Un investigador procesado por su trabajo científico

Un investigador procesado por su trabajo científico
22 mayo, 2018 por Redacción La tinta

El martes pasado se presentó en Casa de Gobierno el Inventario Nacional de Glaciares, una herramienta central para la protección de los recursos hídricos de nuestro país. Su responsable, el climatólogo Ricardo Villalba, se encuentra procesado y embargado por su participación en el diseño del inventario. NEXciencia habló con él sobre los porqué de su situación, el impacto sobre el instituto que dirigía y el precedente sobre las responsabilidades científicas que puede dejar esta causa judicial.

Por Armando Doria para NEXCiencia

Todo empezó hace más de 10 años de la mejor manera, con el objetivo tan novedoso como prometedor, de que nuestro país pudiera disponer de una herramienta que le permita preservar un recurso natural central: sus glaciares. Y terminó en una pesadilla para su responsable científico.

Fue en 2006 cuando el Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales del CONICET-Universidad de Cuyo, el IANIGLA, recibió un proyecto de ley para la protección de glaciares de manos de la entonces diputada nacional Marta Maffei. Los especialistas del instituto con sede en Mendoza advirtieron que el proyecto tenía algunas limitaciones; por ejemplo, era necesario incluir la protección de cuerpos de hielo que, si bien no eran técnicamente glaciares, representaban un componente importante en el recurso hídrico, estratégico para la región árida del Oeste argentino.


Aquella intervención del IANIGLA, que comenzó como un asesoramiento técnico, derivó en un intenso trabajo por parte del instituto y, en particular, de su director, Ricardo Villalba, científico destacado a nivel internacional. En interacción constante con legisladores provinciales y nacionales, y con las autoridades del Ministerio de Ambiente de la Nación, el IANIGLA resultó la pieza fundamental para definir la actual Ley Nacional de Protección de Glaciares a partir de los proyectos de los diputados Miguel Bonasso y Daniel Filmus.


Finalmente, el IANIGLA tuvo a su cargo el desarrollo de una herramienta fundamental de la Ley, el Inventario Nacional de Glaciares, un reporte pormenorizado de la totalidad de cuerpos de hielo significativos de la Argentina que fue presentado en público el día martes 15, en Casa de Gobierno con la presencia del jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman.

Hoy Villalba, geógrafo mendocino de amplio reconocimiento nacional e internacional, se encuentra procesado penalmente, relacionado con la contaminación de cianuro en el río Jáchal, en San Juan, tras los derrames ocurridos en la mina Veladero, de la empresa Barrick Gold, en 2015 y 2016. Se lo acusó de que el diseño del inventario de glaciares que elaboró el IANIGLA influyó en la posibilidad de los derrames, de acuerdo a lo interpretado en su fallo por el juez federal Sebastián Casanello. La Barrick Gold, por su parte, no sufrió consecuencia penal alguna.

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Foto: Diana Martinez Llaser

¿Cuál es su situación procesal actual?

—El procesamiento que estoy viviendo en este momento influye fundamentalmente en un embargo de mis bienes personales por una suma de cinco millones de pesos. Obviamente no tengo dinero, ni propiedades para cubrir esos cinco millones. También la prohibición de salir del país. Para un científico que trabaja con grupos internacionales, viajar forma parte de nuestra vida académica. Limitar la posibilidad de salir fuera del país es limitar de alguna forma mi actividad, más allá de lo que me afecta como persona recibir este procesamiento. Me parece totalmente injusto que una persona que ha trabajado empujando esta Ley de Protección de Glaciares, las vueltas de la vida lo lleven a un procesamiento donde termina su carrera, su trayectoria, de más de 40 años en el CONICET, siendo acusado de dañar el ambiente por tratar de favorecer la actividad minera.

¿Considera que el espíritu de la ley de Protección de Glaciares fue imbuido por el instituto que dirigía?

—Es claro que IANIGLA ha tenido un papel clave y fundamental en el espíritu de protección que tiene la ley en este momento. Fundamentalmente, a través de poder hacer llegar a los tomadores de decisiones la importancia que tiene este recurso y la necesidad de extender la protección de los cuerpos de hielo no sólo a los glaciares, sino también a los glaciares de escombro en el ambiente periglacial, y a los manchones de nieve perenne que en este momento están incluidos en el inventario.

Todas esas inclusiones, ¿no estaban previstas en las primeras versiones del proyecto de ley?

—Así es. El trabajo de IANIGLA fue fundamentalmente la contribución técnica a la ley. Por ello este diálogo con los diputados, con los senadores, de forma tal de poder hacer notar la importancia que tiene, y de poder incorporar en el inventario estos sectores, estas reservas hídricas estratégicas que no son sólo los glaciares descubiertos, como todos tenemos presente en la cabeza cuando hablamos de glaciares, sino también los otros cuerpos de hielo que contribuyen juntamente a esa reserva hídrica estratégica. Todos en conjunto tienen la capacidad de darnos agua en momentos críticos en los cuales las situaciones climáticas hacen que, por ejemplo, la precipitación nívea sea muy baja en la cordillera y es allí donde todos estos cuerpos de hielo contribuyen significativamente al caudal de nuestros ríos.

