La lucha clasista de los futbolistas uruguayos

La lucha clasista de los futbolistas uruguayos
25 octubre, 2017 por Redacción La tinta

Desde hace más de un año, los jugadores del fútbol uruguayo sostienen una admirable lucha contra Tanfield (empresa de televisión dueña de la pelota) y la burocracia sindical de su gremio. Los referentes de la Selección fueron la punta de lanza para presionar al empresario Paco Casal y a los directivos de la AUF. La puja obligó a Puma (socia de Tanfield) mejorar por cinco veces su oferta para renovar contrato de indumentaria. En tanto, Suárez, Godín y compañía donaron a sus colegas de la Segunda división el dinero que les correspondía por derechos de imagen.

Por Alejandro Ibarra para La Izquierda Diario

El Movimiento #MasUnidosQueNunca, conformado por casi toda la totalidad de los jugadores profesionales de Uruguay, está encarando una lucha frontal contra los intereses del monopolio televisivo que regula el mercado futbolero y también contra la burocracia de sus representantes: la Mutual Uruguaya de Futbolers Profesionales (MUFP), que sienten que no los representa. Los futbolistas están a la vanguardia en la defensa de su fútbol.

Este colectivo de futbolistas surge como herramienta de lucha ante la necesidad de negociar la comercialización de sus derechos de imagen en beneficio propio, frente al poder de la empresa que tiene el monopolio leonino de los derechos de televisación, comercialización, y quien digita y organiza los partidos oficiales del fútbol uruguayo: la empresa Tenfield. La firma está comandada y operada por el magnate empresario y representante de futbolistas, Francisco “Paco” Casal. Hasta hoy, la burocracia de la MUFP ha desoído los reclamos, aduciendo “fueron elegidos democráticamente” en 2015.

Este movimiento aglutina a los futbolistas del medio local, tanto de Primera como de Segunda división profesional y surge ante la necesidad de repartir el dinero que genera el fútbol uruguayo de manera equitativa y justa,para así tener una vida digna y en beneficio del público en general.

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Un fútbol pobre, una empresa millonaria

La imagen que tenemos del fútbol uruguayo es la de un fútbol pobre, carente de recursos: canchas en mal estado, muchos partidos con escaso público, jugadores que perciben un salario mínimo de tan sólo 500 dólares –que muchas veces cobran salteado-, reiteradas postergaciones de los inicios de torneo a causa de que las instituciones no cuentan con el dinero suficiente para comenzar en fecha el certamen. Mientras tanto la empresa que monopoliza las transmisiones del fútbol (Tenfield) tiene ingresos anuales por 45 millones de dólares, de los cuales 10 millones van destinados a la Asociación Uruguaya de Fútbol (AUF). Por lo tanto, obtienen ganancias netas por 300%.

El fútbol uruguayo genera mucho dinero, pero las tres cuartas partes se las lleva un intermediario, un importante dinero que los clubes pierden de ganar y que podrían invertir a mejorar su infraestructura: estadios, tribunas, iluminación, así como los salarios y otras condiciones laborales de quienes son los verdaderos protagonistas de este juego.

Los antecedentes: primeras huelgas del fútbol uruguayo

La primera huelga de futbolistas uruguayos se originó en 1948, al igual que la de sus colegas argentinos, y duró desde octubre de 1948 hasta mayo de 1949.Tuvo como caudillo al temperamental capitán celeste Obdulio Jacinto Varela, entre otros. El reclamo logró sacar al futbolista de una situación esclavizante: el club era el “propietario” de por vida del jugador, si este era transferido a otro club no era consultado y simplemente se le avisaba que iba a jugar en tal club. Al terminar el contrato regresaba al club de origen. Ni siquiera tenían salario mínimo, jugaban por el amor a la camiseta.

El gran logro de esta lucha fue la conformación de un sindicato que los agremiara, dando origen a la  MUFP. Con el correr del tiempo, esta asociación gremial logra crecer en infraestructura y beneficios para el futbolista. Pero la burocratización del sindicato y la pobreza del fútbol local comienzan a hacerse demasiado notorias a mediados de la década del ´90, con la irrupción de la televisación del fútbol local.

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Nace un monstruo: Tenfield, el monopolizador del fútbol

En 1998 el famoso y oscuro personaje, representante de la gran mayoría de los futbolistas del medio local y de la selección, Francisco “Paco”Casal -junto a Nelson “Tano” Gutiérrez y Enzo Francescoli como socios- crea la empresa Tenfield, con el claro propósito de adueñarse del fútbol uruguayo. Ya de entrada se manejó de manera muy turbia esta operación: la empresa presentó una oferta de U$D 50 millones contra los U$D 82 millones que ofertó la empresa Bersatel SA. El periodista Mario Bardanca cuenta que el sobre de Bersabel “nunca se llegó a abrir” y recordó que “Casal, Francescoli y Gutiérrez se metieron en la asamblea para recordar que todos les debían favores”. En aquel entonces la AUF estaba presidida por Eugenio Figueredo, siniestro dirigente corrupto que hoy está preso en Estados Unidos por estar involucrado en el FIFA-gate.

El contrato de televisación sobrepasaba la mera transmisión de los partidos: facultaba también a la determinación de los horarios, los días y canchas donde se iban a jugar los partidos, el diseño de torneos, derechos de publicidad estática, beneficios por los partidos de la selección y la esponsorización de los campeonatos. Este contrato fue renovado en 2003 con la falsificación de copias de las actas originales, renovado en 2007, 2014 y recién habrá que esperar a 2025 para que finalice este acuerdo subyugador del fútbol uruguayo.

