Esto es América: un galpón de racismo, resistencia y lucha por los grandes sueños

Esto es América: un galpón de racismo, resistencia y lucha por los grandes sueños
8 junio, 2018 por Julieta Pollo

El lanzamiento del videoclip más reciente de Childish Gambino, «This is America», abrió un amplio debate en las redes sociales. Si en algo estamos de acuerdo es en que el video es una bomba de denuncia del racismo. Pero, ¿es posible hacer una verdadera denuncia sin hablar de resistencia?

Por Leticia Parks para Esquerda Diário

«This is America» es un videoclip que denuncia el racismo. De eso no hay dudas. Pero sería imposible hacer una denuncia sin hablar de resistencia, porque cada una de las medidas de represión y racismo son también respuesta a increíbles manifestaciones de resistencia de las masas negras. Se ha hecho común en la crítica del arte contar historias para intentar explicar lo que un artista quiere decir con su obra. Nuestro objetivo no es ese. No queremos contar una historia que no sea la que Gambino contó. Sólo queremos mostrar cómo los símbolos que él retrata se asemejan en gran medida a los que hostigan nuestra realidad como negros. Pero más que eso, los grandes símbolos que proponen una batalla por un nuevo futuro para los negros.

El escenario: un galpón itinerante

Un galpón gris, casi industrial, es un escenario más de todos los que surgen dentro del video. Pero todo comienza con eso como único escenario, con su primer personaje: una guitarra sola, sin músico. Gambino sigue escondido al fondo del galpón cuando el músico Calvin The Second se dirige a la guitarra y comienza a tocar. El ritmo es de blues.

La cámara enfoca a Gambino que, oculto en el fondo, comienza inmediatamente a danzar y a hacer muecas. La danza, que a algunos les recuerda al blackface Jim Crows, está trazada con rastros de Umbigadas negras y una semblanza triste. El personaje que encarna Gambino es ciertamente una mezcla de dos mundos. Esto queda comprobado en la siguiente escena.

Personificando a Jim Crow blackface, Gambino empuña un revólver y mata a Calvin. Jim Crow asesina el blues,  Calvin ya ha perdido su guitarra y tiene las manos presas, un verdadero prisionero del escenario que comienza a construirse. El revólver es llevado con cuidado y cariño, retirado con un paño rojo, cuando el cuerpo de Calvin es arrastrado sin ceremonias por un par de hombres uniformados.

El galpón ahora se transforma en una calle. Casi podemos imaginar que Gambino está bajo un viaducto en el cual circulan las pandillas. Pero el escenario es más que eso. Allí también hay jóvenes empuñando palos y cuchillos, con ropas de otro tiempo, transportándonos a alguna protesta que puede haber acontecido décadas atrás. Los estudiantes entran en la danza de Gambino.

En los rostros hay libertinaje, hay alegría. En los movimientos, hay África.

Detrás, el mundo gangster sigue caracterizado, cada vez más jóvenes uniformados circulan dentro del cuadro. Las gallinas en el suelo llaman la atención por unos segundos, así como los dólares lanzados por un joven parado encima de un auto. En paralelos, los detalles se suceden uno a uno: un hombre uniformado como policía, dos muchachos que golpean un auto. La contradicción de símbolos es el trasfondo de la coreografía negra que es interpretada por los jóvenes uniformados.

Un coro de iglesia entra en escena introduciendo un ritmo coral en la música y quebrando el ritmo de rap que venía de la escena anterior. Gambino invade el cuadro, danzando nuevamente de una forma profundamente caricaturesca. Detiene la danza, mira a su derecha y mata a todos con un arma. «This is America», reinicia la voz rapeando. El revólver es tratado otra vez con el mayor de los cuidados. Del tiroteo surgen dos hombres corriendo con bastones y cuchillos, y después les siguen muchos otros.  El auto de policía a su lado podría recordar cualquier situación parecida a las que vimos durante las luchas contra la violencia policial. Jóvenes negros armados de lo que tienen a su alcance, corriendo a la lucha o de la propia policía que los amenaza cotidianamente. 

El galpón reaparece y con él más personas a ritmo acelerado. Con ese fondo, vuelven los estudiantes uniformados con una estética corporal bastante sudafricana. En medio de la danza y las corridas, alguien cae de cabeza. Pero la vida continúa. La policía corre mecánica, preparada para reprimir.

En medio del caos de la represión y la resistencia, los jóvenes uniformados continúan danzando, sonrientes, mientras otros usan mordazas y filman con sus celulares. El caos continúa bajo la terraza de donde ellos filman, y otra escena repentina capta la atención: pasa un caballo blanco con un caballero vestido de negro. ¿Un mensajero de la muerte?

