“En la Cuba revolucionaria solo existe un camino: el socialismo”

“En la Cuba revolucionaria solo existe un camino: el socialismo”
13 agosto, 2018 por Leandro Albani

La tinta entrevistó a Javier Salado Villacín, periodista y editor de Resumen Latinoamericano en Cuba sobre el proceso que se abre en el país con la nueva Constitución.

Por Leandro Albani para La tinta

Este lunes, coincidiendo con el cumpleaños 92 de Fidel Castro, el pueblo cubano inicia un profundo debate en todo el país sobre la propuesta de reformas a la Constitución, que se extenderá hasta noviembre. A partir de ese mes, las iniciativas serán debatidas en la Asamblea Nacional cubana, tras lo cual se realizará un referéndum para votar la nueva Carta Magna, que debe entrar en vigor para el 24 de febrero del 2019.

Para analizar este proceso que comienza en Cuba y que definirá el futuro de la isla para las próximas décadas, La tinta entrevistó, vía correo electrónico, Javier Salado Villacín, periodista y analista internacional, editor de Resumen Latinoamericano en Cuba.

—¿Qué significa la nueva Constitución para la sociedad cubana?

Para poder comprender a fondo el significado histórico social del actual proceso de Reforma Constitucional en Cuba se hace necesario acudir a los antecedentes de la historia constitucional del país en los últimos años. En octubre de 1940 entra en vigor en Cuba la Constitución más avanzada para la época en América Latina. Esto fue posible en un escenario político signado por el enfrentamiento al fascismo a escala mundial y el avance de las luchas y reivindicaciones sociales en Cuba encabezadas por las fuerzas de izquierda nacionales. La Constitución del 40, como ha quedada recogida por la historia, se mantuvo vigente hasta el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 realizado por Fulgencio Batista, que se instauró como dictador absoluto, abolió la Constitución del 40 e impuso los “Estatutos Constitucionales”

Al triunfo de la Revolución Cubana en enero de 1959, el Gobierno Revolucionario aprobó de inmediato la Ley Fundamental de 1959, que reimplantó la Constitución del 40, y le añade reformas que le permitieran a la nueva revolución avanzar a etapas superiores en las conquistas sociales y populares recogidas en su programa. No es hasta pasados 17 años que dicha situación de provisionalidad es cambiada al ser discutida y aprobada por referendo popular la Constitución Socialista de 1976. Esta Constitución Socialista es sometida en los años venideros a algunos cambios dirigidos a ratificar el rumbo inalterable de la construcción del socialismo en el país.

Han transcurrido 42 años, los colosales cambios y transformaciones alcanzadas por la Revolución Cubana en casi todas las esferas de la vida, la necesidad de crear una base jurídica que garantice el marco legal para enfrentar la imperiosa necesidad de proyectar una sociedad aún mejor, alcanzar nuevos logros y vencer los retos actuales, unido a las modificaciones en el escenario mundial, indican que es el momento de debatir una reforma constitucional que permita la proyección en el siglo XXI de Cuba.

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El momento histórico, caracterizado por el relevo generacional en la conducción del país y por las realidades políticas, sociales y económicas actuales, novedosas y poco parecidas a las que enfrentó el proceso cubano en su primera etapa, enmarcan el significado histórico del debate y aprobación de una ley primera de la república.


Fidel Castro, en el concepto de revolución que nos legó a todos los soñadores del mundo, dijo que “Revolución es cambiar todo lo que deba ser cambiado”. Y es precisamente en esa línea de pensamiento transformador y revolucionario que se acomete en Cuba el proceso de reforma constitucional.


En múltiples ocasiones, Cuba ha recibido críticas por “dogmatismo” o por la extrema centralización de su economía, e incluso ha sido acusada en los últimos años de abandonar la senda del socialismo. Estas críticas provenientes sobre todo de la izquierda continental y mundial se encuentran ahora con la realidad de una Revolución triunfante, con un pueblo digno forjado en la resistencia, que soberanamente ha decidido cambiar todo lo que debe ser cambiado en cuanto a la Constitución, para el bien de todo un pueblo y en el camino indicado por José Martí: “Yo quiero que la ley primera de la República, sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.

—Las reformas de la Constitución referidas a la economía, sobre todo las que se refieren al mercado, generaron grandes expectativas y discusiones. ¿Existe el peligro de que a largo plazo Cuba se desplace hacia un modelo capitalista?

