Dybala, Pavón y la tonada cordobesa en los Mundiales
Desde los campeones de 1978 hasta las jóvenes promesas de hoy, en la Selección no falta aporte provinciano. Pasó Menotti apostando por jugadores de clubes del interior y también estuvo Kempes. El potrero de Telch, los grandes zagueros del interior y también Pablo Aimar. Un territorio aportando para todos.
Por Anibal Abt para La tinta
La expectativa que genera correr el velo y que aparezcan los 23 nombres que nos representarán en un Mundial de fútbol resulta indescriptible, aún con los indeseables jinetes de siempre corriendo una carrera para dirimir quién tenía antes los nombres correctos.
Ese proceso es el que concluyó en la conferencia de Jorge Sampaoli de este lunes, leyendo nervioso las identificaciones de quienes «van a empezar a entrenar» de camino a Rusia. Titubeó en la primera frase y a la hora de mencionar al capitán Lionel Messi, nada menos.
Volvió a colocar (él, la AFA o quien sea que se atreva a incluir a Eduardo Salvio entre los defensores, por caso) a Cristian Pavón, de 22 años, entre los volantes. A «Kichán», sí, el de los casi 70 partidos seguidos jugando como titular en Boca, siendo determinante para el bicampeonato argentino. El mismo al que su papá, Walter, llevaba desde Anisacate todos los domingos a la mañana para el torneo de baby que se televisaba hasta los entrenamientos de Talleres en su F100.
Quedó así, entre los escasos delanteros, Paulo Dybala. Oriundo de Laguna Larga, Darío Franco lo mandó a la cancha en la primera fecha de la temporada 2012/2013 de la Primera B Nacional y, pese a su juventud, a puro gol y categoría no dejó nunca la titularidad. Con 24 años, pasó de ascender con el Palermo a ser el goleador de la Juventus (gran arranque y final, con una laguna en el medio), que ganó su séptimo torneo local consecutivo.
A los dos, las realidades de los clubes en los que se formaron los llevaron a mostrarse en el fútbol de ascenso, pero la cuestión estuvo lejos de ser un impedimento. Cristian fue vendido a Boca, quien comprobó sus condiciones tras un paso (ascenso incluido) por Colón de Santa Fe. Paulo, en cambio, pasó directo desde Alta Córdoba al Calcio.
Historizando
La gran transformación que gestó César Luis Menotti en la Selección Argentina, incluyó desde la imposición para tener el predio de Ezeiza hasta el manejo de las divisiones formativas. Pero ese pasaje en el tiempo se llevó también la idea de poder realizar un equipo con futbolistas que defendieran las camisetas de los combinados nacionales.
Antes de esos tiempos, el potrero de Roberto «Oveja» Telch marcaron el proceso con la particular tonada.
Le tocó a Talleres realizar el aporte trascendental de los primeros tiempos menottistas, aunque solo la «Cata» Miguel Oviedo fuera cordobés de la legión albiazul. Es cierto, tanto el santiagueño Luis Galván como el jujeño Daniel Valencia hicieron su vida en estos pagos y brillaron en el combinado nacional en el Mundial local, en tiempos de dictadura.
El sobresaliente Mario Kempes, goleador del campeonato, ya era parte del Valencia en 1978. A Américo Gallego le reconocen poco su origen morterense, por su temprana partida familiar a Rosario. Osvaldo Ardiles completó la relevante zaga que representó a Córdoba en el primer título mundial.
Los tiempos modernos vieron el fracaso deportivo del «Pitón» y el «Tolo» en 1982, en la legión que unió a las dos generaciones ganadoras. Los resultados no acompañaron.
Llegó la experiencia mexicana y hasta en la actualidad, al propio Oscar Ruggeri se le pianta un lagrimón al recordar la humildad de José Luis Cucciuffo, fallecido hace una década. Titular en la final del 29 de junio de 1986, la tragedia se llevó al único cordobés de aquella legión. El «Cabezón», es cierto, se crió en Corral de Bustos, pero su DNI señala a Rosario como su lugar de natalicio.
El «Galgo» Gustavo Dezotti se coló en Italia ’90. Allí el oriundo de Monte Buey jugó su único partido mundialista como titular después de ingresar un par de veces desde el banco: la final del 0-1 ante Alemania, con el penal de Andreas Brehme. Y si Pedro Damián Monzón fue el primer jugador de la historia en ser expulsado en una final, Dezotti se ubicó segundo, al ver la roja antes del cierre ese 8 de julio.
Pasaría Alfio Basile sin recurrir a coterráneos para llevar a la Copa de Estados Unidos, y Daniel Pasarella sólo convocaría al «Piojo» Claudio López. El de Río Tercero fue el único jugador de la provincia en ese Mundial, y repetiría con Marcelo Bielsa cuatro años más tarde.
Zagueros, de perfil bajo y nacidos en el interior
Recordado por su imposibilidad para volverlo a la memoria, la cita de Japón y Corea tuvo en la decepción su palabra mayor. Córdoba empezaba a mostrar una de sus especialidades de este siglo: aportar marcadores centrales.
Fue Walter Samuel. Identificado con la santafesina Firmat, donde creció, nació en Laborde bajo el apellido Luján. Cuando su apellido paterno ya había trascendido con algunas presentaciones con selecciones juveniles, a modo de agradecimiento, este zurdo de bajo perfil le agradeció a su padrastro, don Samuel, cambiándose el apellido.
En el único Mundial jugado en Asia estuvo también Pablo Aimar (jugó el de 2006), bajo esa camiseta 16 a la que muchos compañeros corrieron a consolar tras el 1-1 con Suecia.
Fabricio Coloccini y Nicolás Burdisso consolidaron la tendencia de los marcadores centrales en «el equipo de José», que estuvo a punto de eliminar al local en 2006. El Mundial de Alemania, y la despedida en los penales de cuartos de final, encontró al jugador nacido en Alta Gracia en la base de la plantilla.
La cumbre cordoooobesa en una concentración ecuménica fue en Sudáfrica, nada menos que de la mano de Diego Maradona. Otra vez, los zagueros marcaron el pulso: a Burdisso se le sumaron Samuel y Martín Demichelis, de Justiniano Posse. Para este último, surgido en River, su gran Copa sería (contra todos los pronósticos) la de Brasil, donde se afianzó junto con el equipo y fue parte central en el orden defensivo que derivó en el subcampeonato.
El «Diego» también conformó a los hinchas de Talleres y Belgrano, apostando por las figuras de Javier Pastore y Mario Bolatti.
Dybala y Pavón cubren los nombres del mencionado Demichelis y el cuasi olvidado Hugo Campagnaro. Oriundo de Coronel Baigorria, jugó sólo los primeros cuarenta y cinco minutos en Brasil, bajo la órbita de Alejandro Sabella.
Tal vez la mayor ventaja para nuestros jóvenes que en breve viajan rumbo a tierras rusas es contar con el respaldo del público local, ya que gloriosos y tallarines los supieron ver, hace no mucho, vistiendo sus colores. Tiempos lejanos a los de Menotti, pero con el cupo provincial bien cubierto, ambos saben de sacrificios para tamaño presente.
¿Jugarán? ¿Lograrán ser los suficientemente determinantes, al lado de Messi?, parecen (son) preguntas fuera de contexto. Por lo pronto, habrá ojos locales viéndolos, sufriendo y disfrutando con ellos.
*Por Anibal Abt para La tinta