La Utopía por Asalto #7: Del tiempo y la ciudad

La Utopía por Asalto #7: Del tiempo y la ciudad
22 noviembre, 2017 por Redacción La tinta

A 100 años de la revolución que eclosionó todos los esquemas teóricos del materialismo histórico y que conmocionó al mundo entero, La tinta invitó a distintxs intelectuales y compañerxs de diversos espacios a que escribieran para repensar los legados de la revolución rusa hoy.

¿Qué tuvo y qué tiene Rusia para convidarle a nuestro presente, en el que todos los lazos sociales parecen resquebrajados? Nosotrxs creemos que nos puede enseñar todo. Precisamente se trató de la primera vez en la historia que una clase explotada intentó modelar un mundo según sus ideas. Pese al panorama arrollador de la Rusia zarista, el pueblo ruso superó todos los diagnósticos, reventó todos los esquemas.

Quienes lean las siguientes páginas del dossier «La Utopía por Asalto» encontrarán artículos y criterios variados: desde análisis históricos y repaso de las repercusiones de la revolución a nivel nacional o provincial, hasta su efecto en procesos sociales locales (como la reforma universitaria) o consecuencias en la cultura.

Con este compilado de textos proponemos volver sobre nuestras luchas y demandas como trabajadores para descubrir nuevas y mejores formas de organizarnos.


La Utopía por Asalto #7: Del tiempo y la ciudad

Por Ana Clarisa Agüero para La tinta

Tanto las narrativas propuestas por los actores de la movilización estudiantil y de conmoción político-institucional desatado tras el estallido del proceso reformista como muchos de los esfuerzos historiográficos ulteriores alimentaron una cierta concepción heroica de la Reforma Universitaria, al tiempo que estimularon una mirada empobrecida del espacio local acordado al estallido. En este sentido, la consolidación de un cierto sentido común de la reforma alimentó una sensible pérdida de interés por las condiciones efectivas de su estallido a escala local.

En esta ocasión, presentaremos algunos pasajes de un trabajo mayor en donde se advierten ciertos datos del impacto de la Revolución Rusa en la ciudad de Córdoba. El ejercicio propuesto plantea restituir ciertos acontecimientos locales buscando en ellos algunos elementos que traigan a este espacio notas de un proceso que tuvo eco mundial.

[…] El día del Trabajador (mayo)

“La Federación Obrera local cordobesa ha organizado una velada, conmemorativa del día de los trabajadores […] He aquí el programa a desarrollarse:
1º- Hijo del pueblo, por la orquesta.
2º- Palabras de apertura por el Secretario General de la Federación Obrera, compañero Pablo B. López.
3º- Himno de los Trabajadores, por la orquesta.
4º- Subirá a escena el sentimental drama social, en un acto y dos cuadros, titulado: ‘El crimen de la miseria’.
5º- La internacional, por la orquesta.
6º- Poesía, recitación, por el niño Luis Smania,
7º- Romanzas, por el barítono Edmundo Cartos.
8º- Conferencia, por un compañero de la Capital Federal.
9º- La Marsellesa, por la orquesta.
10º- Representación del disparate cómico en un acto, titulado: ‘Los dos sordos’.
11º- Hijo del Pueblo, por la orquesta.”
La Voz del Interior, 1/5/1918

Idealmente, más que leerse este apartado debiera poder escucharse. Y esto porque en el acto del 1º de Mayo de 1918, inscrito en un ciclo de movilización obrera de marcada intensidad y duración, va también un mundo, que se intersecta sólo parcialmente con el de la reforma universitaria y que tiene, sin duda, densidad y emotividad propia. Escindido en enero del Partido Socialista, el Partido Socialista Internacional nace llevándose consigo gran parte de las conducciones obreras; por lo que su propia conmemoración del Día del Trabajador, efectuada en la víspera, y ésta de la Federación Local, son las primeras realizadas en Córdoba bajo el signo de la revolución de octubre.

