Larga vida a les colibríes

Larga vida a les colibríes
17 noviembre, 2017 por Julieta Pollo

Todo tiempo es corto con Susy. Una podría pasar horas escuchándola conversar con la claridad de quien no teme multiplicar las preguntas y esa serenidad que no pierde fuerza en la dulzura. Este sábado la artista trans sudaca vuelve a Córdoba a participar del Deleite de los Cuerpos, y a ofrendar canciones con su Bandada de Colibríes: caja bagualera, coplas y fuerza disidente que lucha y sana desde el amor. Compartimos la charla que La tinta sostuvo con Susy una tarde de agosto, minutos antes de presentar su libro Crianzas. Allí esparció letras, canciones, ideas y pasiones, que florecieron en las cientos que nos acercamos a escucharla. Un abrazo sincero, por tantos que ella nos regala a través del arte.

Por Julieta Pollo para La tinta

Ese miércoles de agosto el Museo de Antropología efervecía; el bullicio de cientos de personas llegaba como un eco hasta el segundo piso, donde Susy Shock me convidaba reflexiones con la calma de quien tiene todo el tiempo del mundo. A nuestro lado, una batería de sillas esperaba lo que nunca llegaría: cobijar a una cantidad de gente contra todo pronóstico, que fue acomodándose entre el hall de la planta baja, las escaleras que lo rodean y el primer piso. Nos saludamos y le pregunto a Susy cómo está: “Corriendo… en esta reencarnación me tocó correr”, me dice, e imagino la marcha inquieta de sus tacones que van abonando un camino yermo, a fuerza de arte y resistencia.

—¿Cuál es la historia que narra Crianzas?

—Crianzas es una tía trava de una barriada de Buenos Aires, que puede ser cualquier barriada del país o de esta Latinoamérica, que está cuidando a su sobrino y que a partir de eso ese cuerpecito trava-tía-amorosa tiene que transitar por lugares donde no se nos espera que estemos, lugares como las instituciones, como la escuela porque tiene que ir a buscar al nene a la salida, en la vecindad, de día por las calles transitando como lo hace la gente. En una barriada que, indudablemente, es mucho más solidaria y menos careta con respecto a todos estos cuerpos que otros espacios a medida que empezás a ascender las clases sociales. Ahí anda esta tía que también creo que es una excusa para hablar de esta sociedad, para preguntarnos cosas que no nos preguntamos, para ver qué nos interroga este cuerpo, este modo de afectividad, de amorosidad que tiene inclusive mucho más esta tía trava que mucha otra hegemonía.  Este libro habla del abrazo a las crianzas, que damos o que dejamos de dar, los y las adultas. 

Crianzas es esa tía que te protege, te nutre, te enseña. Esa tía que baila, actúa, canta y reivindica la alegría, pero también es esa que llama las cosas por su nombre, que no subestima las infancias, que exige el respeto humano a una vencindad violenta por acción directa, acción solapada u omisión. Es una tía que abraza y que cría. Que cría abrazando.

Estas historias, enmarcadas en los prólogos de Marlene Wayar y Claudia Acuña y surtidas con bellas ilustraciones de Anahí Bazán Jara, nacieron como micros radiales de la mano de Cooperativa La Vaca. Tiempo después, la Editorial Muchas Nueces“no casualmente otra cooperativa” como siempre puntualiza Susy, le ofrece llevar sus narraciones orales al papel. Y así nació un libro que cala hondo en el respeto, la diversidad, la libertad  y el cariño… derechos que la adultez cercena. Y las infancias están ahí, atrapadas en la mugre que les adoctrina odio o que les reprime recortándoles las alas.

—En el camino de exploración del universo infantil que emprendiste para escribir el libro, ¿recuperaste experiencias de tu niñez o de cuando tu hija era pequeña?

Obvio, e inclusive con la misma niña que sigue siendo. Cuando te abrazan no dejas de ser vos misma, yo misma, que seguiré siendo esa niña que ha sido abrazada y que desde esa autoestima completa anda este mundo recorriendo, que no anda buscando que ningún agujero que te dejaron se llene con las migajas de nada, porque de eso se trata: de que les hacemos agujeros enormes a las infancias entonces es muy difícil recuperarse de ahí, o tardamos mucho tiempo, desperdiciamos mucho tiempo para decir ‘soy esto, vine a este mundo para dar esto, mi novedad como humanito o humanita es aportarle esto’… y eso se va secando, te lo hacen secar y es muy agobiante. Entonces en todo caso es entender y discutir esas familias, esas paternidades y maternidades.

