«Por una educación que nos enseñe a pensar y no a obedecer»

«Por una educación que nos enseñe a pensar y no a obedecer»
8 agosto, 2018 por Redacción La tinta

Docentes autoconvocadxs de la Provincia de Córdoba escribieron una carta abierta para repudiar la persecución en escuelas públicas y privadas a docentes que defienden la legalización del aborto.

«mientras existan maestrxs de pie,
no habrá pueblos de rodillas.
Por una educación que
nos enseñe a pensar, y no a obedecer».

Quiénes escribimos esta nota

Somos docentes que trabajamos en escuelas públicas y privadas confesionales subvencionadas por el Estado, de la Provincia de Córdoba. Queremos manifestar nuestro rechazo a las prácticas que vienen llevándose a cabo en diversos establecimientos educativos, contrarios al derecho de acceso a la información y a la libertad de expresión tanto de estudiantes como de docentes. Decidimos mantener nuestra identidad resguardada porque nuestras actuales condiciones materiales de existencia no nos permiten poner en riesgo nuestra fuente de trabajo. Sin embargo, no queremos que esta dependencia económica nos lleve al silencio. En la presente coyuntura, resulta de central importancia dejar registro escrito para que pueda ser visibilizado este asunto en el cual nos vemos vulneradxs como trabajadorxs y como personas, y por el cual percibimos un atentado contra la integridad de nuestrxs estudiantes.

Cuáles son las prácticas que se están llevando a cabo en las escuelas subvencionadas que resultan persecutorias tanto para docentes como para estudiantes

Durante los últimos meses, hemos asistido, a nivel social, a un proceso de profundización del debate en torno a la legalización y despenalización del aborto. Luego de atravesar a lo largo de muchos años calles, plazas, canales televisivos, radios, universidades y sectores de atención a la salud, finalmente llegó al Congreso Nacional y se hizo oír. Las escuelas no permanecieron exentas de este debate. Quienes habitamos las aulas día a día bien sabemos que lxs estudiantes preguntan y se preguntan sobre la realidad que les rodea, opinan y se posicionan de acuerdo a sus convicciones.

En este contexto, en lugar de propiciar un debate respetuoso e informado, la respuesta de muchas escuelas confesionales ha sido la de anular, sancionar, e invisibilizar una de las posiciones de esta discusión: la que defiende la vida y la decisión de las personas que deciden interrumpir un embarazo no deseado y exige políticas públicas acordes para no seguir engrosando las cifras de mortalidad. Con el pretexto de “ser una escuela católica” defienden prácticas persecutorias y hostiles contra estudiantes y docentes, como si tal motivo fuera suficiente para invalidar dinámicas básicas de la vida democrática.

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(Imagen: Colectivo Manifiesto)

Algunas de las prácticas desarrolladas contra docentes y alumnxs fueron: impedir el acceso al establecimiento educativo por tener un pañuelo verde en la mochila, amedrentar a lxs alumnxs que los llevaban puestos (a través de agresiones orales como tratarles de “genocidas”, obligándolxs a quitárselos) o a lxs docentes (a través de agresiones y despidos, tal como fuera denunciado por dos profesoras en diferentes partes de la provincia), permitir campañas visuales pro-aborto-clandestino e impedir o sancionar campañas pro-aborto-legal, tomar asistencia a lxs alumnxs en las marchas que se autodefinen como “pro-vida”, impedir el acceso al sanitario en hora de clase a modo de castigo tras haber aparecido inscripciones apoyando el aborto legal, siendo el único lugar que algunxs estudiantes encuentran como espacio propicio para expresar las ideas que la institución reprime en pasillos, aulas y recreos. Estas prácticas fueron ejercidas tanto por parte de docentes a título individual como por parte de directivos, y en todo caso han recibido el apoyo institucional tácito al hacer «la vista gorda» o bien inhabilitando los reclamos de lxs estudiantes.

En otros casos, se desarrollaron prácticas persecutorias previa posibilidad de manifestarse a favor de la legalización. Aquí las advertencias y amenazas han sido el vehículo de la persecución política. Lxs docentes hemos sido advertidxs tanto en reuniones de personal como en Jornadas de Plan Nacional de Formación Permanente de que no debemos expresar si tenemos una posición favorable a la despenalización con el argumento de que ese posicionamiento no se encuentra contemplado en los preceptos de la educación católica (en escuelas confesionales). En esta sintonía, se solicita que todx educador/a se expida “en defensa de las dos vidas” y “defendiendo la vida desde la concepción” y se invade todo canal comunicativo disponible para difundir esta postura (listas de e-mails, grupos de whatssap, espacios de saludo a la bandera o de celebraciones religiosas y actos patrios, juntada de firmas, sala de profes, etc.).


En su conjunto, estas prácticas vulneran a lxs adolescentes al acercarles solo información sesgada y unidireccional y al desinformar en torno a prácticas anticonceptivas, derechos sexuales y (no) reproductivos. Además, violentan a las jóvenes embarazadas, tanto al sugerir que son asesinas si no se encuentran dispuestas a continuar el embarazo, como al invadir la privacidad cuando por ejemplo publican cuestiones íntimas tales como que “una alumna está esperando el resultado de análisis de sangre ante sospecha de embarazo” señalándola con nombre y apellido en jornadas y reuniones docentes, con una evidente pretensión de abordar el asunto de manera institucional.


