Isla de perros: Wes Anderson y su excéntrico mundo animado
La última película del director estadounidense se estrena esta semana en el Cineclub Municipal de nuestra ciudad. Stop-motion, protagonistas caninos que tienen mucho para decir y la identidad estética de un director estrella que siempre sorprende.
Por Soledad Sgarella para La tinta
¿Cómo sería si los perros nos hablaran? ¿Qué dirían de los humanos? ¿Cómo pondrían en palabras sus sentires? Wes Anderson ensaya una respuesta y propone logrados diálogos y escenas en Isla de Perros, su último largometraje.
En La tinta nos animamos a tirarte data para ir en estos días al Cineclub Municipal Hugo del Carril y disfrutar de este imperdible film animado.
Universo Wes
Además de director, el estadounidense Anderson es guionista, actúa y produce. Entre sus películas más conocidas están: Fantastic Mr. Fox, Los excéntricos Tenenbaums, Vida acuática, Viaje a Darjeeling, Rushmore y El Gran Hotel Budapest.
Sus producciones se distinguen por una fotografía y una dirección de arte muy cuidadas, en las que la simetría y la selección de una paleta de colores determinada son elementos de suma importancia. Además, Wes usa siempre travellings laterales, es decir, mueve la cámara de izquierda a derecha o a la inversa, para narrar o describir, a la vez que enumera en voz en off mientras ilustra en el plano. El uso del zoom-out (esto es cuando la cámara retrocede de un plano entero a un plano general) es otro rasgo de las pelis de este director.
Cuadro a cuadro
Isla de Perros es una película realizada completamente con la técnica de Stop-motion o cuadro a cuadro.
Esta forma de hacer animación consiste en generar la ilusión de movimiento a través de la secuencia de imágenes fijas, en este caso, armadas en más de 230 escenarios distintos y casi 1000 muñecos, realizados artesanalmente con esqueletos de aluminio, revestidos de espuma de latex, silicona, resinas y fibras naturales.
Con su característico humor entre ácido e infantil, Anderson y los otros tres guionistas –Jason Schwartzman, Roman Coppola y Kunichi Nomura– nos cuentan una historia que sucede en Japón, en un futuro distópico no muy lejano.
En Megasaki, una ciudad de ficción, el alcalde Kobayashi asegura que todos los perros están enfermos de una gripe -potencialmente mortal para los humanos- y serán desterrados a la isla donde habitualmente va la basura.
Atari, un niño de 12 años (que es justamente un protegido del gobernante) irá a rescatar a su perro y se encontrará con los cinco protagonistas caninos de esta película, que sobreviven en la isla y conocen dónde puede estar Spots, el perro del pequeño.
La Isla, las políticas y los medios de comunicación
Una de las cosas más interesantes de este Anderson (hay un par más con el mismo apellido en el mundo del cine, como Paul Thomas) es su manera de incorporar una visión naif de lo político: lo ingenuo es lo que prima. En Gran Hotel Budapest, por ejemplo, los nazis son una caricatura.
Y sí, es verdad, podríamos criticar esto. Pero también podemos decir que Anderson encuentra en la mirada infantil una vía de escape, de salvación, de revolución, para construir un mundo mejor.
El alcalde -el adulto villano-, es el líder que toma decisiones y gobierna, siempre, frente a las cámaras. Los mass media y las nuevas tecnologías son una herramienta de poder explícito, y el gobernante toma las cámaras y los sistemas digitales como parte de su poder. En varias entrevistas, Anderson hace alusiones directas que referencian al villano Kobayashi con Donald Trump. En Los Inrockuptibles, por ejemplo, cuenta que “el personaje del gobernador autoritario de esta historia había estado inspirado, hasta ese momento, en figuras del pasado. Y de repente, con la elección de Donald Trump, tuvimos enfrente de los ojos, en un hecho totalmente verídico en nuestro presente, una persona que se comportaba, pensaba y hablaba como nuestro personaje. Pero esta similitud, en la que nuestra ficción parecía de golpe absorbida por la realidad, era más perturbadora que inspiradora”.
“No creo en los amos”
Los canes nos hablan directamente a cámara. Nos hacen guiños. Nos interpretan.
Anderson no es el primero: Paul Auster en Tombuctú narra una novela entera desde los ojos de un perro. Y el cineasta nos pone a comprender las cosas como (creemos) comprenden las cosas los perros. La bondad y la maldad, los deberes y los derechos, son leídos en los gestos, en las conductas: algo que guarda coherencia con la mirada infantil de Anderson, que nos propone conocer al mundo desde la ingenuidad.
La lealtad, la amistad, lo colectivo, el cuidado del medio ambiente, el respeto por los animales, el lugar de la ciencia, las minorías, las mayorías, el amor en todas sus formas.
Una película super recomendada para disfrutar, tengas la edad que tengas.
*Por Soledad Sgarella para La tinta.
Isla de perros (Isle of Dogs, Alemania / EE.UU., 2018, DCP, 101’, ATP)
Estreno Especial: Cineclub Municipal Hugo del Carril (Bv. San Juan 49).
Jueves 26/7, 18:00 y 23:00 hs.
Viernes 27/7, 15:30 y 20:30 hs.
Sábado 28/7, 18:00 y 23:00 hs.
Domingo 29/7, 15:30 y 20:30 hs.
Lunes 30/7, 18:00 hs.
Martes 31/7, 20:30 hs.
Miércoles 1°/8, 18:00 hs.