—Susy, ¿de dónde brota la fuerza frente a tantas violencias, omisiones y anulaciones?

Y… esas son las otras tribus que podemos hacer, que te permiten no decaer y también abrazar las heridas que tenemos que sanar. Y para eso también tenemos que ser parte de esas tribus que abonen esa nana, esas heridas que tenemos. Porque partimos de acá. La tía es un ideal que no somos. Entonces partimos de acá y  estamos heridos y heridas, y no tenemos una política del sanar. Tenemos muchas políticas de muchas cosas pero no la de sanar eso herido. Esa palabra, sanar, ha sido tan bastardeada, atrapada y apropiada, y nos quitaron también lo hondo y lo políticamente profundo de decir ‘somos niñitxs expulsados de hogares, las travas que somos hoy’. Y hogares heterosexuales, también hay que decirlo. 

El libro sutilmente también anda buscando quien se haga cargo de esto, cuando las infancias no son abrazadas. No sé si explícitamente lo dice, pero diciendo ‘a mí me abrazan’ la pregunta es ¿alguien puede crecer sin un abrazo? Y ¿quién se queja de abrazar?, ¿quién niega un abrazo?, ¿quién es que no solamente quita un abrazo, sino encaja una bofetada? O aunque no haya bofetada hay un grito o una negación de eso que vos tenés para traer, de violentar eso que sos, a prohibir, a disciplinar eso que sos. Entonces ojalá que eso sea finalmente este libro. Un diálogo sobre todo. Hay muchas infancias que leen, o muchas familias que leen, papás, mamás, docentes que se ponen a leer… y hay preguntas que surgen ahí. Quizás lo primero es qué es ser trava, por qué se dice trava, ¿es un insulto o qué? Cosas más obvias, pero cuando se terminan esas preguntas… ¿quién puede crecer sin un abrazo?

Crianzas es uno de los cinco libros de Susy Shock, quien además de poeta y narradora es docente, música y actriz… expresiones que encuentra una artesana que trabaja el barro de las ideas y las emociones con una sensibilidad avasallante. O como ella misma se define: artista trans sudaca, y colibrí. Colibrí con “la audacia de ser el primer objeto de arte a crear”, como diría Marlene Wayar.

—El arte acompaña tu vida desde muy pequeña y en tus trabajos se expresa un mensaje contundente contra la opresión, ¿concebís un arte separado de la política?

No, no hay arte que no lo sea en sí, ni siquiera es una decisión. Es imposible separarlo porque todo arte enuncia algo, todo arte te posiciona y posiciona filosofías enormes. El arte ha servido para crear y para esclavizar la humanidad. Le ha puesto rostro al infierno en épocas donde no podíamos googlear infierno y saber qué rostro tenía, precisamente para esclavizar, para dar miedo, para disciplinar desde las religiones.

El arte no es inocente. Canto una canción de amor y estoy políticamente diciendo, consciente o inconscientemente. Si estoy pregonando el amor romántico, estoy insistiendo en una forma de vínculo, en un rol de la mujer. No es inocente cantar las cancioncitas románticas que nos pasan en la radio. Escribirlas, crearlas, cantarlas, editarlas y difundirlas: no es inocente. Lo político no es solamente ponerme a gritarle a este mundo contra Monsanto o decir basta ya de que unos poquitos sean los dueños de todo y que el resto se esté muriendo de hambre. Lo político es desde todos los lados. Hay militancia de filosofías constante. El tema es que hay una ignorancia, o una excusa, de ‘yo no estoy haciendo eso’ para limpiar culpas, para no comprometerse de ese abono constante a ese fracaso.

—¿Cómo se alza la lucha cultural frente al estigma de las infancias en relación al género y su diversidad?

Siempre es la batalla cultural el tema. Quizás hoy haya que replantearnos desde dónde o por qué. Yo intento, no tanto en Crianzas pero junto a la par con Hojarascas que estoy presentando también, pensar en un mundo fracasado, una hegemonía que ha fracasado. Insinuar o decir directamente que este modo ha fracasado y que alguien se tiene que hacer responsable de esto, y que nosotros y nosotras tenemos que dejar de reproducir este fracaso y empezar a pensar cuál es la aventura nueva. Y eso es una batalla cultural pero también es una decisión política desde el abrazo, de la micropolítica de ¿qué hago ya? Porque aparte hay una idea fracasada para mí también, que es esta idea del futuro. Trabajar para el futuro, construir para el futuro y las infancias son ya, ya, YA! HOY no me abrazaste y HOY me construís el agujero, es hoy. Eso también ha fracasado, entonces es urgente esto.