La dirección “maximalista” no satura el universo obrero organizado, como bien sugiere el programa del acto, aunque ciertamente lo marca. Pablo López, dirigente de Artes Gráficas, ahora socialista internacional, es también el Secretario General de esa Federación y orador principal. Los himnos lo preceden y suceden, con más hospitalidad que dogmatismo: Hijo del pueblo, himno anarquista, abre y cierra el acto; La Internacional lo promedia, La Marsellesa, símbolo de la revolución liberal, acerca al final. Ausente el himno argentino, conviven aquí las dos piezas que la acusada radicalización del año llevará a contraponer en tanto horizontes políticos disonantes (La marsellesa y La internacional), pero cuya convivencia es entonces un dato sedimentado de la cultura obrera local.

reforma-universitaria-influencia-rusa2De manera nada lineal, también en este acto se anuncia un “sentimental drama social”: no es una película de la Metro, tampoco una pieza libertaria. El crimen de la miseria es, o parece ser, la adaptación dramática de una conferencia de Henry George, dictada en 1885 en Burlington, bajo el auspicio de los Caballeros del Trabajo, y reavivada por una edición en español de 1916. La representación tiene difusos antecedentes en Buenos Aires, pero, más que ellos, es la propia vitalidad del georgismo en la Córdoba de 1918 la que lleva a considerar posible esa filiación. Pasible ya entonces de lecturas a izquierda y derecha, éste muy bien pudo integrar también el complejo sustrato desde el cual comenzó a contornearse el horizonte revolucionario, no ya como hecho individual, ni siquiera partidario, sino como fenómeno organizador de la mirada de colectivos políticos diversamente encuadrados.


La radicalización se advierte en la superficie de las manifestaciones obreras, y es motivo de no pocas distancias y disputas con otros sectores, entre ellos la conducción universitaria, la Asociación Córdoba Libre o el Comité Pro-Dignidad Nacional. Como aquí interesan más las fisuras que las continuidades, no huelga subrayar que, al menos en la mayor parte de 1918, la referencia bolchevique es patrimonio de los sectores obreros organizados, los que tienden a distanciarse del frente liberal por varias razones: su neutralismo ante la guerra, en lo que sigue las definiciones de Rusia, el horizonte de la revolución proletaria, su propia composición clasista.


Las vacilaciones frente a esa nueva presencia local que es el PSI se expresan un poco por todos lados, desde la abundancia del mote “maximalista”, asociado en forma relativamente esotérica, y a veces peyorativa, al fenómeno de oriente, pasando por el escaso registro de la sensible continuidad de figuras entre el PS y el PSI, hasta la disputa abierta sobre cuestiones muy concretas, como el propio día del trabajador.

La Voz del Interior, diario de filiación radical que, desde cierto momento del conflicto universitario, se convierte en el gran productor de la reforma como acontecimiento y en una suerte de portavoz analógico del ala reformista, expone estas distancias en las mismas columnas en que reseña los actos efectuados y a efectuarse con motivo del 1º de mayo:

“Con el andar del tiempo, el 1º de mayo se ha impuesto en todo el mundo, no como el triunfo de una tendencia ideológica, sino como una manifestación de respeto hacia el laborioso elemento que fragua en el silencio del anónimo la grandeza de los pueblos y da forma tangible a las soberbias manifestaciones del intelecto.
Nosotros, que hemos convivido con el pueblo […] adherimos a este día nuestro asueto en homenaje a los obreros de la casa y como exteriorización de simpatía hacia lo que es ya una efeméride universal, declarando, por vía de aclaración, que en este caso no nos mueve, tampoco, la idea de aceptar ni tácitamente ninguna doctrina sectaria.”

Como advierte Vagliente, los esfuerzos por diluir el origen de la conmemoración interesan ante todo como índice de su efectiva universalización: “El Partido Socialista, que se adjudica como otros la creación del Día de los trabajadores, realizó anoche en el teatro La Comedia una velada que resultó sumamente interesante”; “En el Cine Colón, los socialistas internacionales –en franca disidencia con los anteriores- realizaron también anoche su velada en conmemoración del 1º de mayo”.

