En menos de dos años se multiplicó el cierre de medios y los periodistas echados

En menos de dos años se multiplicó el cierre de medios y los periodistas echados
6 diciembre, 2017 por Redacción La tinta

Desde la llegada de Cambiemos al poder son cada vez menos los medios de comunicación disponibles y más los trabajadores de prensa en la calle. El reciente cierre de la agencia de noticias DyN refleja la pésima situación del sector y deja ver un panorama sombrío en tiempos de ajuste.

Por Miguel Prieto para Contratapa

La grave crisis económica y laboral que atraviesa el país desde hace ya más de 16 meses dejó de ser noticia. Prácticamente todos los sectores se han visto golpeados y son casi invisibles las mejoras económicas que tanto pregona el gobierno de Mauricio Macri cada vez que tiene oportunidad. Una las actividades que no le escapa a esa realidad es la de los medios de comunicación.

Desde la llegada de la alianza Cambiemos al poder, fueron varios los medios nacionales que se vieron en dificultades y miles los comunicadores que se quedaron en la calle por culpa de la desidia empresarial y del propio Estado, que por decisión política optó por no intervenir y salvaguardar los puestos de trabajo. Según datos del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), sólo en 2016, un total de 1285 trabajadores quedaron afuera de la empresa en la que se desempeñaban. Algunos pudieron subsistir con mucho esfuerzo, otros quedaron a la deriva, mientras que en varios casos el panorama es poco alentador y la incertidumbre entre los empleados reina el día a día.

Más de 100 trabajadorxs en la calle

Este año se calcula que la cantidad se duplicó. El más reciente (y emblemático) caso es el del fin de la histórica agencia DyN. Desde hace algunos meses comenzaron los rumores de que sus principales accionistas –Grupo Clarín, La Nación, el diario Río Negro y La Gaceta de Tucumán– querían cerrarla bajo el argumento de que “no era rentable”. Algo por lo menos llamativo, ya que la agencia mantenía el número de clientes y sus cables seguían posicionados como una de las fuentes más importantes de los principales medios del país. Con el correr de los días, lo que empezó siendo rumor terminó finalmente convirtiéndose en realidad.

A pesar de que desde el directorio aseguraron que la determinación tiene que ver con “cuestiones económicas”, los periodistas, fotógrafos, técnicos y administrativos que perdieron su fuente laboral, expresaron a través de un comunicado que “una decisión de cierre de esta agencia, con 35 años de destacada trayectoria, obedecerá antes a cuestiones de interés político que económico”. Además, se refirieron a los accionistas como “corresponsables del destino laboral de casi cien trabajadores de prensa que, a pesar de las dificultades, producimos materiales que se destacan en diarios, portales, radios y canales de televisión, muchas veces sin el debido crédito”.

Los vaivenes de Rivadavia

La situación de Radio Rivadavia AM630 es preocupante y se remonta a varios años atrás. La familia Cetrá manejó la emisora durante años, pero se encargó literalmente de vaciarla luego de haber recibido en el gobierno de Cristina Kirchner sólo entre 2009 y 2013 más de 28 millones de pesos. En agosto del año pasado y tras el atraso en el pago de sueldos y cientos de despidos, los hermanos Guillermo y Fernando Whpei, dueños de la AM y FM de la emisora LT3 de Rosario y del diario “El Cordillerano” de Bariloche, se hicieron en más del 70 por ciento de las acciones de la radio. A pesar de que las nuevas autoridades quisieron llevar tranquilidad a los trabajadores de la emisora, apenas llegaron empezaron con un fuerte plan de ajuste, que incluyó varios despidos. Con una lavada de imagen y la contratación de varias figuras, Rivadavia siguió funcionando durante todo este año a pesar de que internamente las condiciones seguían siendo precarias.

Hace más de un mes, los problemas volvieron a incrementarse y los trabajadores volvieron a quedar a la deriva. El juez nacional en lo comercial Horacio Francisco Robledo declaró la quiebra de Radio Emisora Cultural S.A., propietaria de la emisora, por una deuda por $1,7 millones que mantiene con la Sociedad Argentina de Autores, Intérpretes y Compositores (Sadaic). Ante esto, los trabajadores se declararon en estado de alerta y asamblea permanente. A principios de noviembre, la situación se agravó, ya que los empleados denunciaron que los actuales dueños abandonaron las instalaciones de Rivadavia, llevándose cajas y algunas computadoras.

