Catalunya: esperando la extremaunción

Catalunya: esperando la extremaunción
23 octubre, 2017 por Redacción La tinta

Crónica de la manifestación del sábado 21 de octubre en Barcelona tras el anuncio de la suspensión de autonomía por parte del Gobierno español.

 Por Marc Almodóvar para El Salto

El 155.

Tras agotarlo en la lotería de Navidad. Versión numérica, algo menos cafre, pero igualmente castiza, del ¡A por ellos!

Tiene que dar suerte, se debían decir. Y ahí lo tenemos

El viernes nos darán la extremaunción.

Por fin sabemos para qué servía el Senado. Para alargar esta agonía.

Ese senado que algunos propusieron que se trasladara a Barcelona. Ya hubiera sido el súmum.

Bueno, ese súmum lo tendrá que ejecutar José Montilla, quien en siete años pasará de ser President de la Generalitat a tener que votar en el senado su intervención. Todo, mientras su partido pasa de ser el más votado y gobernar Catalunya a estar, tras ese lustro y medio, luchando por no ser el farolillo rojo del Parlament. Ese debía ser el cepillo del que hablaba Guerra cuando el Estatut.

Y en Madrid la Brunete aplaude. Y en Barcelona la calle se indigna. E incluso llora.
A pocas horas del anuncio de Rajoy, otra marcha masiva por el centro de Barcelona. Ya hemos perdido la cuenta. Quizás llevamos 155 marchas así y ni nos hemos enterado. Nuevas mareas de gente. De hecho no estaba convocada por el dichoso articulo, era por las detenciones de Jordi Cuixart y Jordi Sanchez, pero tal y como está la cosa, ya uno no salta de un motivo que ya le llega el siguiente.

“Quiero llegar a casa para que me digan cuántos hemos sido” oigo que dice una señora cuando ni siquiera ha llegado al lugar de la mani. Qué manía con contarnos, digo yo, si aquí llega el 155 y nos hace los números en un santiamén.

Colapso de gente. Decenas de autocares, estos venidos de un sinfín de pueblecillos de Catalunya, saturan Pau Claris, Aragó y Roger de Llúria. Vidreres, Calders, Moià, Palafolls… De tanta gente, algunos se quedan en la puerta del vehículo para escuchar los parlamentos con la radio del conductor. Ni que jugara el Barça la final de la Champions y se hubieran quedado sin entrada, tú. Otros prefieren tomarse una cerveza o un bocadillo en un bar. Bajar a una mani para acabar de poteo.

Gritos de Llibertat por los detenidos. Manos en alto. “Lo que no saben es que en Catalunya los Jordis acaban con los dragones” reza un cartel. “El pueblo manda, el gobierno obedece” reza otro presionando por la DUI. Cada vez más banderas republicanas. Aunque domina el independentismo, la represión cohesiona y facilita el desborde. Pero parece claro que eso importa poco en los pasillos de Moncloa.


El ambiente es muy distinto al de la Diada, no hace ni un mes y una semana en casi las mismas calles. Entonces todo tenía un colorido más sincronizado, había más bandera. Más organización también. Más entusiasmo y menos rabia.


Entonces se aplaudían los helicópteros que tomaban fotos; hoy se les insulta y se les hace peinetas. Ahora son Policía Nacional, a quienes no se les perdona la intervención del día 1. Muchos piden a gritos su expulsión como “forces d’ocupació”.

Voy mirando sus redes sociales. A ver si cuelgan las imágenes desde el aire, como hicieron con la manifestación unionista del día 8. Pero, no sé por qué, no aparecen. Tampoco sus mensajes del ‘somos uno’, ‘gracias’, etc. ¿Por qué será…?