—El proceso histórico social en Cuba que tiene como hito el triunfo revolucionario de enero de 1959, se caracteriza por ser el resultado de las luchas desarrollados por los cubanos desde 1868. El derrotero de la Revolución Cubana fue una decisión única de los cubanos, y es el resultado de una larga lucha y altas cuotas de sacrificio y sangre en diferentes etapas. El socialismo no llegó a La Habana en las esteras de tanques de guerra de ningún país. La construcción del socialismo fue una decisión soberana del pueblo cubano. Debemos unirle una larga tradición antiimperialista con sólidas raíces en Cuba, nacida de las ansias imperiales norteamericanas hacia la isla que incluyen dos intervenciones militares. Fue Cuba el lugar donde el naciente imperialismo estadounidense en 1898 y durante más de la mitad del siglo XX, puso a ensayo su teoría del neocolonialismo.

Debemos sumar a estas realidades que la experiencia capitalista neocolonial en Cuba si alguna enseñanza dejó arraigada entre los cubanos, es que es impensable su retorno. La sociedad cubana no desea volver a tener casi un millón de analfabetos, la miseria en el campo, la desesperanza, el desempleo, las muertes por no tener asistencia médica, la más terrible explotación de sus hombres y mujeres, una flaca economía dependiente del vecino del norte y sobre todo la absoluta subordinación a los deseos y dictados de Estados Unidos.

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La burguesía cubana, durante la etapa capitalista, en su inmensa mayoría era simplemente administradora de propiedades e intereses foráneos. Escapaban de esta categoría una pequeña cúpula oligarca vinculada al azúcar, conocida como la “sacarocracia cubana”.

Es sobre esta base que la propuesta de reforma constitucional además de actualizar las relaciones que se materializan entre la base económica y la superestructura social, establece con claridad la proyección de desarrollo que tiene como objetivo-meta la construcción de un socialismo próspero y sostenible. En otras palabras, la nueva constitución-de ser aprobada por el pueblo- al igual que su antecesora ratifica el carácter socialista de Cuba.


En la propuesta se recogen conceptos no anteriormente refrendados como las formas de propiedad, incluyendo la cooperativa y la privada y la presencia del mercado. ¿Significa ello un paso atrás hacia el capitalismo? De ningún modo es que, en las actuales condiciones para poder alcanzar el objetivo-meta del socialismo, significa, entre otro elementos, considerar nuevas vías y métodos para lograr la socialización de la economía y la política en estamentos superiores a los actuales, fenómeno que demanda un profundo análisis sobre la reestructuración, reorganización y ordenación de las relaciones sociales y la distribución de las riquezas.


En otras palabras, 56 años de un cruel bloqueo económico y financiero por parte de Estados Unidos a la Revolución Cubana han traído un impacto sin precedentes en la vida cotidiana de la nación cubana, lo que unido a la desaparición de la Unión Soviética y del campo socialista europeo, principal mercado de abastecimiento de maquinarias, herramientas y todo tipo de suministros, y los naturales errores cometidos en el campo económico en un país pobre y carente de recursos energéticos y minerales, han traído como consecuencia una vida llena de carencias y privacidades para un pueblo solidario y digno, que ha sido capaz de resistir y mantener la confianza en el socialismo.

Pueden estar tranquilos los amigos de Cuba en todas partes del mundo: no existe posibilidad alguna de un desplazamiento de Cuba hacia el capitalismo. Solo existe un camino decidido por el pueblo que venció en las arenas de Playa Girón, logró enfrentar victorioso todo tipo de agresiones, coadyuvó al fin del colonialismo y el apartheid en África, y que a pesar de sus limitaciones económicas, hoy día tiene a más de 55 mil profesionales de la salud en 60 países. En la Cuba revolucionaria solo existe un camino: el socialismo.

—¿Cómo se define y plantea la propiedad privada en la nueva Constitución?

La propuesta de la nueva Constitución recoge que el sistema económico de Cuba mantiene como principios esenciales la propiedad social de todo el pueblo sobre los medios fundamentales de producción y la planificación. A lo cual se añade el reconocimiento del papel del mercado -bajo la regulación de la planificación- y de formas de propiedad no estatal, incluida la privada.

Las formas de propiedad propuestas son: socialista de todo el pueblo, cooperativa, mixta, de las organizaciones políticas y de masas, privada -la que se ejerce sobre determinados medios de producción de conformidad con lo establecido- y personal.

