Alabama Shakes, regenerando la música negra

Alabama Shakes, regenerando la música negra
11 diciembre, 2017 por Gilda

Por Christian Jurmussi para La tinta

La historia de Alabama Shakes no es tan diferente a la de otros grupos musicales. Es la de Brittany Howard y Zac Cockrell, dos amigos que se conocieron en la escuela, cerca de Nashville, en Athens, dentro del estado de Alabama. Su hobby era fijarse en las camisetas de grupos musicales de sus compañeros de clase. Inevitablemente comenzaron a hablar de música y pusieron en marcha un proyecto musical al que se fueron agregando otros instrumentistas. Empezaron con versiones y poco a poco les entraron las ganas de componer. La maquinaria se puso en marcha y editar un disco ya no parecío un sueño imposible. Fue Boys & Girls (ATO / Rough Trade, 2012), un álbum que superó el millón de discos vendidos y que agarró a todos desprevenidos por su frescura envuelta en sonido retro.

Su concreción llegó luego de una  tarea de más de un año, coordinada con los trabajos diurnos de los integrantes.  Britanny era cartera de correos, Zac (bajo) técnico veterinario, Steve (batería) limpiaba una planta de radiación y Heath (guitarra) pintaba casas.  Después de trabajar y una media de tres día a la semana, conducían hasta Nashville y se pasaban  toda la noche grabando en los Bomber Shelter Studios. “Lo produjimos nosotros porque sabíamos lo que queríamos . Y lo que queríamos era un sonido crudo y analógico”. 

Si las canciones de Boys & Girls tenían una vis más sureña y de R&B, en Sound & Color (ATO y Rough Trade, 2015) -y conscientes de las altas expectativas- dibujaron una revolución inesperada, atrevida y sobre todo muy plausible.

En él conviven el sonido prototípico de la blaxplotation y el drum n´bass, las canciones se bañan en psicodelia y el espíritu de Janis Joplin todavía flota, aunque a Howard le incomoda esa y otras comparaciones.

Es una formación musical perfectamente digna –a veces, incluso memorablemente intensa– pero su mayor aval es la increíble voz rasposa de Brittany Howard.

Con “Don’t Wanna Fight” tienen el hit asegurado por si necesitan echar mano de él, el resto es un apéndice de rock universal que huye del conformismo.

Es bonito descubrir o, al menos, percibir que una canción no es un producto prefabricado, que está hecha con el corazón. Todas sus canciones tienen algo que acaba calando hondo. Una banda de soul y rock con gusto a garaje, de sonido crudo y eléctrico, rendida al pasado, a los 70 y al sonido vintage. Pero a la vez tan buenos en lo que hacen que no pertenecen a ninguna época.

*Por Christian Jurmussi para La tinta

Palabras claves: Alabama Shakes

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