Resurgido de la muerte aparece el hombre que en los primeros 20 segundos del video fue asesinado por el personaje principal. Sus manos ya no están presas, tocan la guitarra. Gambino sube a un auto. SZA también está sentada sobre uno. La escena de un galpón luminoso con vehículos antiguos se torna un escenario oscuro, donde Gambino corre junto a otras personas. Su rostro es de puro terror.

Secuencias 1 y 2: Cuando haya racismo, habrá resistencia.

Si Estados Unidos pudiera ser colocado dentro de un video, ciertamente las escenas resultantes serían un conjunto de muertes violentas, como aquellas a las que son sometidos los negros cotidianamente. La primera secuencia, visible en todo el video, es una composición de la profunda y dura violencia vivida dentro de ese galpón. Y eso no es menor.  Gambino hace esa denuncia tan explícita desde la mayor potencia imperialista del mundo, una potencia que es directamente responsable del golpe de estado de Brasil y de la muerte y sufrimiento de muchos de los países de África y de Oriente Medio. Solo por eso, Gambino ya logró gran cosa. 

Sin embargo, la secuencia se complejiza con algunos símbolos. Desde la primera vez que vi el video me intrigaron los jóvenes uniformados bailando ritmos marcadamente sudafricanos. Cuando les vi entre la aparente revuelta del fondo, me cayó la ficha. ¿No recuerdan a las escenas de la Masacre de Soweto?

Jóvenes que en 1976 se negaron a tener africano como idioma enseñado en la escuela y salieron en millares a las calles exigiendo una educación no colonial. Fue el 16 de junio de 1976, en dos actos masivos que, reprimidos por la policía, dejaron un número incierto de jóvenes muertos. Las masas sudafricanas hablan de 700, mientras que los números oficiales asumen unos contradictorios 95.

Defiendo la idea de que este video trata el racismo junto con la resistencia, superponiendo uno y otra, reafirmadas por la imagen cruel del asesinato del coro seguido de inmediato por una resistencia también violenta… aunque aquella es la violencia que se desenvuelve cuando es necesario defender la propia vida recurriendo a lo que se tiene a mano -palos, cuchillos- para hacerlas armas de defensa de la propia vida y la de la comunidad.

Los hombres cargando palos y cuchillos no pueden dejar de recordarnos, inclusive, las imágenes de la histórica huelga de los mineros de Marikhana, respondida por el gobierno del Congreso Nacional Africano con represión y la muerte de, oficialmente, 43 mineros. El uniforme del policía que pasa rápidamente por la cámara durante el video de Gambino recuerda MUCHO al de los policías sudafricanos.

No puedo dejar de mencionar la más obvia de todas estas representaciones. Reprimidos por la mordaza, los jóvenes estudiantes empuñan sus celulares y registran la escena. No es absurdo decir que junto con la expectativa de saber qué es lo que está siendo grabado, hay también un recuerdo de lo que ya sabemos que fue grabado así: Claudia siendo arrastrada por la policía, Mike Brown siendo asesinado.

En la canción, en ese momento, las palabras son:

This a celly (ha)
That’s a tool (yeah)
On my Kodak (woo, Black)
Ooh, know that (yeah, know that, hold on)
Get it (get it, get it)
Ooh, work it (21)

Eso es un celular (ha)
Es una herramienta (yeah)
Oh mi Kodak (woo, Negro)
Ooh, ya lo sabés (sí, vos sabés, continúa)
Tomá eso (tómalo, tómalo)
Ooh, hacelo funcionar (21)

Sería absurdo que el esfuerzo por construir esa imagen se deba solo a decir lo que ya sabemos: hay violencia policial, estatal y civil contra los negros, no sólo en América sino en todo el mundo. Gambino fue más allá. Si hay violencia, hay resistencia. De todo tipo. Tomá eso. Hacelo funcionar.

Secuencias 3 y 4: la resistencia de la cultura es una carrera por un nuevo futuro

Pero Gambino tampoco se detiene ahí. Porque la masacre de los negros no acaba en la balacera. Y la resistencia negra tampoco.

La imagen inicial es el preámbulo de ese combate que Gambino decide expresar, más allá de la estética de la música, de una manera, por así decirlo, genial. La escena del asesinato podría resolverlo todo, pero además de ella, voy a hablar también de la escena final, la de los autos, que todavía me parece mal comprendida.

Una guitarra sola, empuñada por un artista negro que comienza a tocar un ritmo de blues. Gambino lo asesina en una postura que, como muchos ya describieron en internet, hace una referencia explícita a la pose de Jim Crow, el primer personaje de Blackface de la historia de la cultura Norteamericana. Jim Crow, y toda su simbología, está robando la guitarra de las manos del negro, haciendo que lo encierren y después matándolo. Eso por dos motivos.