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Al establecer la propuesta con relación a la propiedad privada “de conformidad con lo establecido”, se refiere a las leyes y resoluciones que norman el desarrollo y ejercicio de la propiedad privada en Cuba. En la actualidad, existe la ley que ampara el trabajo privado o de “cuentapropistas”, o sea, trabajadores por cuenta propia, no dependientes del Estado. Esta ley legaliza unas 200 actividades privadas, incluyendo aquellas que para su desarrollo precisan de la contratación de mano de obra, sobre todo en el área de los servicios.


Cabe destacar que más de medio millón de trabajadores privados están en los momentos actuales laborando sobre la base de este concepto. La reforma constitucional lleva a la Ley Primera una realidad que le ha permitido a la economía estatal desentenderse de múltiples actividades, concentrando su esfuerzo en las líneas estratégicas de la economía y así, solo controlar el ejercicio de actividades que en la práctica le era muy difícil desarrollar o llevar adelante con la regularidad y calidad que el pueblo necesita y merece. 


Es de esperar que si es aprobada la reforma constitucional se debata una nueva Ley que amplíe la actual y regule las formas y métodos no solo para ejercer la actividad privada, sino su control y regulación por el Estado socialista.

—¿Cómo espera que sea la participación del pueblo cubano en los debates sobre la nueva Constitución?

—Recientemente, en una actividad social un amigo jurista de larga experiencia me aseguraba que no entendía la razón de llevar a consulta popular y debate la propuesta de reforma constitucional, si en definitiva el referendo que se realizará es jurídicamente una consulta popular. Me parece oportuno fundamentar mi respuesta a la pregunta que me haces con la valoración que le hice esa cálida tarde de verano a mi querido compañero.

Durante años –incluyendo los actuales- los adversarios (e incluso algunos amigos) han acusado a Cuba de falta de democracia y de violentar los derechos individuales. Los que vivimos en ella nos hemos acostumbrado tanto a este tipo de planteamientos que los acogemos con una sonrisa, y no los enfrentamos correctamente. ¡Están tan lejos de la cotidiana realidad!

Nos acostumbramos al estilo y método de Fidel, el “dictador” según sus enemigos, que era capaz de antes de tomar una decisión que afectara directamente la vida del pueblo, dedicar largas jornadas a explicar con meticulosidad la idea y las razones de las medidas a tomar, a la vez que escuchaba atentamente cada opinión. Ejemplo de ello fueron las reuniones con las mujeres y amas de casa en el Palacio de las Convenciones en medio de la dura crisis económica conocida como el “Periodo Especial”, para razonar con ellas la necesidad de acudir al ahorro de energía como fuente de ingreso de divisas fuertes, y la importancia de abandonar las cocinas de keroseno por otras más modernas y eficientes, las cuales junto a otros equipos de cocina serían suministrados por el Estado a precios accesibles y con crédito, entre ellos algo tan importante como cambiar por refrigeradores modernos los viejos y gastadores de energía que desde más de 40 años tenían las familias cubanas.

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Foto: Lee Lockwood

El entonces presidente cubano escuchó cada criterio, cada opinión y junto a aquel inédito concilio de mujeres ajustó las velas a la idea inicial y se tomaron las decisiones pertinentes. ¿En cuál país del mundo ocurre algo semejante?

Es preciso entonces destacar dos elementos para valorar justamente la participación de todo el pueblo cubano en el debate nacional sobre la propuesta de reforma constitucional. Primero, la inclusión de los cubanos que viven fuera del territorio nacional en el debate. Y segundo, la tradición de la Revolución Cubana de debatir, discutir los asuntos medulares del país con todo el pueblo, incluso los internos del Partido Comunista.


La participación de los cubanos residentes en el exterior en el debate del proyecto de Constitución marca un antes y un después en la política migratoria cubana, y demuestra la voluntad de la Revolución Cubana en realizar las modificaciones que sean necesarias en todas las esferas de la vida del país para perfeccionar la democracia socialista y participativa.


Desde 1978, el gobierno cubano ha promovido reuniones con grupos de emigrados para discutir asuntos que les atañen de manera específica. También se han tomado decisiones que abarcan a toda la emigración, como la autorización de las visitas en 1979, o a una parte de ella, como la reforma migratoria de 2013, que modificó el estatus de los migrantes a partir de esa fecha. Sin embargo, por primera vez se toma una decisión que comprende a todos los emigrados sin distinción y está referida a asuntos esenciales de toda la nación, como es el caso de la Constitución.

