El almuerzo desnudo

El almuerzo desnudo
2 mayo, 2018 por Redacción La tinta

La iconicidad de la imagen hace que lectura sea rápida, si se hace detenida y atentamente se puede descubrir que la interacción de los 11 trabajadores no es natural. Los hombres que están sentados sobre la viga y que están en su momento de descanso y almuerzo, son los albañiles que están construyendo el Rockefeller Center en Manhattan, en 1932. De fondo puede verse la ciudad de Nueva York y el Central Park. Lunch atop a skyscraper (almuerzo sobre un rascacielos), ese es el título de la imagen, se realizó el 29 de septiembre durante una visita de varios fotógrafos a la obra del complejo de edificios y se publicó por primera vez el 2 de octubre en el New York Herald Tribune.

Por Redacción La Tinta

Esta escena se montó más precisamente en lo que sería el edificio de la General Electric, en su piso 69 y fue pensada como una forma de publicitar la inmensa obra que llevaba adelante Rockefeller. Por eso ese día estuvieron presente varios fotógrafos que realizaron muchas tomas con los trabajadores.

Por lo que se duda de la autoría de la imagen y se la acredita como anónima, hasta 2012 se pensaba que era de Charles C. Ebbets pero esa jornada también estuvieron presentes Thomas Kelley y William Leftwich quienes realizaron registro de la obra. En la publicación del New York Heralda Tribune no aparecían los créditos de autoría, algo que era muy común en aquella época, por lo que ese dato no ofrece certezas.

La fotografía fue tomada en el contexto de la Gran Depresión, la recesión económica que vivió en la década del 30 en los EE.UU. Esta escena busca dar la idea de progreso y de Nueva York como una ciudad de grandes oportunidades, los protagonistas de esta imagen en su mayoría son inmigrantes irlandeses, italianos, etc.

Pero una vez que se deja de lado los yeites del discurso publicitario, la imagen pone en evidencia la precariedad con la que trabajaban estos hombres, las condiciones nulas de seguridad. En el documental “Men at lunch” del director irlandés Seán Ó Cualáín, que trata sobre la historia de esta foto, aparece el testimonio de alguien que trabajo y que dice “La paga era buena. La cuestión era que había que estar dispuesto a morir”.

 

*Por Redacción La Tinta / Fuente: ABC

 

 

 

 

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