Por un lado está la ley, por otro está el inventario de glaciares, que permite identificar concretamente los cuerpos de hielo que debe proteger la ley. ¿Cómo fue que el IANIGLA terminó teniendo el inventario a su cargo?

—Como la participación del IANIGLA en la promulgación de la ley fue significativa, eso llevó a que los legisladores incluyeran al IANIGLA, juntamente con el Ministerio de Ambiente, como los responsables del Inventario Nacional de Glaciares. Creo que es la primera vez que un instituto del CONICET aparece en una ley nacional cumpliendo una función específica, que es la responsabilidad de producir un inventario a nivel nacional de todos estos cuerpos de hielo que tienen significancia hidrológica.

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Foto: Diana Martinez Llaser

La ley es normativa, el inventario es descriptivo. ¿Dónde y cómo se cruzan?

—El inventario no es la única herramienta que posee la Ley de Protección de Glaciares. Es una herramienta clave, estratégica, pero la ley posee otras herramientas, como por ejemplo los estudios de impacto ambiental estratégicos. Inclusive contempla la participación ciudadana en caso de que existan conflictos en un momento determinado para algunas áreas en particular, o asociadas a algunas actividades. Ahora, un tema muy importante a destacar es que la ley muy claramente establece que en el territorio argentino todos los cuerpos de hielo están protegidos.

Para organizar este inventario a nivel nacional, abarcando cuatro mil kilómetros de cordillera, de territorio de muy difícil acceso, con los recursos económicos que contamos en el país, con el personal que contamos en el país, seguimos normas internacionales establecidas por las principales comunidades científicas que trabajan en la materia. Y establecimos que en el país iban a ser inventariados todos los cuerpos de hielo que tuviesen superficies mayores a 0,01 kilómetro cuadrado. En base a nuestro conocimiento, esa medida nos aseguraba que todos los cuerpos de hielo que actúan como reservas hídricas están incluidos en el Inventario Nacional. Esa superficie que se estableció no era un valor caprichoso, algo que se les antojó a los investigadores de IANIGLA en un momento en un día determinado. Eso nace de un proceso de evaluación a través de años de toda la comunidad científica internacional.

¿Cuál es el detalle actual del informe de glaciares que se presentó en Casa de Gobierno?

—El Inventario Nacional se encuentra terminado. Para la parte continental ya hay más de 16 mil glaciares inventariados. Eso representa una superficie superior a los 5.700 kilómetros cuadrados, que es 30 veces el tamaño de la Ciudad de Buenos Aires. Y más de 2.700 kilómetros cuadrados de hielo se acaban de incluir en los inventarios de las Islas Sándwich y las Islas Georgias del Sur, inventarios que han sido recientemente aprobados por el Instituto Geográfico Nacional. Es decir, la etapa inicial para poder responder a todos los argentinos cuántos glaciares hay en Argentina, qué superficies tienen, en qué lugar se ubican, a qué altura se encuentran, está disponible en la página de Internet Inventario Nacional de Glaciares, a la que todos podemos acceder. Ahí están, cuenca por cuenca, los informes elaborados, los mapas elaborados, para que todos los argentinos tengamos acceso y conozcamos este trabajo que no tiene precedente. Nunca Argentina tuvo un inventario de glaciares como el que tiene en este momento: glaciares y otros cuerpos de hielo de significancia hidrológica. Es un trabajo hecho con todos los estándares internacionales, con un equipo profesional armado especialmente para esto. Y representa sin duda un orgullo para IANIGLA, y un orgullo para mi persona haber participado en su momento y llevado adelante esta iniciativa.

¿Cómo se conjuga el hecho de que la Argentina cuente con un inventario de glaciares, que lo haya presentado en su Ministerio de Ambiente, que se encuentre disponible al público y que usted, como responsable del inventario, se encuentre procesado penalmente?

—Lamentablemente, la calidad del trabajo ha sido cuestionada porque se interpretó que la Ley de Glaciares protege a todos los glaciares, a todos los cuerpos de hielo, y que el inventario no los incluye. Yo quiero decir claramente que el inventario incluye a todos los cuerpos de hielo de significancia hidrológica, que no sólo incluye glaciares, sino que también incluye otros cuerpos que por la participación de IANIGLA en los proyectos de ley están ahora protegidos. Todos los glaciares de escombro, todos los manchones de nieve perenne que representan miles de hectáreas en nuestro país, se encuentran protegidos ahora. Todos los cuerpos de hielo que actúan como reservas hídricas están incluidos en el inventario. Es esta la condición para que un cuerpo de hielo esté incluido en el inventario y no su tamaño.

