La mano de Tarantini
La mirada desafiante provocada por saber lo que le está haciendo al dictador Jorge Rafael Videla, quien en el gesto de dar la mano se nota cierta resignación y enojo. El otro que estrecha el brazo es Alberto Tarantini, que previamente se pasó la mano por sus testículos para saludar al represor. Una apuesta que le hizo a Daniel Pasarella que es quien está sentado riéndose. Este encuentro se dio el 21 de junio de 1978 en los vestuarios, luego del partido en que el seleccionado argentino le gano al de Perú por 6 a 0. Ese triunfo le dio el pase a la final del campeonato del mundo que se desarrollaba en nuestro país.
Por Redacción La Tinta
El ex jugador de la selección argentina Alberto Tarantini cuenta que estaban todos desnudos en los vestuarios del Estadio Gigante de Arroyito de Rosario, cuando les pidieron que se vistieran porque la máxima autoridad de la dictadura cívico militar, Jorge Rafael Videla, iba entrar a saludarlos.
“En ese momento le digo a Pasarella ‘a que me agarro bien los huevos y le doy la mano’, y así lo hice. Videla me vio cuando me refregaba las bolas, entonces cuando se acercó yo lo agarre del antebrazo para asegurarme que me diera la mano, me miró con una cara de orto tremenda”.
Tarantini además recordó que esa misma noche cuando hizo el segundo gol, mientras festejaba insultaba a la junta militar que se encontraba en los palcos viendo el partido. “Metí el gol, di media vuelta y encaré con el grito para donde estaban ellos. Yo los odiaba, tengo 62 años y sufrí los años de la dictadura. Un día estábamos en un bowling de Flores, llegaron los milicos y se llevaron a dos amigos míos, a mí no llevaron de pedo. Era una época que vivíamos con terror, vos estabas en algún lugar y ellos llegan, te pegaban y te llevaban. Vos veías un auto verde y no sabías como ibas a terminar”, afirmó el ex jugador.
En otra ocasión, Tarantini fue elegido como jugador revelación del año por la revista El Gráfico. En la ceremonia apareció Videla, el jugador intento preguntarle por sus amigos desaparecidos pero el dictador le respondió: “Por qué no te vas al carajo. A mí no me pidas nada«.
Sin dudas, otro testimonio que deja en claro la impunidad con la que la dictadura y los militares llevaban adelante su siniestro plan sistemático.
*Por Redacción La tinta
