La maleta de Centelles

La maleta de Centelles
15 febrero, 2018 por Redacción La tinta

Agustí Centelles no solo registró la guerra civil española con una sensibilidad que le dio una mirada única, sino que también fue un militante que puso su oficio de fotógrafo al servicio de la lucha contra el franquismo. El estar cerca e involucrado son dos variables que le sirvieron a Centelles para lograr fotografías históricas, que muestran el atroz avanzaba del fascismo en su país y la dignidad de la resistencia de la Republica. Sin dudas uno de los grandes del fotoperiodismo español que no tuvo su reconocimiento hasta la caída del régimen.

Por Redacción La Tinta

Nacido en Valencia (1909) desde muy joven se interesó por la imagen. Su sueño era ser camarógrafo de cine pero cuando su padre le regalo una cámara de 10×15 quedo fascina con la imagen fija.

Su familia se trasladó a Barcelona y ahí comenzó con su formación autodidacta, primero aprendió el retoque de negativos en el estudio de Francesc de Baños, que luego lo tomo como ayudante. Al mismo tiempo trabajaba en las rotativas del diario El Día Gráfico donde conoció al fotógrafo Josep Badosa, quien lo apadrino en el oficio del fotoperiodismo.

Hasta 1931 estuvo al lado de Badosa y en el ’34 con mucho esfuerzo se compró su primera Leica y se aventuró a trabajar como freelance. Al poco tiempo comenzó a colaborar con el periódico La Vanguardia, el estilo único y descontracturado de sus imágenes hizo que se destaque del resto. A partir de entonces varias revistas y diarios de la ciudad se interesaron en publicar sus fotografías.


Sobre esos días iniciales Centelles afirmó “Cuando yo inicié mi trabajo, el tipo de reportaje que se hacía era muy estático y artificioso. La costumbre era que en los acontecimientos importantes, los fotógrafos se colocasen en batería y esperasen el resplandor de un flash de magnesio para disparar simultáneamente sus cámaras. Esta rutina y falta de ambición profesional daba como resultado un trabajo mediocre e inexpresivo que no me gustaba en absoluto”.


En 1937 la Generalidad creo el Comisariado de Propaganda que tenía como objetivo difundir internacionalmente lo que estaba sucediendo en España, el fotógrafo se sumó a la Unidad de Servicios Fotográficos del Ejército del Este. En ese puesto recorrió los frentes de batalla, desde los Pirineos aragoneses hasta Teruel, generando una calidad y una cantidad de fotografías interesantes.

Con el avance del fascismo y el triunfo de Franco en la guerra la situación se hizo insostenible para los republicanos, por lo que muchos debieron partir hacia exilio. En 1939 Centelles recibió la orden de salir del país para resguarda su material fotográfico. Partió hacia Francia con 400 negativos y su cámara Leica, como otros miles de españoles cruzo los Pirineos caminando.

Al llegar fue llevado al campo de concentración de Bram, donde se encontró con su colega Salvador Pujol. Con él se dedicó a registraron las pésimas condiciones en las que vivían en aquellos campos. Pero todo ese material fotográfico no podía circular, por lo que el fotógrafo decidió esconder la maleta en la casa de unos granjeros de Carcasona que lo habían hospedado.

En 1944 la Gestapo descubre sus actividades y lo exilia a Andorra, la vuelta a su país no fue muy grata. Luego de estar escondido dos años en Reus, regresa a Barcelona pero el régimen no lo deja trabajar como fotoperiodista por considerarlo un enemigo. En 1950 es juzgado y condenado a prisión domiciliaria hasta 1956. En ese periodo comienza a dedicarse a la fotografía publicitaria e industrial.

Casi 32 años después, en 1976 con Franco ya muerto, Centelles fue a Carcasona a recuperar aquella maleta donde guardaba todo su trabajo y que la familia de granjeros había custodiado fielmente. Para mantener el contacto con ellos y que no pensaran que estaba muerto, el fotógrafo cada navidad les mandaba una caja llena de turrones.

Ordenar, clasificar y positivar el material llevo su tiempo por lo que recién en 1978 pudo realizar en Barcelona su primer muestra, con este acontecimiento vino el reconocimiento que se plasmó en 1984 con la entrega del Premio Nacional de Artes Plásticas.

Centelles falleció en 1985 dejando una obra intensa tanto estética como discursivamente. En esas fotografías sin dudas se percibe un espíritu que explora, experimenta, que busca contar y denunciar sin dejar de lado la construcción de la imagen.

*Por Redacción La Tinta   / Fuente: La Izquierda Diario 

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