Se cuestiona a IANIGLA por haber elegido esta superficie mínima de 0,01 kilómetro cuadrado.


—Ese parámetro, obviamente tiene explicaciones basadas en estándares internacionales e incluye todos los cuerpos de hielo de significancia hidrológica, de importancia de reservas. Se cuestiona a IANIGLA porque no se incluyeron algunos cuerpos menores. Glaciares menores a una hectárea no existen en el país. Existen pequeños cuerpos de hielo menores de una hectárea, pero no son glaciares, porque un glaciar requiere de un área de acumulación de nieve, de un área de movimiento o transporte del hielo, requiere de un área de ablación, y todo eso no se da en una hectárea. Entonces acá hay un problema de interpretación. La ley protege todos los cuerpos de hielo “cualquiera sea su forma, dimensión y estado de conservación”, pero el Inventario incluye “todos los glaciares y geoformas periglaciares que actúan como reservas hídricas existentes en el territorio nacional”.


El fallo de Casanello hace referencia a lo fundamental de esos reservorios, mucho menores a una centésima de kilómetro cuadrado, y se menciona que son los más importantes para generar recursos hídricos.

—Bueno, en el devenir de este procesamiento en el cual estoy involucrado se ha citado gente con distintos niveles de conocimiento. Hay algunas expresiones que no concuerdan con la realidad, como pensar que los cuerpos de hielo más pequeños son los que más contribuyen al caudal de los ríos. Eso es algo que es un contrasentido, si uno compara un pequeño cubo de hielo con un cubo de hielo más grande obviamente el cuerpo de hielo más grande es el que tiene mayor contenido de agua. Son situaciones en las cuales expresiones que no son correctas técnicamente se pueden volcar, y se han volcado justamente en los fallos que llevan a la confusión de cuál es la realidad y cuál es la importancia hidrológica de los glaciares.

En la región Oeste de Argentina, la nieve cumple un papel clave y fundamental, y según el IANIGLA, que viene estudiando la precipitación de la nieve, esa nieve representa más del 90% de la variabilidad de los caudales de nuestros ríos. Los glaciares tienen la importancia de regular ese caudal acumulando hielo en los años en que las precipitaciones son abundantes y entregando agua en años pobres. Pero es la gran superficie de hielo en una cuenca la que tiene entonces esa capacidad regulatoria, y no los cuerpos de hielo más pequeños. Eso está claramente demostrado: la cantidad de hielo que posee un glaciar está en relación con su superficie. Es decir, cuanto mayor es la superficie de un glaciar, mayor es la cantidad de hielo, y mayor es la reserva que esos cuerpos de hielo tienen. Por lo tanto, en IANIGLA estamos claramente convencidos de que la contribución de los cuerpos de hielo que se encuentran en el inventario -estos cuerpos de hielo que tienen superficies mayores a 0,01 kilómetros cuadrados- representan la gran reserva hidrológica que tiene el país. Nosotros estamos convencidos de que estamos haciendo un excelente trabajo, porque protegemos esa reserva hídrica estratégica tal cual lo establece la ley. Es así que instituciones como el World Glacier Monitory Service, el servicio de glaciares a escala global, o la Sociedad Internacional de Glaciología, han enviado notas de apoyo, una vez que se enteraron de este procesamiento, coincidiendo con la metodología implementada por IANIGLA, y estableciendo que es la forma correcta de llevar a cabo un inventario de las dimensiones que requieren cuatro mil kilómetros de cordillera.

¿Cómo interpreta usted la relación entre los derrames de Veladero y el inventario de glaciares, postulado en el fallo?

—Una de las justificaciones que se establece para involucrar al IANIGLA en este procesamiento es que la forma en que se ha realizado el inventario ha facilitado la ocurrencia de los derrames de cianuro en el río Jáchal. Obviamente que el IANIGLA se solidariza con la gente de Jáchal cuando hay cianuro en su río, y estamos totalmente en contra de esto, pero es muy claro que no existe ninguna relación entre el tamaño de los glaciares y la ocurrencia de estos derrames. La ocurrencia de estos derrames son problemas técnicos e ingenieriles de una empresa que está trabajando en este sector, y de la falta de control, por parte de las autoridades competentes de la provincia de San Juan, sobre cómo trabajan estas empresas. Entonces resulta muy difícil entender cómo se pretende asociar justamente el Inventario Nacional de Glaciares y la forma con que se trabajó con la ocurrencia de derrames. Hay 40 cuerpos de hielo y más de cuatro kilómetros cuadrados de hielo inventariados por el IANIGLA en esa zona, lo que es suficiente material para proceder a controlar el impacto de las actividades mineras sobre los mismos.