reforma-universitaria-influencia-rusaPese a los resguardos, los anuncios trasuntan la mirada más amena del socialismo que es característica del diario, y también sintomática de la mayor fluidez de movimientos en el seno de un arco liberal del que el PSI se ha colocado decididamente fuera. No es que ese arco estuviera marcado por la concordia, pero ciertamente allí se trazaban acuerdos que el horizonte maximalista venía a erosionar, comenzando por aquellos que hacían a la democracia liberal como marco excluyente de la lucha política. Y esa mayor fluidez respecto del socialismo, sensible en el tratamiento que el diario da a los internacionales a lo largo del año, es evidente también en figuras centrales de la experiencia de Córdoba Libre como Deodoro Roca, Saúl Taborda o Arturo Orgaz; figuras que participan de actividades promovidas por ese partido, que conviven con militantes socialistas (tanto como con radicales y demócratas) en la asociación y que, ciertamente, vivirán su propio proceso de radicalización a partir de 1918. La distinción, que es relevante para pensar el año ’18 y las condiciones efectivas de la reforma universitaria, lo es también para valorar mejor la izquierda radical de ese momento, que es una izquierda fundamentalmente obrera en sus bases y su conducción.


Visto de este modo, hay al menos dos fases de politización y radicalización que interesan respecto del movimiento universitario. La primera, en marcha desde al menos tres años atrás, que corresponde a la creciente agitación de un nutrido frente liberal, congruente con la participación consecutiva o simultánea de una vasta cohorte de jóvenes en una serie de empresas disímiles (la Universidad Popular, la Sociedad Georgista, Córdoba Libre, ciertas alas partidarias). La otra, iniciada tras el atentado sufrido por Enrique Barros en octubre de 1918, que marca un punto de inflexión sustantivo en el vínculo entre universitarios y trabajadores y, merced a ello, parece alentar una orientación a la izquierda radical por un sector de egresados y estudiantes.


Si nuevas revoluciones presionan el lenguaje y el horizonte del año ’18, toda una coyuntura internacional actúa en ese sentido, algo que será notable cierto tiempo después, en el área social discreta de ciertas experiencias político-culturales.

[…] De Soviets… (junio)

“El ‘soviet’, posesionado de la casa y luego de haber desalojado a los consejeros, penetró violentamente al salón rectoral y allí, en plena fibra iconoclasta, la emprendió con los retratos –o lo que sean- de los rectores de la Universidad en cuyos marcos se veían nombres de sacerdotes. ¡No quedó ni uno! Todos esos cuadros fueron a parar, pasando por las ventanas, a la vía pública.”
La Voz del Interior, 16/6/18

La elección de Antonio Nores como rector tuvo una secuela inmediata y virulenta: la toma del recinto por los estudiantes, que combinó dosis de indignación ante el evidente negociado entre ciertos electores y dosis de fragor juvenil, iconoclastia y ánimo festivo. La arremetida contra los retratos fue parte de ese despliegue de energías en el espacio, pero también un modo regulado de volverse contra la herencia local y exponer el brío de una generación universitaria ante el país.

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Destrozos ocurridos en el antiguo Rectorado de la UNC durante la ocupación de los Alumnos Reformistas.

Como en otros episodios semejantes, La Voz del Interior procuró tomar cierta distancia, algo que deshizo casi de inmediato en privilegio de las buenas razones de los estudiantes. Fruto de esas tensiones, la primera crónica del evento vacila entre las marcas de objetividad y el recurso jocoso y cómplice: los estudiantes son ahora el “soviet”, lanzado sobre el palacio del poder tradicional; la violencia se enuncia y atempera: de los retratos rectorales “¡No quedó ni uno!”. Muchos años después, la memoria algo imprecisa pero no menos jocosa de Juan Filloy retomará el evento, sugiriendo que no todos aquellos íconos habían terminado en la calle: “No fui uno de los dirigentes máximos, pero participé activamente, ¡hombre! El día de la rebelión, 15 de junio, estaba por arrancar con mi cortaplumas el retrato de Trejo y Sanabria del Salón de Actos. Saúl Alejandro Taborda me paró y me dijo: ‘che no seas bárbaro, dejá al fraile ahí’”.

En cualquier caso, dado que éste es el momento en que LVI se lanza a producir deliberadamente el acontecimiento reformista, no puede dejar de relevarse la manera oblicua en que la revolución rusa presiona con un nuevo lenguaje, incluso por la vía de la parodia. Y aunque esto no obre en el sentido de una radicalización masiva de ese signo, es ciertamente una de las formas en que comienzan a abrirse nuevos horizontes, también para el frente liberal que ha venido coagulando a lo largo de la década. Pero más que la revolución rusa, es la guerra europea el evento internacional que resuena en la cotidianeidad de los cordobeses, a los que llegan noticias de operaciones militares y marcha de reservistas al frente.

