El “country branding” versus los Derechos Humanos

El “country branding” versus los Derechos Humanos
19 febrero, 2018 por Redacción La tinta

Mauricio Macri busca modificar su percepción política en el exterior. Está convencido de que la repercusión internacional por la ejecución sumaria perpetrada por el policía Luis Chocobar, la detención ilegal de Milagro Sala o la muerte de Santiago Maldonado es fruto de la insistente prédica del kirchnerismo en los foros multilaterales. La pronta designación de Paula Bertol como embajadora en la OEA, y del ex vicecanciller Carlos Fodadori para representar al país en Ginebra, pretende reforzar el siguiente mensaje al mundo: “En Argentina funciona el Estado de Derecho”. La obsesión del PRO para que la marca país no quede herida por casos vinculados a los derechos humanos.

Por Emiliano Guido para Nuestras Voces

Al presidente Mauricio Macri se le congeló el rostro cuando su par canadiense, Justin Trudeau, utilizó a fines del 2016 su visita al país para exigir respuestas sobre la detención de la parlamentaria regional Milagro Sala. En su gira por los EE.UU., la ministra de Seguridad Patricia Bullrich se encolerizó en la red social Twitter para salir al cruce de las críticas de José Miguel Vivanco, director para las Américas de Human Right Watchs, sobre la recientemente estrenada “Doctrina Chocobar”. En su momento, Macri se mostró ante Trudeau más afable que Bullrich ante Vivanco y balbuceó una excusa centrada en que la prisión de Sala era una decisión soberana de la justicia provincial jujeña. El tono de Cambiemos al momento de dar respuestas a funcionarios u organismos externos sobre la vigencia de las garantías constitucionales en el país varía según el interlocutor. No es lo mismo un Jefe de Estado de una economía integrante del G7 que un referente global de los derechos humanos, claro está. El común denominador es el fastidio de Cambiemos al no poder evitar que Argentina vuelva a ser renombrada en el exterior como un país donde haya presos políticos y ejecuciones sumarias. En la era de la posverdad, un gobierno de derecha pero cool, especulan, toma más inversiones que un gobierno que no es derecho ni humano.

La muerte del joven Santiago Maldonado durante un operativo represivo ilegal de una fuerza de seguridad federal también fue noticia en el exterior. Los principales diarios de Europa y América Latina dieron cuenta de las gigantes movilizaciones en el país reclamando verdad y justicia. Nuevamente, una celebridad, en este caso de la música, el cantante irlandés Bono pidió explicaciones a Macri sobre Maldonado cuando visitó la Casa Rosada. En ese momento, el gobierno argentino a través de algunos funcionarios y de periodistas amigos comenzó a divulgar una hipótesis disparatada para justificar la mala visión del país en el exterior en cuanto a su política de derechos humanos: “el kircherismo utiliza su influencia en los foros multilaterales para dañar al país”. De esa manera, organismos como Amnistía Internacional, Human Right Watchs, espacios interamericanos como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, o el mismo Comité contra la Desaparición Forzada de Naciones Unidas son susceptibles a la prédica opositora y no a la evidente vulneración al Estado de derecho producida en la detención de Sala o en el asesinato de Maldonado. Duranbarbismo puro.


Por ese motivo, el gobierno ha decidido reforzar su estrategia comunicacional ligada a lo que se denomina “countrybranding”. Es decir, la política exterior de Cambiemos estima que una “marca país” dañada en su reputación moral, en este caso por el conocimiento extramuros de presos políticos o ejecuciones sumarias, dificulta la oportunidad de hacer negocios.


El “countrybranding” es una herramienta del marketing político. Un reciente artículo del periódico británico The Guardian, titulado “How to sell a country: the booming business of nation branding”, explica muy bien el concepto: “Las naciones modernas han construido cierta reputación alrededor suyas, más allá de que para ello utilicen verdades o mentiras. Así como un producto necesita credibilidad para venderse, una nación gana reputación en el mundo con una buena marca país. Croacia, tras la guerra de los Balcanes, fue el primer país europeo en limpiarse el lastre bélico y mejorar su visión como un país amigable. Hoy lidera la industria del turismo en la región”.

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“Tuvimos dos años de trabajo intenso para reinsertar a la Argentina al mundo en el plano internacional desde lo económico y descuidamos la política de derechos humanos en los foros internacionales”, hizo trascender el gobierno mediante una reciente declaración en off al portal Infobae. Además, el Palacio San Martín justificó las designaciones de Bertol y Fodadori en pos de recuperar esgrima diplomática en ámbitos donde, considera, sus antecesores hicieron un mal trabajo: “Nuestro embajador en el Comité de Detención Arbitraria de la ONU no supo defender la posición argentina de que Sala no es una presa política sino que tiene causas de corrupción concretas en su contra. Algo similar ocurrió con un informe del Comité de Torturas y Maltratos carcelarios de la ONU que emitió duras acusaciones contra la Argentina por la situación de las cárceles”. Fodadori, apenas asuma, le espera un arduo trabajo. El Comité contra la Desaparición Forzada de Naciones Unidas recordó en una reciente nota oficial al Estado argentino que “la localización del cuerpo del señor Santiago Maldonado no lo releva de sus otras obligaciones derivadas de la Convención, en particular a las consagradas en el artículo 12”. En ese sentido, el Comité volvió a reclamar “una investigación exhaustiva e imparcial”.