¿Cuál es la responsabilidad del IANIGLA en el control de la actividad minera?

—Precisamente, otro de los procesos que llevan al mal entendimiento es asumir que un instituto de investigación, un instituto del CONICET, tiene un poder policial. El IANIGLA en ningún momento tiene que controlar a las empresas. Existe la autoridad. La ley establece quién es la autoridad de aplicación de la ley, quiénes son las autoridades competentes. Somos un grupo de investigadores cuyas armas son las computadoras. No cumplimos una función policial. No es el IANIGLA quien tiene que controlar a las empresas mineras, es responsabilidad del IANIGLA elaborar el mejor Inventario Nacional de Glaciares en función de toda una serie de situaciones técnicas de presupuesto, de personal, y de tiempo. Esa es la misión de IANIGLA. Y no se puede pensar que el IANIGLA es responsable de los derrames porque no controló a las empresas mineras. Eso no es nuestra responsabilidad. Somos una institución científica y nuestra responsabilidad es darle al pueblo argentino el mejor inventario de las reservas hídricas, y estoy seguro de que hemos hecho eso, por lo que el IANIGLA ha cumplido con la Ley de Preservación de Glaciares.

Cada cinco años se va a requerir una actualización del inventario. ¿Quién estaría dispuesto a acceder a estar a cargo con el antecedente del proceso penal que usted sufre? ¿Se comenta eso entre sus colegas?

—Sin duda este procesamiento que está viviendo el IANIGLA a través de mi persona afecta a la actividad científica en el sentido en que la gente que trabaja en ciencia, muchos colegas trabajando en glaciares o en temas diferentes, me lo han dicho más de una vez: resulta muy difícil pensar que nos vamos a involucrar en temas que posteriormente terminen en un procesamiento. Eso desalienta a los investigadores a trabajar en temas que reclama la sociedad y que son necesarios para mejorar la calidad de vida que tienen los argentinos. Es muy difícil que muchos de los temas sobre la calidad de vida de los argentinos no estén asociados a situaciones económicas donde hay perdedores y ganadores. Estas situaciones pueden desencadenar en un procesamiento que lamentablemente desalienta a la comunidad científica, que se siente de alguna forma injustamente atacada por un proceso que está viviendo, a seguir avanzando, a seguir aportando su conocimiento, el fruto de toda la investigación argentina a la solución de problemas que tiene el país.

Usted tuvo un fuerte apoyo de la comunidad científica y académica tanto nacional como internacional, incluso armaron una web con el seguimiento de su caso. ¿Todo eso funciona como paliativo para el momento que está viviendo?

—En estos momentos en que uno está viviendo esta situación tan particular sin duda el apoyo de mis colegas, el apoyo de la comunidad científica argentina e internacional es lo que a uno lo ayuda a seguir trabajando, a seguir avanzando, a seguir comprometido con esta situación. No hay nada mejor que sentirse acompañado en este momento. Así como decía que instituciones internacionales especialistas en el tema han enviado cartas de apoyo, también tengo el apoyo de todos los colegas, los investigadores jóvenes que trabajan en Mendoza han hecho una colecta internacional para pagar todos los gastos relacionados con el proceso legal que me involucra y la respuesta es increíble. Es gente con la que hace veinte o treinta años interactué, y gente que no me conoce directamente, pero que se siente tocada por la situación.

Imagino que el apoyo de la comunidad científica lo hace reflexionar sobre la calidad del trabajo del IANIGLA.

—EL IANIGLA propuso una forma de inventariar los glaciares que podría haber sido aceptada o no por las autoridades, lo nuestro fue simplemente una propuesta, una forma de hacer el inventario que era, de acuerdo a nuestro conocimiento, la mejor forma de llevar adelante el Inventario Nacional de Glaciares. Cumplimos. Se nos dieron 60 días desde la promulgación de la ley para la elaboración de este documento por el cual se me juzga. IANIGLA lo hizo en 43 días para demostrar que la comunidad científica no quería atrasar en ningún momento este proceso de promulgación y de reglamentación de la ley. Hemos terminado el inventario, más de 16 mil cuerpos de hielo inventariados en la República Argentina en la parte continental. Claramente nosotros no somos responsables de los derrames de cianuro en el río Jáchal. IANIGLA, por el contrario, está en contra de estos derrames, en contra de las acciones que dañan el ambiente que representa el corazón de IANIGLA, que es la cordillera. Todos los años vas a encontrar gente de IANIGLA desde la Puna hasta Tierra del Fuego trabajando en la Cordillera de los Andes, haciendo distintas actividades. La cordillera es nuestro corazón. De ahí trabajamos, vivimos y nos sentimos felices tratando de conservarla y protegerla de la mejor forma posible.

*Por Armando Doria para NEXCiencia.

Palabras claves: Ley de Glaciares, Ricardo Villalba

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