Por último, este tipo de dinámicas atenta contra el derecho a la libertad de expresión, y pretende imponer una única forma de transitar la fé cristiana, negando la existencia de diversas voces que desde ese lugar defienden el derecho a las personas con capacidad de gestar de decidir sobre sus cuerpos, como por ejemplo la de Católicas por el Derecho a Decidir, el cura Francisco Paco Oliveira, por mencionar solo algunas.

Las prácticas persecutorias hacia las personas que se expresan (o podrían expresarse) a favor de la legalización del aborto no son novedosas, y tienen sus antecedentes inaceptables en otras experiencias relacionadas al ejercicio de los derechos sexuales y (no) reproductivos. En el marco de la Educación Sexual Integral (ESI), algunas escuelas confesionales seleccionan material gráfico e informativo altamente nocivo, por ejemplo de la Editorial Logos, en cuyos libros y manuales se omiten temáticas tales como las identidades de género, el aborto, las orientaciones sexuales y en cambio, se enfatizan actitudes homo-lesbo-trans-odiantes y se afirman cuestiones como que “la abstinencia es un método de anticoncepción legítimo y efectivo”. Tal editorial ha sido fuertemente criticada antes de su implementación y sin embargo, en estas instituciones, obligan a lxs estudiantes a adquirir los materiales que producen a precios elevados y a utilizarlos en espacios de ESI.

En el marco de Jornadas de Formación Docente, tales como el PNFP, se dedican horas a la imposición de posturas anti-aborto-legal pues allí se entrega a lxs docentes textos argumentativos en contra de la legalización, se proyecta material audiovisual sobre el tema (cuya selección evidencia un claro sesgo anti-aborto-legal) y se abre un falso debate que, en realidad, solo consiste en un espacio donde lxs directivos, equipo pastoral y catequistas vigilan las opiniones y el accionar del cuerpo docente. En los PNFP, además, se reza el padre nuestro y otras oraciones en un tiempo en que se supone deberíamos estar formándonos como funcionarixs de la educación estatal.

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Docentes cordobesas echadas luego de manifestarse a favor del aborto legal. (Imagen: Colectivo Manifiesto)

Nuestros derechos como personas y como trabajadoras, o lo que deseamos como trabajadorxs de la educación

Somos trabajadorxs de la educación y creemos fuertemente en su potencia como herramienta para el cambio social hacia una sociedad más justa. Consideramos que una formación educativa íntegra solo puede ser llevada a cabo en un ambiente propicio para el respeto a la diversidad de voces, de cuerpos, de autopercepciones y de pensamientos. Buscamos ejercitar lecturas críticas, otorgarles a lxs estudiantes los conocimientos y herramientas necesarias para que puedan construir su visión y fundamentar sus opiniones, para que desarrollen su autonomía. La libertad de expresión en el marco de la defensa de los derechos humanos nos parece un eje fundamental para un pleno ejercicio de la libertad de lxs sujetxs a quienes acompañamos en el trayecto educativo.

Las situaciones aquí descriptas dan cuenta de la urgente necesidad de separación entre la Iglesia y el Estado. La existencia de instituciones educativas confesionales no habilita el incumplimiento absoluto de las leyes para el territorio cordobés y argentino como la obligatoriedad de las Jornadas contra la violencia de Género y el espacio cuidado y responsable para la aplicación de la ESI. No debemos olvidar que se trata de escuelas que, más allá de su orientación religiosa, reciben fondos públicos.

Censurar, prohibir y castigar a quienes defendemos la legalización del aborto en las escuelas no impedirá que los abortos sigan ocurriendo y seguiremos reivindicando nuestro legítimo derecho a la información y a la libertad de expresión tanto de docentes cuanto de estudiantes. Exigimos la separación definitiva entre la Iglesia y el Estado y políticas públicas acordes a esta demanda. Percibimos la escuela como un lugar donde se debe poder alojar la diversidad propia del tejido social y por eso seguiremos expresando las inconformidades ante los avances de lxs antiderechos en nuestras aulas.

Dos relatos de trabajadorxs de la educación de la Provincia de Córdoba

Trabajo en una escuela pública donde se habla de aborto porque se escuchó y tuvo lugar la demanda de las estudiantes. Fueron ellas, organizadas, abriendo la cancha, quienes querían que se hablara de aborto en la escuela. Hubo talleres, debates y se escucharon las distintas miradas. Entre los/as estudiantes no hubo conflictos. El debate se dio en el marco de la convivencia, en sus mochilas llevan los dos pañuelos, el verde y el celeste. En la escuela se enseña sobre la convivencia desde un enfoque de derechos humanos. En este marco, dos familias se quejaron de los talleres de aborto en la escuela. Cada vez fueron subiendo su queja por la jerarquía institucional y ministerial. Primero con la directora, luego con el inspector y después con la dirección general de educación. Me pregunto ¿Por qué les molesta que en la escuela se lleve a cabo la democracia? ¿Por qué les molesta que en la escuela también esté presente el debate social y feminista? El fanatismo de los sectores antiderechos, conservadores y religiosos en escuelas públicas también está presente. No sólo entre las familias, también entre los/as docentes y la jerarquía institucional dependiente del Ministerio de Educación de la Provincia de Córdoba.

