Revisión política de la Reforma Universitaria del 18

Revisión política de la Reforma Universitaria del 18
5 octubre, 2017 por Redacción La tinta

Por Federación Universitaria de Córdoba

La Federación Universitaria de Córdoba (FUC) realiza desde el martes el XXXIII Congreso Ordinario de Elección de Autoridades en distintos espacios de la Universidad Nacional de Córdoba.

Año a año se lleva adelante el Congreso de Elección de Autoridades de la Federación Universitaria de Córdoba. La FUC, el máximo gremio de las y los estudiantes de la UNC, ha sido protagonista de momentos históricos de lucha en nuestra Córdoba y, hace poco tiempo, ha vuelto a estar en las calles, posicionándose ante el contexto político actual, acompañando a los distintos sectores y problemáticas cordobesas, volviendo a ser una herramienta de transformación, de lucha y defensa de derechos.

La elección de autoridades este año es clave para ratificar el año de trabajo y aportar sentido al centenario de la Reforma Universitaria de 1918.

La Federación Universitaria, el legado reformista

Hace casi cien años, un grupo de estudiantes de la Universidad de Córdoba escribía un texto tan potente, rebelde y persistente, que hoy escuchamos su eco de una manera clara y distinta. Es que en él, Córdoba se redime y la insurrección estalla; y la naturaleza rebelde de nuestra ciudad se cuela inconscientemente a pesar de la tradición conservadora que la reprime.

El Manifiesto Liminar, obra clave de los reformistas y faro para toda una generación de “hombres y mujeres libres de Sud América” se enmarca en un contexto histórico plagado de tensiones. A pocos años del centenario de nuestra Revolución Patria de 1810, y el estallido del evento inaugural del siglo XX, la primera guerra mundial, la universidad cordobesa parece alejada del mundo, ensimismada en el oscurantismo del poder clerical que la había fundado y que ahora la gobernaba en las sombras. Sin embargo, allí, donde no había autoridad se estaba gestando la revolución democrática que transformó la noción de universidad en nuestro país. Es precisamente en ese sentido que se enmarca la tarea de una revisión política, y no meramente historiográfica, de la Reforma Universitaria de 1918.

Podemos identificar, entonces, en ese trabajo político, el proyecto Reformista como uno que plantea el comienzo de una nueva Universidad, que tras el vacío generado por el retroceso clerical, puede dar lugar a una democracia universitaria que contemple una dimensión pedagógica, política, científica, y cultural de la misma. Pero sobre todas las cosas, el proyecto Reformista es un proyecto emancipatorio que opera en dos esferas. Por un lado el registro de lo universitario y sus prácticas, y por otro el de lo no-universitario. De esta manera podemos reconocer en estos jóvenes de principio del siglo XX una lúcida lectura del momento histórico que atravesaba a la cultura occidental e interpelaba de tal manera que no permitía mirar hacia otro lado. Los problemas sociales se volvieron menester para aquellos estudiantes. Es en esta inquietud que nacen los principios de una universidad comprometida, que produzca conocimiento transformador para nuestros pueblos.

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Foto: Colectivo Manifiesto

Con respecto a la universidad y sus prácticas, la Reforma se enfrenta al desafío de reinventar a la universidad desde lo común. Y en ese contexto lo común es posible a través de la palabra y la igualdad entre aquellos que la hacen aparecer. Los estudiantes cordobeses apuntaron a hacer aparecer algo que antes no estaba: una democracia sustantiva junto a la palabra laica, de tal modo que no puede ser rellenada por la religión, ni por la autoridad de los más sabios, ni por la filosofía, ni tan siquiera por la ciencia o por la técnica, sino simplemente por lo común, es decir desde pluralismo de palabra entre iguales. El invento de una Universidad no exclusivamente como asunto de sabios que se gobiernan a sí mismos sino como asunto común de todos sus claustros, nos permite ver que los Reformistas se embarcaban en una cruzada mucho más ambiciosa que el mero gobierno estudiantil o su participación activa en él. En disputa se encontraba un espíritu de la época que podemos identificar en el Manifiesto. Tanto su autor, Deodoro Roca, como sus firmantes se encontraron construyendo un legado que no imaginaban. En su comprometida militancia social y política actores como, Arturo Capdevila, Arturo Orgaz y Saúl Taborda fueron testigos de momentos profundamente contrarreformistas. Fueron las infames dictaduras de los años 30 las que llevaron a Deodoro a decir que “no habrá reforma universitaria hasta tanto no haya reforma social”. Esta denuncia de Deodoro Roca refleja una vez más la importancia de hacer una revisión política de la Reforma del 18, para poder repensarla, actualizarla, y discutirla en sus términos originarios de creación de un nuevo estado de las cosas comunes.


Desde nuestro horizonte temporal, del otro lado del siglo XX, nos encontramos con otros peligros y amenazas que acechan a la democracia universitaria. Estos ya no son el clericalismo, aunque de en cuando en cuando algún trasnochado se le ocurre ponerlo de vuelta en el egido de la educación pública, sino que son poderes menos institucionalizados y aparentes. Hablamos del mercado y sus intereses, y de aquellos que reducen la universidad a un simple servicio profesional habiendo perdido todo horizonte reformista y emancipatorio.


Es por ello que sería un grave error circunscribir la Reforma Universitaria como una mera cuestión de gobierno universitario sin aprehender su creación democrática y aparición de lo político en la Universidad.

Sin embargo, el legado reformista no es solo el Manifiesto Liminar y los acontecimientos del 18. También lo es la Federación Universitaria; órgano máximo de representación estudiantil y herramienta política cuya historia se encuentra yuxtapuesta a la de nuestra Córdoba. Esta Federación que camina al centenario es una institución que desde su momento fundacional ha sido vanguardia. Que en su seno se encuentra la rebeldía de una Córdoba que los grandes poderes fácticos quieren ocultar. La Federación insumisa, que le habló a las personas libres de nuestra latinoamérica es hoy el vehículo gremial para afrontar los desafíos que nos tocan, de conseguir esas libertades que cuando no están, tanto nos duelen. Como hace un siglo, esos desafíos no están solamente enmarcados en un contexto universitario, sino que son transversales a diferentes esferas institucionales y sociales. La equidad de géneros, y el respeto por las disidencias sexuales, el sostenimiento de la educación pública, la autodeterminación de los pueblos, las luchas sindicales y la articulación con los trabajadorxs, la promoción de los derechos humanos, la memoria, la verdad, y la justicia, y las políticas de inclusión para todxs los argentinos, son solo algunos de estos desafíos.

Este 33º (trigésimo tercer) Congreso ordinario de la Federación Universitaria de Córdoba tiene como objetivo discutir el programa político de la conducción centenaria del gremio. Junto a los quince Centro de Estudiantes que agrupa la Federación, de los cuales once hoy tienen como representantes a compañeras mujeres, nos preparamos para afrontar los desafíos antes mencionados construyendo los consensos necesarios para seguir conquistando derechos, seguir pensando nuestras universidades y por consecuencia nuestro país y nuestra latinoamérica

Recordando la pluma de Deodoro Roca solo queda hacer una invitación: “La juventud universitaria de Córdoba, por intermedio de su Federación, saluda a los compañeros y compañeras de la América toda y les incita a colaborar en la obra de libertad que inicia.”

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Foto: Colectivo Manifiesto

*Por Federación Universitaria de Córdoba.

Palabras claves: FUC, Reforma universitaria, Universidad Nacional de Córdoba

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