Claveles de abril

Claveles de abril
16 abril, 2018 por Redacción La tinta

La sonrisa de ambas protagonistas y la dirección de las miradas del resto de los soldados evidencian el buen ambiente y la camaradería de ese momento. Ella es Celeste Caeiro y el clavel que está colocando en el cañón del fusil es el último de un ramo que ya repartió entre los soldados. Es el 25 de abril de 1974, los militares, Celeste y todos están en la plaza de Rossío, en Lisboa. Protagonizaban el levantamiento y la pueblada que terminaría con el régimen salazarista, que por entonces lideraba el dictador Marcelo Caetano.

Por Redacción La tinta

“El soldado me pidió un cigarro y no tenía. Me dio pena y le di un clavel pensando que no iba a aceptarlo, y lo puso en el cañón de la escopeta”, así cuenta Celeste Caeiro cómo inició su acción que le diera nombre a la revolución. Ella se había detenido a preguntarle al soldado qué es lo que sucedía y él respondió “Nos vamos para El Carmo a detener a Marcelo Caetano. ¡Esto es una revolución!”.

En ese tiempo Celeste trabajaba en los guardarropas de un restaurante de la calle Braancamp, que justo ese día festejaba su primer aniversario, por ello habían comprado una gran cantidad de claveles. Por las circunstancias del momento político y social, que ya había arrancado la noche anterior con la toma de cuarteles, los dueños no pudieron abrir y decidieron repartirles los claveles a sus empleados.

“Podían haber escogido otra flor, pero fue esa. Yo elegí rojos y blancos”, afirma la hoy anciana que ese día, como tantos otros portugueses, colmó las calles de su país. Ella inicio el gesto que luego continuarían los floristas y que se convirtió en el símbolo de un hecho que cambio la historia del país.

Otra de las características que convierte a esta revolución en un hecho romántico, es que la contraseña que la puso en marcha fue la canción “E depois do Adeus” de Paulo de Carvalho, que sonó en la Rádio Emissores Associados de Lisboa. Al escuchar esa canción los rebeldes sabían que debían tomar diferentes puntos estratégicos del país.

Hoy celeste es una jubilada que apenas lograr sobrevivir con su pensión, tampoco es reconocida es su país dado que no es invitada a los actos conmemorativos de abril. Pero mantiene el orgullo y la convicción como aquel día de ese gesto tan preciso.

 

*Por Redacción La tinta  /  Fuente: El Periódico

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