Y también la idea de pertenencia ¿no? ‘Voy a trabajar para mi hijo, mi hija, mi vinculo, mi familia, mi sangre’. Y no empezamos a entender que debe ser un compromiso con cualquier infancia. A todos y todas nos cruza la infancia, no solamente mi sobrina, sino nuestra responsabilidad de darle guiños a la infancia. Hay sociedades que han sabido decir ‘bueno, ¿frenamos?’ Digo, si hablamos de desnutrición, ¿cómo hacemos? Ningún niño o niña se tiene que morir más de hambre, ya. ¿Cómo hacemos? ¿Cómo enfrentamos eso? Las sociedades se tienen que parar y enfrentar eso. Y eso es un trabajo ya, cotidiano, sin parar. Y vos vas viendo ese resultado.

Yo creo que el sanar las infancias, el proteger las infancias, no solo es que no se desnutran de hambre sino que no se desnutran de estos abrazos. Es vital. Pero para eso primero hay una hegemonía que tiene que reconocerse como fracasada. Nosotras como travestis no hemos tenido la posibilidad de ejercer poder, no hemos construido las lógicas de este mundo, de TODOS estos sistemas que lo único que han hecho es llevar a esta enorme infelicidad, a esta enorme desigualdad, a esta enorme desesperación en que se encuentra este mundo… cada vez más aniquilado, el mundo cada vez más dañado que estamos dejando. Y esa es una lógica hegemónica de la que tiene que hacerse cargo, sobre todo, esa heterosexualidad que es la que ha planteado y sigue planteando los pilares desde donde se hace todo. Si no hay ese reconocimiento, nadie se va a hacer cargo de que estamos en un problema, y que  el problema no es solamente habilitar los espacios donde eso que creo minoría tenga que entrar a lo mismo que ya ha fracasado, sino entender que por ahí hay que escuchar a esas supuestas minorías si es que lo somos para ver por dónde… en principio por dónde no más, y por dónde habilitamos las nuevas aventuras…  no sé… ¿nos animaremos? Ese sería el interrogante. Así se tendría que llamar el próximo libro: nos animemos.

La militancia de Susy Shock no se agota en el campo artístico. A la calle, al congreso, a la escuela y a las camas se lleva la lucha, porque crepita adentro y es indisociable. Entre muchos otros espacios donde deja su huella, ella formó parte del Frente Nacional por la Ley de Identidad de Género, finalmente promulgada en 2002, e integra la Colectiva Lohana Berkins.

—En este camino de construcción y transformación, ¿cuál es la importancia de espacios como la Colectiva Lohana Berkins?

Es un abrazo la colectiva. En principio nos juntamos desde ese fracaso y eso es un punto de partida, porque nosotras no queremos repetir, no queremos ser gigantas, columnas gigantes de arrastre para que se pongan la remera en todo y haya sucursales nuestras en todas partes. Queremos atravesar esta época macrista no tan solas, eso ya es recontra gigante, ya es una enorme batalla para nosotras mismas. A veces sentimos que hay un modo de resistir políticamente desde nuestros compañeros que también es repetir el fracaso, entonces queremos pararnos para no repetir, para decir no somos eso: fundemos otros modos, no sabemos cuáles son, no somos iluminadas, estamos buscando… pero nos permitimos estar ahí, en el afuera, en las poquitas, en que cada vez enterramos a una más y que no es agenda de este país. Sentir eso y ver quiénes somos, porque en las multitudes no sabemos quiénes somos.

Hemos acompañado el año pasado, muy silenciosamente, el proceso de recuperación de Marlene Wayar que ha hecho una batalla pública y política de su recuperarse, y capaz es lo más antimacrista que hicimos, tenerla a Marlene lúcida, acompañarla en su proceso de sanarse y de pararse de vuelta a batallar por lo que hay que batallar. Eso es gigante. El resto, que nos llena la vida de frases gigantes y de enunciados poderosos, no logro que se vaya, no logro que este desparpajo de derecha se siga instalando, reinstalando y legitimando… entonces por lo menos sentimos que tenemos que estar ahí.