[…] Maximalistas y librepensadores (diciembre)

“No podía faltar entre nosotros el acto que demostrara que también en Córdoba hay defensores y admiradores de la rara doctrina que con el nombre de maximalismo surgiera en Rusia al empuje de los bolchevikis y que hoy como un reguero de pólvora llegará rápidamente hasta los más apartados lugares del orbe. Y al efecto, hoy los maximalistas realizan una manifestación pública con motivo de la terminación de la guerra y de adhesión a la Rusia Libre de los bolchevikis, de Lenin y de Trosky. El punto de reunión será la plaza General Paz y la hora las 5 p. m. Harán uso de la palabra varios oradores.”
LVI, 1/12/1918

La nochebuena de 1918 fue anunciada en Córdoba por el IX Congreso Nacional del Libre Pensamiento, que cerró entonces tres días de sesión en el salón de Unione e Fratellanza. Al amanecer del 25, el diario subrayaba su suceso, consignando que la llegada de Alfredo Palacios (visitante regular de la ciudad desde 1916), la aclamada presencia del estudiante reformista Enrique Barros y la del poeta Arturo Capdevila, no habían hecho sino incrementar el interés del evento. Masones, liberales y socialistas, razones laicas y postulados igualitarios de todo orden, reválidas de Rivadavia y de los derechos sociales y laborales, configuran entonces un inestable horizonte de acuerdos que lleva a primer plano tanto el vigor como la heterogeneidad de varias décadas de liberalismo cordobés.

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Los estudiantes de la Universidad de 1918 arrestados por las fuerzas públicas como consecuencia de los incidentes del Movimiento Reformista.

La excitación general, sin embargo, deriva en buena medida del año extraordinario, que ha sido también el que impulsó la definición de la sede de esta edición del congreso, obligando a una veloz reorganización del comité local. Muchos de los hombres y asociaciones considerados están allí, reunidos en torno a un programa de mínima y de máxima de cierto aliento, y abocados a largas, y a veces detalladas, sesiones sobre estado e iglesia, reivindicaciones estudiantiles y obreras, educación, defensa del libro o divorcio. De momento, también de este Congreso parecen retraerse los llamados maximalistas, aquellos internacionalistas que el diario señala como presencias, a un tiempo, locales y distantes pero que, todo anuncia, están reconfigurando su vínculo con los reformistas de manera prometedora. En cualquier caso, la acumulación de actividades públicas de unos y otros sugiere un diciembre muy agitado, en que es posible ver una nueva y masiva, ahora organizada, movilización por el fin de la guerra; una seguidilla de actos de los socialistas internacionales con sus banderas rojas y columnas; y un evento marcadamente convocante y peculiar como este Congreso del Librepensamiento, el segundo en la ciudad, ritmado por visitantes ilustres y cursos de esperanto (es decir, también por la expectativa de un lenguaje universal).

[…] 1918 se inicia con un conflicto ferroviario y otro universitario en marcha. Nada anuncia aún la intensidad que marcará al año en su conjunto, instalándolo entre las efemérides del futuro. En cierto sentido, el año excepcional comienza con gran normalidad, pero esa normalidad incluye la agitación de asociaciones seccionales, actos socialistas, iniciativas ilustradas y obreros ferroviarios, que vienen operando sus específicos ciclos. Se trata, en todo caso, de recuperar los hilos significativos provistos por ciertos episodios y recurrencias locales, e intentar establecer su efectivo lugar. El panorama es vasto y cualquier enumeración sería hoy incompleta y desigual. Intenté, sin embargo, ensayar una vía de reconsideración de las condiciones locales del estallido y el proceso reformistas y cómo éste fue, por momentos, leído a través de los cristales del proceso desatado en Rusia, un año antes».

* Por Ana Clarisa Agüero para La tinta


El presente artículo es una adaptación de Ana Clarisa Agüero, “Del tiempo y la ciudad. Córdoba, 1918 y la reforma universitaria”, en Hacia el centenario de la Reforma Universitaria de 1918, Eudeba, Buenos Aires, 2017.

Palabras claves: La Utopía por Asalto, Reforma universitaria, Revolución Rusa

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