¡Yallah! ¡Yallah!: usar el fútbol para contar lo que pasa en Palestina
«¡Yallah! ¡Yallah!, fútbol, pasión y lucha», es un documental sobre la supervivencia y la visibilización. El deporte en medio de una situación donde la opresión y los ataques al pueblo palestino constituyen el escenario cotidiano. El film muestra cómo el peso de los militares, la opresión israelí con su ejército de ocupación influye en todos los aspectos de la vida de este pueblo. “Hoy en día el deporte es considerado terrorismo para ellos”, dice una de las siete personas que retratan Fernando Romanazzo y Cristian Pirovano en este documental sobre la pasión que las une: el fútbol.
Por Celina Demarchi para La Izquierda Diario
Filmada en Palestina, ¡Yallah! ¡Yallah!, fútbol, pasión y lucha , es un documental sobre la supervivencia y la visibilización. El deporte en medio de una situación donde la opresión y los ataques al pueblo palestino constituyen el escenario cotidiano.
La vida cotidiana, los entrenamientos, las trabas para viajar y capacitarse, los puestos de control y las tremendas dificultades de los clubes de fútbol para salir adelante ante las constantes detenciones de sus jugadores y el encarcelamiento, sin causa, de su máxima estrella, jugador de la selección. El film muestra cómo el peso de los militares, la opresión israelí con su ejército de ocupación influye en todos los aspectos de la vida de este pueblo.
A partir de largos planos se puede observar el muro y la amenaza constante por parte de las tropas israelíes. El fútbol es una manera de visibilizarse que tiene el pueblo palestino y es por esta razón que Israel persigue a sus jugadores.
¿Cómo surge la idea de hacer ¡Yallah, Yallah!?
Surge a finales del 2012, principios de 2013 cuando fui a hacer un laburo de fotoperiodismo. Empecé en Egipto, en la Plaza Tahrir al final de la primavera árabe, intenté ir a Gaza y después de eso estuve en la Plaza del Rey tres semanas acampando. No pude entrar a Gaza por cuestiones burocráticas, de ahí me fui a Cisjordania entrando por Jordania y al cuarto día me fui a un campo de refugiados, Kalandia, que es el más grande que hay ahí.
Fui con una cámara sin darle la entidad que realmente tiene un campo de refugiados y a los quince minutos ya tenía 5 o 6 chicos que me seguían. Buena onda al principio y después se puso un poco violento, lo que es entendible porque son los mecanismos de defensa que tienen los campos de refugiados frente a cualquier persona que puede ir a hacer inteligencia del ejército israelí. Ahí me salvó un hombre, un palestino, que había vivido en Venezuela y hablaba castellano, me dijo “usted se viene a tomar un café conmigo”. Nos pusimos a charlar y a los 15 minutos empezó a hablar de fútbol y me dijo “yo necesito un favor, que le mande una carta a Sabella” -el entrenador de la selección argentina en ese momento- e indicaba algunos cambios de jugadores y con esto “vamos a salir campeones” -hablaba de nosotros- y en el medio de eso había una balacera literal. Los campos de refugiados tienen grupos armados que hacen demostraciones de poder y salen a tirar tiros al aire y se enfrentan con el ejército israelí, no con armas claro, pero demuestran que se pueden defender. Seguí un poco la onda del tipo, lo filmé y después de estar unos días en Palestina y ver cómo se vivía me puse en contacto con Fernando Romanazzo y le dije “che tenemos que hacer algo en Palestina”. Después de vivir ahí unos meses, la idea de usar el fútbol como una herramienta para contar lo que pasa en Palestina nos pareció alucinante y como una estrategia para arrimar más gente a todo lo que se está viviendo allí.
¿Cómo fue la experiencia de vivir en Palestina?
La experiencia fue alucinante y muy fuerte, casi un año viví allá en distintas etapas. Primero fui a hacer el laburo de fotoperiodismo, después la pre producción, después dos viajes distintos filmando y el último a presentar le película. Fue una experiencia enriquecedora. Hay una energía muy fuerte. Palestina te atrae y te pega o te repele. A nivel personal me pasó eso. Tuve experiencias de las más variadas. De estar en lugares de enfrentamiento con el ejército israelí, compañeros encarcelados, lugares donde se hacen las bodas, viví con una familia 5 meses, estuve en los entierros que son movilizaciones populares impresionantes, el homenaje a los que pasan a ser mártires. Un montón de historias que te quedan en la cabeza. Algunas terribles que son las que vive el pueblo Palestino, otras historias hermosas, de generosidad y solidaridad.