Las cosas por su nombre

Pasadas las ocho y media dimos por terminada la entrevista y minutos más tarde comenzó la presentación del libro con las palabras de Malena Rivero y César Tisocco. Luego Susy habló de esta tía trava que acompaña a su sobrino Uriel en medio de toda su “legítima bronca y dolor, en una coyuntura cada vez más áspera y jodida.»

«Porque Uriel nació en un mundo donde no se espera otra cosa que heterosexualidad, donde la partera trae a este mundo heterosexuales y anota heterosexuales. Alguien se tiene que hacer cargo de eso, hay que empezar a interpelar…”, decía, cuando la alarma de un auto de la calle resonó en el Hall del museo y veló sus palabras. Siempre apelando al humor, continuó: “…interpelar es la palabra ¡la heterosexualidad instala alarmas!”.

“Este libro habla del fracaso de la heterosexualidad, absolutamente. No de la heteronorma, que yo en este momento también la quiero rediscutir. No como sentido, pero sí tratar de quitarle a esa heterosexualidad la excusa de que la jodida es la heteronorma, y mañana me levanto y sigo construyendo heterosexualidad. Nadie que quiera significar ser parte de este abrazo tiene que decir inocentemente, sin comprometerse, que mañana se levanta y sigue construyendo heterosexualidad, porque a nosotras nos mata esa hegemonía”, expresó.

“Yo no pertenezco más a los LGTBI, desde ya les digo, sobre todo en medio de un país que se va apropiando de todas esas hermosas palabras para quitarles contenido. Yo quiero decirles que yo he necesitado y me ha servido ser parte de eso, me ha dado comunidad, identidad, visibilidad, pero  yo hoy te digo trava, puto, torta, marica, monstruosidad. Necesito desenmarcarme para saber que esta zona no me la van a quitar, en esta zona seguimos abrazándonos.  Quiero empezar a nombrarnos así. Yo no inventé nada, todo está ahí para reapropiarnos y en todo caso hacer el ejercicio travesti de reformularlo y remaquillarlo para empoderarlo en otra zona”.

Derribando horizontes y haciendo de la deconstrucción una práctica permanente –o, como inmejorablemente dice uno de sus poemas, “hacer de mi mutar mi noble ejercicio”-, Susy Shock habló durante más de una hora del terrible fracaso de esta hegemonía y del sinsentido de repetir antiguas estrategias que nos han dejado donde estamos hoy, donde la libertad te cuesta la vida. Como a Azul. Como a Laura y a Denisse. Como a Estrella, a Vanesa, a Cindy, a Viviana, a Marion, a Pamela, y a tantas, tantas otras.

“Esa frase ‘ama a tu prójimo como a ti mismo’ y vos salís a la calle, amigo, y no se elige el prójimo, no es que vas a empezar a seleccionar a ver cuál es mi prójimo… hasta leen mal su libro. Es un fracaso. Quiero invitarles a que nos sintamos en ese fracaso para construir la nueva aventura porque si no es más de lo mismo. A mí en esta coyuntura política concreta me alarma que los diagnósticos sean pensados desde lo que ya nos pasó en los 90, entonces pensamos que el remedio o los escapes van a ser los mismos. Me alarma que ese fracaso siga construyéndose. No hay peor fracaso que ignorar que se construye un fracaso.»

Hacia el final, luego de leer algunos fragmentos y a pedido del público, entonó una copla. Su voz  rompió el silencio absoluto del museo e inundó cada uno de sus rincones: “Esta noche no tengo miedo, las cañas me hacen de sonajero y la brisa con ellas baila, esta noche no tengo miedo…”, cantaba cuando la alarma del auto volvió a interrumpirla con un sentido de la oportunidad increíble. No tengo miedo. La ovación fue atronadora.

Susy Shock y Bandada de Colibríes. Sábado 18 de noviembre a las 23 hs. En Espacio Cultural San Martín (Amado Nervo 601). Esta presentación forma parte del Festival El Deleite de los cuerpos, uno de los más extensos, diversos y culturalmente exhuberantes de Córdoba. Desde el 28 de octubre hasta el 2 de diciembre hay actividades. Consultá la grilla completa.

*Por Julieta Pollo para La tinta. Fotos: Colectivo Manifiesto. Video: Colectivo Manifiesto + La tinta.

Palabras claves: Colectiva Lohana Berkins, Crianzas, El deleite de los cuerpos, Marlene Wayar, Susy Shock

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