Quizás sea más difícil que docentes de escuelas públicas corramos el riesgo de perder el trabajo por hablar de aborto, pero sí recibimos condicionamientos y debemos dar explicaciones por escrito mediante proyectos y planificaciones cuando queremos hablar de aborto. Los mecanismos de control y disciplinamiento son más sutiles pero también están. Por ejemplo: si como docente de la escuela quiero hablar “por fuera” de la escuela sobre el aborto, me piden que no nombre a la escuela en la que trabajo. Me dicen que yo no represento a toda la escuela y eso es cierto pero ¿por qué me dice eso la directora? Todavía estamos en tiempos donde la directora de una escuela pública tampoco puede hacer explícito su posicionamiento a favor del aborto.

La docente, nacida en democracia, le dice a la directora que atravesó su juventud en tiempos de terrorismo de estado: ¿a qué le tenés miedo? ¿Pueden dos familias pertenecientes al sector antiderechos tener más poder que un Estado que debe garantizar que en las escuelas haya Educación Sexual Integral? Cuando los sectores religiosos se rebelan contra el Estado de Derecho, nos debe quedar claro que la ESI y el aborto como problema de salud pública, son asuntos de las políticas estatales. Las creencias religiosas no tienen que entrar en los asuntos estatales.

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Foto: M.A.f.I.A

“Amanecieron las paredes pintadas de la escuela: “Libertad de expresión”, “Subvertir el paradigma patriarcal”, decían algunas. Días atrás, la dirección había prohibido el uso de los pañuelos, del color que sea, durante casi una jornada escolar. “Me invitaron respetuosamente a que guarde en mi mochila mi pañuelo verde, porque a un grupo de estudiantes le molestaba”, comentó una alumna. “Es como Boca y River. No se puede venir con remeras de equipos de fútbol a la escuela para evitar problemas, tampoco con el pañuelo verde ni el celeste”. Punto.

Pero no quedó ahí, ese día se presentaron dos padres a pedir explicación a la dirección. Y al final de la jornada, sonó el teléfono de la escuela desde Inspección: “Lxs estudiantes pueden llevar sus pañuelos a la escuela, pero que estudien”. Sin embargo, la noticia no llegó a todxs, o algo quedó desencajado. Y la escuela amaneció pintada. Ese acto hizo que todo cambiara, de repente, la legalización del aborto volvió a ser un tema que se escuchó en los pasillos y sala de profesorxs, durante un puñado de días, hasta que lo volvió a devorar el silencio.

Durante esos días, remolinos avalancha de palabras, valoraciones, acusaciones, pasiones, insultos. Muchxs docentes embravecidos abiertamente por esos “hechos bandálicos”: “¡Cómo van a pintar las paredes!”, “¡La escuela no es un lugar para hablar del aborto!”, “Es un tema muy politizado”. Otrxs docentes, contentos y apesadumbrados silenciosamente, al entender que algo pasaba en la escuela y esto llevó a que algunxs estudiantes gritaran en las paredes. Pero la mayoría no vio eso, ni docentes, ni estudiantes, ni madres, ni padres, ni directivos: solo “bandalismos”.

¿Qué pasa en una escuela donde las paredes gritan? ¿Qué pasa en una escuela donde lxs docentes se insultan entre sí? ¿Donde la Dirección da valor a los dichos de madres y padres que, sin evidencia, piden hacer actas para señalar que a docentes que supuestamente “arengan”, “sublevan” y “adoctrinan” a sus hijxs? ¿Qué pasa en una escuela donde durante todo el año no se trabajó ni una sola vez la legalización del aborto con lxs estudiantes ni con lxs docentes?, y solo quedó relegado a lo que cada docente pudo hablar sigilosamente o a escondidas de la Dirección cuando unx estudiante preguntaba curiosx: “¿Usted está a favor o en contra del aborto?”. Esas palabras invitaban a conversar, en la intimidad del aula. Sin levantar polvareda, es que desde la Dirección, la bajada había sido: “Si los chicos preguntan, díganles que luego lo abordaremos en una Jornada, el aula no es el lugar”. Pero la Jornada nunca llegó.

Al día siguiente de la pintada, cuatro estudiantes se presentaron arrepentidxs por haber pintado, y fueron amonestados. Sin embargo, se sigue escuchando entre los pasillos de la escuela hablar a los docentes: «Seguro que hay un adulto por detrás», “Son palabras muy elaboradas para estudiantes”.

…y si observamos atentxs en el recreo, podemos ver en las mochilas de algunx estudiantes, pañuelos verdes en el viento.

* Por Docentes autoconvocadxs contra la persecución en las escuelas a quienes defendemos la legalización del aborto

Palabras claves: educación sexual, legalización del aborto

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