Se cumplen 40 años de la desarticulación de la Resistencia Libertaria

Se cumplen 40 años de la desarticulación de la Resistencia Libertaria
1 junio, 2018 por Redacción La tinta

Entre el miércoles 31 de mayo y el 8 de junio de 1978, el Gobierno Militar secuestró una veintena de integrantes de la organización Resistencia Libertaria, lo que marcó la desarticulación de la misma. A 40 años de la desaparición de Rafael Tello, Pablo Tello, Elsa Martínez y Hernán Ramírez Achinelli y otrxs compañerxs, conmemoramos a una experiencia vital para el anarquismo organizado en nuestro país.

Por Acción Socialista Libertaria en Izquierdos Humanos

El 31 de mayo de 1978 no era una jornada más en Argentina. Al otro día comenzaría la XI Copa del Mundo en Buenos Aires y muchos de sus habitantes hacían planes para ver juntos el acto inaugural que, según las autoridades militares, prometía ser muy vistoso. A continuación de los faustos -practicados por meses-, las selecciones de Alemania (el último campeón) y de la potente Polonia empatarían en 0, en lo que sería el primer partido mundialista.

Eran las cuatro de la tarde en San Fernando y los trabajadores del turno tarde del Astillero Quarton estaban terminando su jornada. Ese miércoles era para los trabajadores del astillero el esperado día de cobro de la quincena. Pero ni el Mundial ni la exigua paga que tendrían en el bolso en sus lockers podían disimular un clima especialmente asfixiante que allí se respiraba: al principio del golpe había sido secuestrada toda la Comisión Interna.

En Quarton trabajaban como carpinteros dos hermanos con amplia experiencia en el oficio: Pablo y Rafael Tello. Ambos eran militantes clandestinos de Resistencia Libertaria (RL) y tenían una importante experiencia sindical en los Astilleros de Berisso y Ensenada, sobre todo en el mítico y combativo ARS (Astillero Río Santiago).

Cuando los milicos irrumpieron en el galpón esa tarde, sabían que los buscaban a ellos. ¿Habrán pensado en su hermano Marcelo, secuestrado y desaparecido en Córdoba el 9 de marzo de 1976, a la salida de una reunión sindical en la Fiat junto a sus compañerxs de militancia Soledad García (delegada docente) y Rafael Flores (Secretario General del Sindicato de Trabajadores del Caucho y Afines)? ¿Tal vez pensaron en su madre y compañera de Organización –María Esther Biscayart- que ya estaba exiliada en Francia y a la cual –en esos días de clandestinidad y agobio- le escribían kilométricas cartas entre amorosas, cómplices y descriptivas de la situación política?

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El milico que llevaba la voz cantante preguntó con voz rasposa y autoritaria “¿Dónde está Tello?”. Cuando escucha “¿Cual Tello?” cae en la cuenta que iba a ser su día de suerte: tienen a los dos Tello. Todo será rápido. Vendan y suben a los laburantes presentes y a los encargados a un micro militar y, a los pocos minutos de andar, el convoy al que se le suman autos sin chapas ni identificación alguna, se detiene; bajan a Pablo y a Rafael y le hacen un simulacro de fusilamiento. Cuando sean liberados horas después, los trabajadores del Astillero creerán que los Tello fueron fusilados y no trasladados para torturarlos al lugar que después fue conocido como “El Banco”, un centro clandestino de detención ubicado en Richieri y Camino de Cintura, en el corazón de La Matanza.

Hacia la noche, el ejercito secuestrará a María del Carmen, la esposa de Pablo -que en la militancia era conocido como Bigote- en la casa que juntos alquilaban en La Lucila. A la compañera del “Rata” Rafael, Mariana -también militante libertaria y que todos llamaban Maritxu-, la levantarán los milicos en su vivienda de Ituzaingó, cerca de la medianoche. En esa casa prestada solidariamente por familares, vivían ambos con sus tres hijos. Rafael le había dicho a Mariana que luego del trabajo pasaría por el terreno donde estaban empezando a construir su casa, por eso se quedó tranquila hasta las 23 hs, cuando la patota reventó su casa.

Ambas recuperarán su libertad luego de 16 días de tortura. Los cinco niños, por esos azares de la vida, no fueron llevados por la patota.