Derechos y Humanos

Elizabeth Gómez Alcorta, abogada defensora de Milagro Sala, advierte a Nuestras Voces que la repercusión internacional sobre la detención ilegal de la dirigente social tupaquera obedece una cuestión tan objetiva y simple como el no respeto de la ley. En ese sentido, Gómez Alcorta descarta de plano que los organismos multilaterales en derechos humanos puedan ser susceptibles a operaciones partidarias, como estima entre dientes el macrismo. “La detención de Milagro ha tenido una gran repercusión a nivel internacional en virtud de que se trata de una dirigente social y política que fue detenida en el marco de una protesta social mientras protagonizaba un acampe pacífico a pocos días de la renovación de autoridades provinciales y nacionales en la Argentina. También hay que decir que el conocimiento del caso de Milagro en el exterior se da porque desde hace unos años en América Latina, según advierte un reciente informe de la CIDH, se viene consolidando la criminalización de los oponentes o de referentes en la pelea por los derechos humanos como uno los principales métodos utilizados en términos de persecución política”, puntualiza.


Por otro lado, la ciega inquina del macrismo contra el sistema internacional de derechos humanos le hace ver motivaciones políticas, incluso, en colectivos como Amnistía Internacional, un organismo respetado en el mundo por su imparcialidad política.


Así como Amnistía advierte sobre la existencia de presos políticos en Venezuela, el capítulo argentino del organismo recomendó en una carta entregada meses atrás al secretario de Derechos Humanos de la nación Claudio Avruj que “para que las 188 recomendaciones que recibió Argentina (tras ser evaluado el país en un monitoreo sobre derechos humanos celebrado en la ONU) queden plasmadas en resultados concretos es necesario que el Estado exprese su aceptación y cree mecanismos para implementarlas”.

Por último, Gómez Alcorta resalta que los reclamos existentes de la CIDH al gobierno argentino obedecen a un entrelazado institucional y constitucional que no es susceptible a las tensiones de pago chico que puede haber por la llamada grieta argentina. “El rol del sistema interamericano en el fortalecimiento de los derechos humanos en Argentina ha sido vital. Es imposible pensar el proceso de juzgamiento a los crímenes de lesa humanidad sin, por un lado, el avance del derecho internacional en derechos humanos y sin pensar en los aportes centrales que dio la Comisión como la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Además, no olvidemos que la propia reforma argentina del año 1994 incorporando con rango constitucional los pactos internacionales de derechos humanos ha generado un nivel de fortaleza que, claramente, el gobierno de Macri ha intentado comenzar a desandar”, recuerda la abogada de Milagro Sala.

Comunicación y negocios

El experto en comunicación política Mario Riorda aclara a Nuestras Voces que la construcción de la imagen internacional de un gobierno es una actividad “onerosa” pero “factible”. “En la actualidad una administración puede apelar a distintos instrumentos: estudios de reputación digital, son accesibles y cada día se usan más; clipping o estudio agregado de la repercusión internacional de puntuales noticias; ser parte de rankings internacionales en temas estratégicos para testear la percepción del país por parte de las élites globales”, enumera el autor del interesante libro “Cambiando- el eterno comienzo de la Argentina”.

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A su vez, el consultor Ricardo Rouvier estima como sumamente lógico que el gobierno de Cambiemos busque alambrar su imagen en el exterior para que quedar al resguardo de denuncias incómodas. “En un mundo globalizado e interdependiente es fundamental cuidar la inserción del país en el espacio planetario. Uno de los ejes fundamentales de la recuperación económica pasa, generalmente, por la corriente inversora externa; y eso pondera la necesidad de una relación más comunicada, más abierta con el mundo, sobre todo con el mundo desarrollado”.

El gobierno quiere desterrar del imaginario internacional la asociación de ideas “Macri: Dictadura”. Para ellos, Cambiemos explicitó en una serie de artículos publicados en su prensa amiga cuál será su plan maestro para revertirse con un halo democrático: “Bertol trabajará en la OEA bajo la idea concreta de Macri de ejercer una mayor presión internacional a Venezuela en el cumplimiento de la Carta Democrática”. El propio Macri también se mostró preocupado por la falta de “elecciones en Venezuela” en su reciente reunión bilateral con el Jefe de Estado ruso Vladimir Putin. A las 24 horas el Palacio Miraflores oficializaba el adelantamiento del cronograma electoral en el país caribeño. Recalculando.

*Por Emiliano Guido para Nuestras Voces / Fotgrafías: Casa Rosada

 

Palabras claves: Derechos Humanos, macrismo, Milagro Sala, Santiago Maldonado

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