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El vaciamiento de Szpolsky y Garfunkel tras el fin de la pauta K

Durante los años kirchneristas, los empresarios Sergio Szpolsky y Matías Garfunkel – dueños del Grupo 23– se convirtieron en el as de espadas mediático del gobierno de turno para hacerle frente al inagotable poder de su enemigo público número uno: el Grupo Clarín. La administración de Cristina Kirchner destinó millones de pesos en pauta publicitaria para sus distintos medios, tanto gráficos, radiales como televisivos. Por mucho tiempo, el Grupo Veintitrés fue fuente laboral de cientos de periodistas y a pesar de no tener el éxito en audiencia de sus principales competidores, gracias al dinero que le daba el Ejecutivo, pudo subsistir.

Pero con la derrota electoral de 2015 a manos de Macri, la debacle en el multimedios K fue inevitable. Con el fin de la entrada del dinero del Estado, sus dueños literalmente desaparecieron y dejaron casi en la nada a cientos de trabajadores. Algunos de sus medios estuvieron a punto de desaparecer.

El diario Tiempo Argentino y el portal Infonews.com pasaron a estar bajo el control de sus empleados. A más de un año del comienzo de la cooperativa y sin ninguna ayuda del Estado, ambos medios funcionan de manera exitosa y reflejan como pocos lo que el macrismo no quiere que se difunda. Básicamente, hacen periodismo.

En el caso de Radio América, la suerte no fue la misma. Por falta de dinero, la emisora finalmente se apagó. Una voz menos. El canal de noticias CN23 cambió de dueño. Ante la crisis económica y la falta de pauta, pasó en febrero de 2016 de manos del ya extinto Grupo Veintitrés al Grupo Indalo, cuyos máximos accionistas son los empresarios kirchneristas Cristóbal López y Fabián de Sousa. Algo que no significó ni una mejora ni la salvación de la emisora, pues con el correr de los meses despidieron a cientos de sus empleados hasta que desde mediados de este año se convirtió en un canal de latas. Todo para abaratar los costos. Algunos de los periodistas fueron a parar a otros medios, mientras que otro tanto quedó sin empleo.

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La crisis le llegó a los medios anti-M

El Grupo Indalo le compró en 2012 todas las radios (Pop, Vale, Mega, TKM, Radio 10) y el canal de noticias C5N al empresario Daniel Hadad. Durante todo este tiempo, el multimedios del zar del juego se convirtió en el segundo más importante del país. Compitió mano a mano con el Grupo Clarín y desde su posición de “opositor” supo cosechar mucho éxito. Sin embargo, este año la situación se tornó -aducen sus accionistas- insostenible. Comenzó el retraso en el pago de los sueldos y algunos despidos. La mala situación del resto de las empresas de López empezó a repercutir en sus medios. El empresario dejó de aportar fondos para sostener las operaciones diarias de sus compañías desde octubre pasado. Y para los salarios le propuso a los trabajadores el pago escalonado en, por lo menos, tres veces. Los problemas surgieron a partir de la deuda que sostiene el empresario K con la AFIP, que asciende a más 8000 millones de dólares. Según el organismo que conduce Alberto Abad, el dinero corresponde al Impuesto a la Transferencia de Combustibles (ITC) durante los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner. El dinero que evadió fue usado por Indalo para comprar otras empresas y crear un conglomerado con 170 compañías y cerca de 17.000 empleados.

Si bien López y su socio son culpables de años de malos manejos, desde el gobierno aprovechan la situación para sacarse de encima al grupo mediático más crítico de su gestión. Simplemente aducen que es “un conflicto entre privados”. Muchos de sus acreedores sufren las consecuencias: reciben cheques sin fondos, que son rechazados. El caso más importante es el de Marcelo Tinelli, denunció por las redes sociales la falta de pago de cuatro meses de salarios y acusó a López y De Sousa de ser “estafadores”. El caso lo llevó a la Justicia y promete ser un escándalo. En el medio, ciento de trabajadores conviven con la incertidumbre de no saber qué va a pasar. Incluso se le adeuda gran parte del sueldo a figuras que participan del programa Showmatch.

Los problemas se hacen notar en las señales de televisión por cable C5N y CN23 (ex Szpolski y Garfunkel); en las emisoras de AM y FM y en los medios gráficos como el diario Ámbito Financiero. De hecho, hace unos meses ordenó cerrar el emblemático diario Buenos Aires Herald por “problemas económicos”. El pago escalonado obligó a los empleados de Indalo a llevar adelante una medida de fuerza en varios medios. Por el momento el estado de alerta es permanente y no se sabe qué va a pasar.