En esos mismos momentos, pero en su casa de La Plata, era secuestrada la periodista y docente Elsa Martínez junto al ingeniero Hernán Ramírez Achinelli. Ambos eran anarquistas, integraban la Resistencia Libertaria, tenían 40 años y, aparte de compartir sueños y militancia, estaban casados hacía años. Durante el secuestro, el perro de ambos enfrenta al grupo de tareas y les ladra. Cuando los milicos le pegan para callarlo, Elsa se les tira encima y los golpea. Ni una injusticia dejó pasar en su vida esa anarca que nunca volvió a aparecer. Cuentan los vecinos que los milicos montaron una ratonera donde nadie vino. Aburridos, se dedicaron a saquear la casa de ambos durante días. Estando secuestrados, serán obligados a firmar cheques y traspasar su propiedad como parte del botín de guerra. El mismo botín que se engrosó con las flacas quincenas de Rafael y Pablo.


Las jornadas posteriores serán de espanto y locura para los integrantes de esa pequeña pero aún activa organización política libertaria. Había un plan y un método de la dictadura y en esos días, donde una masa adormecida festejaba goles en un perverso Mundial, se dedicaron a destruirla.


Caerán sucesivamente los uruguayos “Melena” Edison Oscar Cantero Freire y el “Pata” Fernando Díaz Cárdenas. A Melena, nacido en la popular barriada montevideana del Cerro, lo levantan a la salida de una reunión sindical en la Capital y al Pata lo van a buscar a la gráfica donde laburaba. Ambos permanecen desaparecidos. Al igual que otro uruguayo, el “Flaco” Raúl Olivera Cancela, obrero en Envases Alvert y papá de Mauricio (de 6 años) y de Matías (de 3 meses) fue secuestrado el 5 de junio en la estación de Liniers cuando volvía a su casa de Moreno. Los tres permanecen desaparecidos.

El obrero textil (activista y delegado en la histórica huelga y toma de la planta de Alpargatas de Varela en el 77) Rufino Almeyda y su compañera Claudia Estévez fueron secuestrados también en La Plata el 4 de junio, en el domicilio de los padres de Claudia. Permanecieron en cautiverio hasta mediados de julio, al igual que la militante de ATE Hebe Cáceres y el también activista textil Fernando López.

Años después, Hebe declaró en Madrid contra el represor Scilingo, el mismo genocida que -condenado a 1084 años por crímenes de lesa humanidad- hasta hace poco andaba caminando alegre e impunemente en salidas transitorias por la capital del Estado Español.

Hebe se explayó en esa ocasión sobre el martirio que vivieron ella y sus compañerxs en “El Banco”. Cuenta que una noche de cautiverio pensaba morir congelada; en esos momentos se le acercó Rafael Tello para darle su manta, explicando que en el tubo donde estaban “eran dos y nos damos calor”. Luego relata que el Rata y su hermano Pablo rodearon a Tito Ramírez (otro torturado y que había sido su profesor en la carrera de Arquitectura en la Universidad de La Plata) y le dijeron “¡Tito, somos los Tello, quedate tranquilo!”. Había cosas que, aún en las peores condiciones, no eran negociables: la solidaridad entre compañerxs y la convicción en las ideas.


El final de una experiencia vital: una organización política antiautoritaria con inserción obrera y definición anarquista. En total, alrededor de 18 integrantes de Resistencia Libertaria serán secuestrados entre el miércoles 31 de mayo y el 8 de junio de 1978; lo que marcó la desarticulación de una experiencia vital para el anarquismo organizado en nuestro país.


¿Quiénes eran esos jóvenes que hacia mediados del feroz y trágico 1978 aún mantenían un importante nivel de militancia y operatoria? ¿De dónde surge su organización?

La historia de Resistencia Libertaria está tejida de retazos que aún deben completarse, que faltan encontrarse. Hay un hilo que reconstruimos en base de diversos libros, testimonios, recuerdos de sus protagonistas y familiares. Podemos decir que hacia los años 60 la izquierda se conmueve y reconfigura, construyendo nuevos paradigmas y visiones. Cuba, Vietnam, las luchas de liberación nacional, el Mayo francés o el clasismo estaban en la agenda de apasionadas polémicas. En el anarquismo estos debates también estarán presentes, pero con algunas particularidades: estamos hablando de una corriente en franco retroceso desde hace, por lo menos, 25 años; sin referentes políticos claros, con la necesidad imperiosa de reactualizar o remozar algunas prácticas e interpelaciones. Si en la izquierda en general se da una fractura generacional, en el anarquismo es un abismo.

Comienzan a surgir grupos juveniles y estudiantiles que se acercarán al anarquismo pero que lo encuentran lleno de limitaciones. Pero no tirarán la toalla, ni mudarán sus convicciones a tiendas generacionalmente más seductoras; sino que empiezan a cuestionarse y a explorar alternativas desde el anarquismo.

