«Fue víctima de un enemigo que le hizo creer que usted es de otra clase»

«Fue víctima de un enemigo que le hizo creer que usted es de otra clase»
3 julio, 2018 por Redacción La tinta

«Yo voté a Macri, no tengo ninguna ideología con los K (…) Tengo un legajo intachable: nunca hice una retención, nunca hice un paro, nunca acompañé a ningún compañero, y estoy despedida», decía Claudia, trabajadora cesanteada de Télam, a las cámaras de C5N. Sus palabras provocaron la respuesta de otro trabajador despedido de la Agencia Nacional de Noticias.

Por Pablo Isi

Señora despedida de Telam que NO es K y que nunca hizo paro:

Lamento conocerla en una circunstancia tan angustiante para Usted. También lo es, y mucho, para nosotros, los Peronistas, los que siempre hacemos Paro porque aprendimos a defender nuestros derechos, y cuando digo nuestros, la incluyo.

Usted ahora está de nuestro lado. No porque usted lo haya elegido, ni siquiera porque usted lo desee ni lo autorice; usted está de nuestro lado por decisión nuestra, porque nuestro lado es el de los trabajadores, pero mucho más aún el de los que sufren las injusticias de un modelo que nos excluye; como la excluye a usted, pero como viene excluyendo desde mucho antes a muchos otros y muchas otras.

Para nosotros usted siempre fue una compañera.

Así entendemos nosotros que funciona esto: sólo una clase de argentinos y argentinas, la de los que trabajan.
Sabemos que nosotros no lo éramos para usted, y me atrevo a decir que no lo somos ni siquiera en estas circunstancias en las que nuestra identidad y nuestra tendencia a defender derechos nos ponen del lado de los despedidos razonables, de los que algo habremos hecho para que un Lombardi, una Vidal o un Macri, nos digan que ya no tenemos derecho a trabajar dignamente, que ya no tenemos derecho a darles de comer a nuestros hijos ni a comer nosotros tampoco.

Nosotros creemos firmemente, mire lo que le digo, que La Patria es el Otro. Por eso, cuando defendemos la Patria, defendemos los derechos de quienes la habitan, la construyen a diario, la ejercen en toda su plenitud, incluyo el de aquellos que renuncian a ellos.

 


Durante nuestra vida nos encontramos con múltiples dedos que nos señalaban. Algunos y algunas no tuvieron la suerte de vivir en estos tiempos, y esos dedos terminaron siendo condenas, celdas, salas de torturas, vuelos de la muerte, fusilamientos, desapariciones. En nuestro caso, la vida quiso que apenas fueran persecuciones, acusaciones, censura, difamaciones, y también despidos, créame.

Pero al fin y al cabo, los dedos eran los mismos, y decían lo mismo: algo habrán hecho. Eso mismo que dice usted ahora para demostrar la injusticia de un despido a quien nunca peleó por sus derechos, a quien nunca se preocupó por la suerte de los otros, a quien nunca le importó nada más que su ombligo, su recibo de sueldo, su lugar en la mesa.

Aprendimos a ser tolerantes con el asco, con la bronca que muchas veces sentimos hacia ese egoísmo incomprensible de quien comparte la condición de trabajador o trabajadora pero reniega de ella, la esconde, la disimula porque en el fondo la avergüenza, porque quisiera estar del otro lado de un mostrador que divide aguas.

Por ese aprendizaje, por esa comprensión, esa especie de piedad con la que miramos a gente que reniega de su clase, es que hoy nos duele su llanto. No nos duele por simpatía por usted, no se crea. Nos duele porque en usted vemos no sólo las consecuencias de la ofensiva del enemigo, sino también las batallas que nos vienen ganando, cuando hacen creer a uno de los nuestros, a un trabajador, a una trabajadora, que defender sus derechos la hace culpable, merecedora del castigo, la represalia, la carga de sobrellevar una vida en la que el derecho a trabajador le es, nos es, negado.

Esa es nuestra tristeza, señora despedida de Telam que nunca hizo paro y que nunca fue K; que usted primero fue víctima de un enemigo que le hizo creer que usted es de otra clase.

Ese es nuestro dolor porque esas son las batallas que han hecho que millones de trabajadores hayan votado a este energúmeno, a este gobierno de patrones, de siervos de la oligarquía, como usted lo ha hecho. Eligiendo a sus verdugos pensando que Usted nunca iba a estar entre las víctimas.

¿Sabe qué nos diferencia? A nosotros nos duele su despido y lucharemos contra eso. A usted no le hubiera dolido el nuestro, y tampoco le hubiera movido un pelo. Esa es la grieta.

* Por Pablo Isi

Palabras claves: despidos, Telam

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