Entre ambos grupos medáticos K (Veintitrés e Indalo) cerraron varios medios. Entre los mencionados, se cuentan Miradas al Sur, Revista 23 y el Diario El Argentino, entre otros. A estos hay que sumar otros de distinto dueño como La Mañana de Córdoba (en 2016), uno de los rotativos más importantes de esa provincia. “Los señores Gerardo Raúl Varetto y Eduardo Varetto, una cadena de testaferros y prestanombres del poder político se encargaron de que esto terminara así”, dijeron los empleados en un comunicado.

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En Radio del Plata y en Página/12 tampoco pagan

La emisora de la empresa Electroingeniería afronta desde enero de 2016 serios problemas financieros, que la han imposibilitado de retener a sus más importantes figuras. Fue así que periodistas como Gustavo Sylvestre y Marcelo Zlotogwiazda tuvieron que emigrar a otra emisora. Durante todos estos meses, la radio afrontó complicaciones para pagar los sueldos y experimentó una serie de paros. El medio está diezmado y se repite la misma frase que en otro lugares: no se sabe qué va a pasar.

El 27 de octubre pasado hubo una nueva audiencia en el Ministerio de Trabajo en la que los dueños de la empresa informaron que no iban a poder cumplir con el pago de la segunda cuota correspondiente a lo trabajado durante el mes de septiembre, debido a “inconvenientes operativos involuntarios” relacionados con cheques que no pudieron llegar a destino y se comprometió a completar el pago. A comienzos del mes pasado, las huelgas siguieron siendo el leitmotiv de una de las históricas radios argentinas, pues adeudaban sueldos de julio, agosto y septiembre más medio aguinaldo.

Uno de los diarios en papel más importantes del país también afronta una gran crisis desde hace algunos años, incluso antes de la llegada de sus nuevo dueño, el Grupo Octubre, cuyo titular es el sindicalista Víctor Santamaría. Desde hace bastante, la comisión interna comenzó a denunciar la pérdida de puestos de trabajo no sólo en la redacción, en fotografía o en lugares sensibles como el archivo histórico, sino en las secciones. Este año el conflicto llegó a su punto más álgido con el no pago del acuerdo paritario firmado por el gremio de prensa y la empresa. A la fecha, el porcentaje del aumento no los canceló e incluso abrió una instancia de retiros voluntarios. La excusa que da el empresario, cercano al kirchnerismo, es que no desembolsa el dinero porque el “acuerdo no está homologado”. “Lejos de garantizar una recomposición acorde a los tarifazos y la inflación sobre la que informamos día a día, la realidad es que no recibimos ni siquiera el 12% de aumento”, dijo la comisión interna.

Despidos en la Editorial Atlántida-Televisa

Una de las editoriales más importantes del país despidió en estos dos años a casi 60 trabajadores. Por la situación, los trabajadores resolvieron llevar adelante un paro total de cuatro días con un gran acatamiento. Según el Sipreba, tras la negativa de los empleados a ser reincorporados, “esa fuerza se volcó para que la empresa se comprometiera, a través de la firma de un acta acuerdo, a avanzar en la resolución de los siguientes problemas: la recategorización de cinco trabajadores, el blanqueo de un trabajador, servicio de taxis para el cierre desde las 20hs., restitución del refrigerio en todos los días de cierre de las revistas semanales, incluir en el staff al personal de Pre Prensa y Digital, adelanto del 15% (implicó una mejora de 3% en el sueldo de mayo, respecto lo acordado en la paritaria), y el compromiso de cese de despidos por el plazo de un año”. El resultado fue que gran parte de los objetivos se lograron, aunque aún hay cosas por resolver. A pesar de esto, la situación del sector editorial es muy grave y el futuro es incierto. En abril, por ejemplo, la empresa cerró las redacciones locales de sus revistas Cosmopolitan, Vanidades, Harper’s Bazaar, Ser Padres, Runners y Muy Interesante.

Los más grandes también afrontan problemas

Medios como Clarín, La Nación, Infobae o Perfil llevaron adelante despidos en estos dos años. A pesar de ser exitosos y recibir millones de pauta publicitaria, el proceso de ajuste no se hizo esperar. En algunos de ellos se abrió una instancia de retiros voluntarios y en otros se optó por contratos a corto plazo.

En Clarín, por ejemplo, durante 2016 hubo 280 retiros voluntarios. En Perfil hubo algunos despidos y el pago escalonado de sueldos. En el diario de los Mitre hubo 14 trabajadores echados y 12 retiros voluntarios, mientras que en Infobae despidieron a cinco, según el Sipreba.

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*Por Miguel Prieto para Contratapa.

Palabras claves: despidos, Medios de comunicación

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