El contrato con Tenfield perjudica a los propios clubes, que se encuentran sumergidos en una precariedad absoluta, salvo contados casos: los denominados clubes “grandes” y “medianos”, que disponen de marketing propio y viven de la venta de los pases de jugadores juveniles. El resto de los clubes siempre tienen problemas para llegar a pagar sueldos y en la “B” la situación es crítica: en 2017 el campeonato comenzó tres meses después, entre idas y venidas hasta que todos pudieron jugar. Ni hablemos de las condiciones en las que entrenan: algunos clubes no cuentan con agua caliente en las duchas, padecen falta de ropa de entrenamiento, hay clubes que no concentran, el salario mínimo es de 15000 pesos uruguayos (unos 7500 pesos argentinos). Bajo esta coyuntura surge el movimiento #MasUnidosQueNunca.

Orígenes del movimiento #MasUnidosQueNunca

A mediados del 2016 los futbolistas de la selección uruguaya -populares, con credibilidad, bien asesorados, millonarios y en condiciones de enfrentarse al poder de Tenfield- emitieron un fuerte comunicado a la opinión pública en donde exigieron ejercer el libre derecho a explotar su propia imagen sin intermediario alguno, citando frases de José Gervasio Artigas: “Sólo así se librará del yugo de intereses ajenos”, “No seguiremos vendiendo el rico patrimonio al bajo precio de la necesidad”. Para hacer más fuerte el reclamo, en momentos en los cuales se estaba negociando la renovación del contrato de imagen de la selección con la empresa Puma (socia de Tenfield), Suárez, Lugano, Godín, entre otros, acercaban otra propuesta de la firma Nike que ofrecía 25 millones de dólares contra los 5 millones que ofertaba la empresa socia de Paco Casal. Finalmente Puma igualó la oferta y se quedó con el derecho a fabricar y vender indumentaria oficial, pero los jugadores de la selección lograron una conquista: que los derechos de su imagen y del seleccionado mayor sean de su propia pertenencia. Primera batalla ganada.
A los Suárez, Godín, Cavani o Lugano, no les hace falta dinero pero en una muestra de sentimiento clasista hacia sus colegas del medio local, marcaron el camino para que ahora ellos -los de entrecasa- pelearan por lo suyo: su fuente de trabajo y la defensa del espectáculo del pueblo.

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«No nos escuchan, dejen de taparse los oídos. Autoridades, exigimos respuestas ya»

El movimiento #MasUnidosQueNunca mueve los cimientos de la Mutual, que hasta ahora le lamía las botas a Tenfield. Convocaron en febrero pasado a una asamblea extraordinaria, tras haber reunido 400 firmas de futbolistas de Primera y de Segunda división, exigiendo la renuncia de la Comisión directiva presidida por Enrique Saravia. Luego de ser ignorada esta asamblea se autoconvocaron y marcharon alrededor de 500 futbolistas hacia la puerta misma del gremio, haciendo públicos sus reclamos y exigiendo la renuncia de toda la comisión directiva. Esta agrupación tiene como voceros al futbolista y poeta Agustín Lucas de Albion Football Club; a Santiago “Bigote” López de Villa Española; Michael Etulain, arquero de Danubio; Martin Conde, arquero de Nacional, entre otros. Según Etulain, “la Mutual nos cerró las puertas (…) no nos escuchan y no nos representan”.

Con respecto a los futbolistas de la selección, el arquero de Nacional agradeció el apoyo recibido: “Me saco el sombrero por el apoyo que nos brindan (…) Estamos todo el tiempo en contacto con ellos”, declaró. En tanto, el movimiento crece y ya se constituyeron legalmente y con asistencia jurídica. “No queremos estar por fuera de la Mutual, que queremos que ésta nos represente (…) vamos por la defensa del fútbol local y de nuestro trabajo”, indicó Etulain al programa Tirandoparedes de radio 1010 AM.

La valiosa lucha de los futbolistas uruguayos en la actualidad

Como medida de lucha optaron por no brindar más declaraciones a la prensa “antes, durante y luego de la transmisión de los partidos”, ni en los estudios de Tenfield, hasta lograr una mejora en los ingresos que recibe el verdadero laburante del fútbol, el que deja sus sueños y su juventud en la cancha.

El fútbol uruguayo está sumergido en una profunda pobreza y dominado por un puñado de viles empresarios mafiosos que se están llevando la parte más grande de una rica torta y ante esto los obreros del fútbol se encuentran librando una hermosa y heroica lucha.

Más unidos que nunca jugadores de la selección y sus colegas humildes del fútbol local, mantienen una intransigente lucha contra la oligarquía que controla el fútbol uruguayo. Por el momento ni los futbolistas de la selección ni los del medio local brindan notas de prensa a la empresa que manosea su imagen y en un gesto muy fraternal y clasista los futbolistas de la selección mayor donaron a los jugadores de la Segunda división el dinero que les correspondía por sus derechos de imagen, los cuales permanecían congelados desde hace dos años por una denuncia penal que la misma Mutual les había impuesto. Recién este año pudieron destrabar este impedimento.

El fútbol uruguayo necesita cambios profundos. Sus “obreros” están planteando una lucha combativa contra el monopolio feudal de la mafia del fútbol uruguayo, la empresa Tenfield, la servil AUF, y la burocracia de su sindicato.

Palabras claves: Fútbol, Santiago "Bigote" López, Uruguay

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