Así, en 1969 en La Plata se forma -a partir los hermanos Tello y de un núcleo de estudiantes y trabajadores- el GRA (Grupo Revolucionario Anarquista), que cambia su nombre al de Resistencia Libertaria hacia 1972.

En Córdoba se dan dos procesos paralelos. Por un lado, un trabajo comunitario y territorial en Colonia Lola, la edición de Circulares y del llamado Taller Total en la Facultad de Arquitectura y, por el otro, un nucleamiento que se denominará OA (Organización Anarquista) que actuará en el medio obrero urbano y estudiantil.

En Buenos Aires surgen en reuniones en la Biblioteca José Ingenieros de Villa Crespo, el GAR (Grupo Anarquista Revolucionario) que luego tomará el nombre de LAC (Línea Anarco-Comunista). También en Buenos Aires se va constituyendo un periódico de nombre Acción Directa (AD) a partir del cual se constituye una nueva organización política.

Todos estos grupos confluyen en 1974 en Córdoba en un Congreso que podríamos numerar como el 3° del anarquismo organizado en el país. Asisten asimismo delegaciones de Salta, Mendoza y, como observadores, una delegación de la OPR 33 (la pata armada de la Federación Anarquista Uruguaya).

Sabemos que a la Resistencia Libertaria la conformaron alrededor de 130 militantes insertos en el medio obrero, estudiantil y barrial. En Córdoba dirigían el clasista Sindicato del Caucho y tenían una incidencia importante en Perkins, en Luz y Fuerza, en docentes, en Kaiser. En Buenos Aires y La Plata logran una inserción importante en Astilleros de Berisso, Ensenada y Tigre, judiciales, Plomeros, gráficos, textiles.

Al igual que sus hermanos libertarios uruguayos, ante el golpe fascista de 1976 hicieron carne la consigna que repetía el dirigente gráfico Gerardo Gatti: ante la represión desembozada y desigual había que durar haciendo y hacer durando. No estaba en sus cálculos dejar de luchar pero estaban convencidos que debían ajustar su estructura y tareas a la situación concreta.

La Resistencia Libertaria no se consideraba la dirección del movimiento popular, sino una incentivadora. No desarrolló prensa o aparato político público sino que intentaba “hablar” a partir de sus experiencias de inserción. El reducido “aparato armado” era para el financiamiento interno, de iniciativas políticas y de alguna apoyatura a conflictos obreros donde tuvieran incidencia y sea necesario.


En ese contexto, fue relativamente posible “esconder” a la RL de los primeros guadañazos represivos sin dejar de funcionar. Hubo traslado de militantes quemados, cambios de territorios y frentes, repliegues circunstanciales. A la distancia podemos observar dos obsesiones que lxs desvelaban: el debate y la formación interna, mientras se esforzaban por mantener los mayores niveles posibles de democracia en medio de la clandestinidad y el funcionamiento celular.


Sorprende leer el material de 1977 sobre un proyecto de partido libertario o el que debaten internamente sobre Estrategia.

Hacia 1978 las grandes organizaciones políticas y político-militares como Montoneros o el PRT-ERP estaban desarticuladas. Fue el turno de la represión sobre las más pequeñas; las que, paradójicamente, habían mantenido un nivel de inserción popular en un ambiente francamente hostil. En ese esquema podemos ver el desmantelamiento de Resistencia Libertaria.

* Por Acción Socialista Libertaria en Izquierdos Humanos


Fuentes utilizadas:
– “Resistencia Libertaria” de Verónica Diz y Fernando López Trujillo. Editorial Madreselva (2007).
– Testimonio de Hebe Caceres Molteni: http://www.exdesaparecidos.org/aedd/testimonios/hebemargaritacaceresmolteni.php.
– Testimonio de Rufino Almeida: http://www.exdesaparecidos.org/aedd/testimonios/rufinoalmeida.php
– Sobre la Huelga de Alpargatas: http://cdsa.aacademica.org/000-108/711.pdf
– Página/12 La prueba de los “traslados”: https://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-192717-2012-04-26.html
– Colaboración y aportes de recuerdos familiares de Fermín Tello.
– Desaparecidos en Argentina: http://www.desaparecidos.org/arg/victimas/listas/resistencia.html
– Mis primeros contactos con la militancia (Maria Esther Biscayart de Tello): http://www.anarkismo.net/article/28063

Palabras claves: anarquismo, Dictadura Cívico-Militar, Resistencia Libertaria

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