En primer lugar, la práctica de Blackface, apreciada por las enormes comunidades de supremacistas blancos norteamericanos que gozaban los espectáculos de ridicularización del negro, de su danza, de sus facciones, etc. Segundo porque Jim Crow, además de inaugurar el primer Blackface de la historia, también inauguró las leyes que fueron utilizadas para privar de derechos a las masas negras que, durante la recuperación económica posterior a la guerra civil norteamericana, exigían derechos plenos y libertad. Cierto es que sin los negros el norte claramente habría perdido la guerra, pero la burguesía decidió con ese conjunto de leyes no pagar el precio de la libertad de Inglaterra ni ceder a los negros puestos de comando. Mantener a los negros en una posición profundamente miserable era fundamental para mantener las riquezas de la burguesía blanca, así como para mantener la sobreexplotación de las masas negras que se mantuvieron en el sur, en condiciones de trabajo análogas a la esclavitud.

Es en este sur que surge el blues, asesinado por Jim Crow y por la misma elite blanca que intentó robarlo y despojarlo de su carga de resistencia e insubordinación.  Pero la insubordinación del blues, como ninguna forma de resistencia negra, no podría morir de esa manera. Eso es porque las balas no son capaces de matar lo que la tradición, la memoria y la lucha mantienen vivo. 

Y es por eso que durante la caótica escena de lucha, el caballero de la muerte trae al blues de vuelta. Pero vean bien: no vuelve a un galpón vacío. Vuelve exactamente dentro de la misma escena de automóviles que la propia Beyoncé eligió para hablar sobre Nueva Orleans.

Acompañando la parte final de la letra, Gambino dice que su abuela lo mandó a buscar su dinero.

Grandma told me, «Get your money» (Black man)
Get your money, Black man (Black man)

Pero el dinero no va a resolver esta situación. Él lo deja claro. El hombre que pasa frente a nuestros ojos en medio del video lanzando dinero por los aires lo deja claro.

No únicamente para nosotros que lo estamos viendo, sino en relación al mensaje que Beyoncé intenta pasar a los que ven «Formation» y que podrían pensar que la salida de los negros para no morir en el desprecio y la indiferencia de sus gobernantes sería:

Get what’s mine, take what’s mine
I’m a star, I’m a star

Toma lo que es mío, tomar lo que es mío
Soy una estrella, soy una estrella

Mientras la respuesta de Beyoncé incluye símbolos como marcas de ropa costosa, autos caros, o dinero, la respuesta de Gambino asume que más allá de tener todo eso, el meollo está en la persecución racista. El Hip Hop no es ostentación del modo en que Beyoncé lo subyuga en contra de la tradición de ese ritmo. La melodía está basada en batuques africanos, mientras que la de Beyoncé está hecha para complacer las necesidades de repetición de la música pegajosa.

Nada en Gambino fue desinteresado o accidental. Nada fue reproducido del status quo. Cada secuencia del video asimila una síntesis de lo que hay en lo profundo de la crisis política, social y económica que vivimos: hay cada día ataques más duros, hay falta de perspectiva en cada nuevo suicidio, hay llanto y dolor en cada tiro que alcanza a un niño, una mujer, un hombre negros. Pero hay para cada uno de esos actos como una especie de espejo del terror que el negro gira contra los ricos y poderosos, de manera simétrica a cada experiencia de dolor, tristeza y miseria, una puñalada de resistencia. Una respuesta a las armas puestas en contra nuestro que no se limita a sólo bajarlas, sino a trazar una ruta de alta velocidad de disputa por un nuevo futuro.  Cuando vi a Gambino corriendo sobre el final, no vi sólo terror. Ví la energía del artista que se sumó a los corrían en las calles y que ve un futuro aún difícil de identificar, un futuro oscuro, más un futuro que va junto con la resistencia. 

Las calles, las fábricas, las escuelas, el video que circula en internet grabado en forma clandestina, la poesía, la música en el videoclip. Caminan juntos denuncia, resistencia y los pasos desesperados y masivos de la lucha por una realidad que se sobreponga a ese caótico y violento galpón. Haití está aquí. Ya vimos esa historia contada antes. Y es preciso decir: no nos conformaremos con escapar del racismo, de la policía, de la burguesía. Lanzaremos nuestro terror contra aquellos que hoy nos atemorizan. Y ahí, también es preciso decir: corra, burguesía, corra.

*Por Leticia Parks para Esquerda Diário. Traducción: Julieta Pollo.

Palabras claves: África, Afroamericanos, Brasil, Childish Gambino, racismo, This is America

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