Tal gesto tiene un valor político enorme, en tanto refleja la voluntad de la Revolución Cubana por conectar a los emigrados de una manera más amplia con la vida nacional. Pero también establece precedentes legales, ya que se reconocen derechos en asuntos fundamentales, lo que les abre el camino para incidir o ser reconocidos en las normativas legales que se adopten en el futuro.

Será importante el número de emigrados que participen, pero, igual que hacia lo interno, lo más relevante será la calidad de los análisis y propuestas. En todo caso, una vez finalizado el proceso se contará con un material de una riqueza incalculable para comprender los puntos de encuentro de todos los cubanos, no importa dónde vivan, así como las políticas que más se avienen a sus criterios e intereses. Es un paso hacia la perfección de la democracia y eso nos beneficia a todos.

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La discusión del Proyecto de Constitución en todo el país tiene una bien definida tradición de consulta popular refrendadas en casi 60 años de Revolución Cubana, pero que toma en este caso el cariz de la más democrática participación en los asuntos inherentes a toda la nación. Este lunes 13 de agosto, coincidiendo con el 92 aniversario del nacimiento de Fidel Castro, comenzarán las reuniones de consulta y debate, organizadas en cada sector del país y hasta el último rincón de la geografía. Se imprimieron un millón de ejemplares de la propuesta, además de poder encontrarse en internet, en las semanas precedentes se prepararon dúos de especialistas que ejercerán de facilitadores en cada reunión. Se explicó recientemente que cada opinión y propuesta de modificación que plantee la población será recogida y sometida a valoración.


La experiencia de la discusión de los “Lineamientos de la Política económica y social para el periodo 2016-2021”es el antecedente más cercano al actual debate y discusión. En aquella ocasión, fueron propuestas más de un millón de adiciones, modificaciones o supresiones a la propuesta inicial, lo cual demuestra la amplia partición popular y ejercicio de la democracia socialista.


La consulta popular de la propuesta de la Constitución tendrá, sin lugar a dudas, una masiva participación, amplios debates y discusiones y recogerá los criterios y opiniones de cómo los cubanos queremos sea nuestra patria hacia el futuro.

—¿Cómo analiza los primeros meses del gobierno de Díaz-Canel y cómo observa este nuevo proceso político por parte de los cubanos y las cubanas?

—Han pasado más de cien días desde que fue elegido al actual presidente Díaz-Canel. En este corto periodo duros fenómenos climatológicos han azotado al país y recrudeció el enfrentamiento entre el sur y el norte, principalmente en la región, lo que caracterizó la esfera internacional.

Díaz–Canel ha mostrado un estilo y métodos de trabajo y dirección ágiles, novedosos y sumamente populares. Se le ha visto dando el pecho a las adversidades del clima, hablando con los damnificados in situ y en tiempo real, convenciendo, buscando soluciones y no haciendo promesas vagas, sino con la verdad en la mano y escuchando las opiniones del pueblo, mientras que traza soluciones junto a ellos.

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A su vez, participa en visitas gubernamentales a todas las provincias donde dialoga con los obreros y trabajadores, de compañero a compañero y debate con dirigentes en busca de dinamizar la economía y encontrar soluciones a las limitaciones de la población. Con modestia y firmeza ha ido dando un vuelco al trabajo de ministros y dirigentes, dinamizando las estructuras de toma de decisión, y paralelamente prioriza el control sobre la gestión gubernamental.

Son muchos los retos para el joven presidente, que se va ganando su espacio político popular y ha demostrado inteligencia, modestia, capacidad de trabajo y sobre todo saber escuchar los criterios de los hombres y mujeres de a pie. Uno de los retos principales que enfrenta es la inmovilidad de pensamiento, la poca capacidad dialéctica y el rechazo al cambio en una cierta cantidad de cuadros y dirigentes: cómo educarles, cómo lograr que comprendan las modificaciones imprescindibles en los métodos, estilos y mentalidad a la hora de conducir las áreas de responsabilidad de cada uno en las condiciones actuales. Es una ardua tarea que esperamos sepa cumplimentar.

La inmensa mayoría del pueblo cubano tiene puestas sus esperanzas en el presidente Díaz-Canel y se sienten muy orgullosos de que un joven sencillo, de pueblo y muy talentoso como lo son muchos cubanos, tenga en sus manos la conducción del país, con la oportunidad única de recibirla de la generación histórica, especialmente del general de ejército Raúl Castro.

*Por Leandro Albani para La tinta

Palabras claves: Constitucion, Cuba, debate

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