¿Cómo eligieron los personajes?
Los personajes los fuimos eligiendo a partir de un suceso. Cada persona en Palestina tiene historias que son para nosotros muy extravagantes. Se ve en la película jugadores que habían sido frizados (metidos en una cámara frigorífica) creyendo que habían muerto en ataques y estaban vivos y después juegan en equipos. Cada familia tiene muertos, familiares encarcelados, lesionados, en ese sentido es muy transparente y muy fácil elegir personajes que se vinculen y que tengan algo para contar.
¿Cuáles fueron los momentos más difíciles del rodaje?
Uno de los momentos más difíciles fue cuando este hombre que quería mandar la carta a Sabella, Mohamed, al cuarto día de rodaje, y después de un gran esfuerzo que hicimos en Argentina para poder viajar, -llegamos con un equipo de tres personas, Fernando, Martín Turnes y yo-. Al cuatro día de rodaje Mohamed nos dice que no podía seguir en el proyecto, que se bajaba y que no nos podía decir las razones. Al tiempo supimos que él tenía un hijo detenido con una causa de tres años y medio y cuando fuimos a filmar su hijo estaba por quedar en libertad. Nunca supimos si fue por presión interna de la familia o de él mismo, o presión externa, que el decidió abandonar el proyecto. Ese fue un momento durísimo porque nos quedamos sin película, en Palestina y debiendo plata. Pero como vivíamos en un lugar que era como la AFA de Palestina, teníamos vínculos con jugadores, entrenadores y dirigentes, empezamos a indagar. Otro momento duro fue cuando terminamos el rodaje y nos enteramos que a uno de los colaboradores que teníamos donde vivíamos, lo había matado el ejército israelí, Mohamed al Katri. Le pegaron un tiro en el pecho en el campo de refugiados donde él vivía por intentar defender a unos chicos menores de edad de ser detenidos.
En el documental se observa que hay mujeres que participan, ¿está creciendo la participación femenina en este deporte?
La participación femenina es muy importante. Se da sobre todo en ciudades donde hay mayoría de mujeres que profesan la religión católica como Belén o Jerusalén. La mayor parte de la selección femenina está compuesta por jugadoras de esa ciudades. Si bien hay varios equipos en la liga femenina no son muchos, pero está en crecimiento el fútbol femenino en Palestina. De hecho la selección femenina estaba hasta no hace mucho tiempo mejor ranqueada que la masculina. Hablé con una arquera y nos contó que los cargaba siempre a los hombres porque tenían todas las ventajas: ir los entrenamientos, facilidades para viajar pero que ellas estaban mejor ranqueadas.
¿Qué opinás de la producción audiovisual que hay sobre el tema y cuáles fueron sus referencias?
Respecto a la producción audiovisual, hay un montón de cosas muy interesantes. “Del otro lado del muro”, “ Un sordo en Gaza”, otras muy duras como To shoot an elephant, esa es durísima, muy fuerte . Una de las que más me gustó fue Cinco cámaras rotas que está filmada en un pueblito llamado Bil in y otros pueblos que salen todos los viernes a manifestarse. Thanks God it´s Friday, que cuenta todas las manifestaciones que se dan los viernes. Pero sin duda Cinco cámaras rotas que está filmada en Bil in y relata la historia de uno de los mártires más famosos, un activista muy reconocido que lo mata el impacto de un cartucho de gas que le pega en el pecho y luego su hermana muere en una manifestación – homenaje, asfixiada por los gases. Es brutal vivir en Palestina.
¿Cómo sigue el recorrido de la película?
La película sigue desde el 24 por dos semanas en el Gaumont, después vamos a Marcos Paz y luego en los espacios INCAA, en el interior. Queremos acompañar el recorrido. Es difícil, tenemos trabajo. Festivales internacionales y nos contactaron de las embajadas de Palestina en algunos países de Sudamérica, grupos pro Palestina de Europa y Canadá. Ese es el panorama.
*Por Celina Demarchi para La Izquierda Diario