23 de diciembre de 2016, que “reafirma que el establecimiento de asentamientos por parte de Israel en el territorio palestino ocupado desde 1967, incluida Jerusalén Este, no tiene validez legal y constituye una flagrante violación del derecho internacional y un obstáculo importante para el logro de la solución bi-estatal y la instauración de una paz genera, justa y duradera”.

“Israel continuamente se salta la legalidad internacional, asaltó estos barcos en misión pacífica con ayuda humanitaria y el resultado de todo esto es que a Israel no le pasa factura a nivel político ni diplomático”, afirmó Barrillaro, y expresó que a Israel se lo trata “como el niño caprichoso y mimado de la comunidad internacional”. “Si cualquier otro país de la cuenca del Mediterráneo hubiera asaltado un barco que llevaba ayuda humanitaria en una misión pacífica, con bandera Noruega y con 22 personas de 18 nacionalidades, hubiera sido un escándalo”.

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En el 2011, la Flotilla por la Libertad realizó su segunda misión, pero tampoco pudo llegar a la Franja de Gaza. Los buques que la componían fueron bloqueados por Grecia durante su trayectoria y tuvieron que volver a sus países de orígenes. Los organizadores del viaje denunciaron que la prohibición de las autoridades griegas significó “la extensión del bloqueo naval israelí al resto del Mediterráneo, vulnerando varios países de la Unión Europea”. En el 2012, el velero Estelle partió desde el norte de Europa, atravesó puertos en el Báltico, Atlántico, Cantábrico y Mediterráneo y fue interceptado por Israel en aguas internacionales. Dos años después, en el 2014, cambió la lógica y la Flotilla quiso denunciar el bloque que pesa sobre Gaza partiendo desde el enclave palestino hacia Europa con productos autóctonos para comerciar durante la travesía. La misión no se pudo llevar a cabo porque el Ejército israelí bombardeó la embarcación durante la operación Margen Protector, y la destruyó.

Según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina en Oriente Próximo (UNRWA, en inglés), el bloqueo que israelí impone sobre Gaza, donde viven 1,9 millones de personas, y de los cuales 1.300.000 son refugiados palestinos, “supone una violación masiva de los derechos humanos de la población”. La tasa de desocupación del enclave costero es del 42% y la pobreza llega hasta el 39% de la población. Más del 90% del agua está contaminada y los habitantes solo reciben entre cuatro y cinco horas de electricidad por día. La crisis social es tan profunda que el coordinador humanitario de la ONU, Robert Piper, advirtió que a partir del 2020 la Franja de Gaza podría ser “inhabitable” para el ser humano.

Pese a la frágil situación, Barrillaro aseguró que la Flotilla por la Libertad en el futuro organizará nuevas travesías para lograr terminar un viaje que, por ahora, no tiene fin.

*Por Lucio Garriga y Juan I. Aréchaga para L’Ombelico del Mondo

Palabras claves: Franja de Gaza, Palestina, Solidaridad

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