Una tarima concentra los actos institucionales. Discursos. Cartas de los presos. Canciones emotivas. A más de uno se le escapa la lágrima, como el nada sospechoso de independentista Xavier Domènech. Se lee un poema de Benedetti. “Señor ministro, de qué se ríe” Estoy por proponer otro, pero me callo y me recito para mis adentros:

“De vez en cuando hay que hacer
una pausa
(…)
y no llorarse las mentiras
sino cantarse las verdades”

Y en la cabecera, el Govern Puigdemont. Bueno, quizás deberíamos empezar a plantearnos decir lo de interino. Al completo. Como en una última foto de grupo, ahí con los colegas de fondo.

Rajoy dice que no quería.
Que ya ves qué me has obligado a hacerte
Esto me duele más a mi que a ti
Que él puso todo su empeño en evitarlo
Todo
Los catalanes hacen cosas y tal.

De hecho, en un último arrebato, han mandado a Álvaro de Marichalar,a quien no aguantaron ni en el Sálvame (que ya es decir) a manifestarse frente a la Generalitat al grito de Os Amo. Bandera europea y rojigualda en mano. Pero, no entendemos todavía cómo, la cosa falló, y entonces van y activan el plan 155 para parar la aberración satánica del independentismo.

Y tras agotarlo en las administraciones de lotería, ahora quieren hacerlo triunfar también en Catalunya.

155. Que encima rima con ese sonsonete castizo que no pienso reproducir.


Pues nada, para salvar la democracia en España llega la constitución del ruido de sables. Y para salvar la ley, una decisión de gobierno que no ha sido, ni falta que hace, avalada por ningún tribunal.


Y a gobernar por decreto Cataluña un partido marginal que no suma en esa tierra ni el 8,5% de los votos. Un 4,6% de la población. Porqué eso es el PP en Catalunya. Así que, para salvar las minorías en Catalunya, aplastemos las mayorías. Con un mazo. O un hachazo, como dice el Periódico. Con la oposición frontal de no menos del 62% de los diputados. Y a saber de la opinión pública.

Curiosa manera de gobernar para todos los catalanes, como dicen.

Ni entre los que quedan en el PSC se sienten cómodos. Parlón se ha dado de baja de la ejecutiva estatal, su nombre está entre los cuatro destacados alcaldes socialistas que ya han pedido que su partido no apoye la medida, el exministro Joan Majó ya dijo que se daba de baja y Alicia Romero, la portavoz de los socialistas en el Parlament, ya avisó que su grupo se oponía y no darían cheque en blanco al 155. El PSC e Iceta se enfrentan al papelón de su vida. PP y C’s se frotan las manos. Dos en uno, piensan.

Y además, seguimos en ese concurso de gallegadas. Rajoy dice que no es lo que parece. Uno suspende la declaración de independencia sin declararla y ahora el otro suspende la autonomía diciendo que no la suspende suelta Javier Pérez Andújar en twitter. Pero a algunos se les ha subido el champán (o ya cava, que ahora Codorníu es de la Rioja) y van gritando su 155 a la carta.
Escuelas? Intervéngase! Teletrés? Intervéngase! Policía autonómica? Intervéngase! Pa amb Tomàquet? Intervéngase!

En nombre del gobierno de los colegios del Opus, de los aplastantes informes contra RTVE y la policía del A por ellos. En tal borrachera se encuentran algunos que hasta el delegado del gobierno en Castilla-la Mancha amenazó con sacar el 155 contra el gobierno de PSOE-Podemos en la región para que el Estado “corrija” la marcha del gobierno autonómico.

Y en seis meses, dicen, elecciones. Supongo que nos reformatearán los cerebros para que volvamos a ser de serie, muy españoles y mucho españoles, y nos llamarán a las urnas. Otra vez. Porque parece que con el 155, como por arte de magia, la práctica mitad de la población que hoy pide la independencia, pasaran de ir a manis de la ANC a salir a la calle a pedir el retorno de los toros en Catalunya. Y las esteladas se convertirán en rojigualdas a las puertas del Mundial. Y se agotaran los cassettes de Manolo Escobar en todas las gasolineras. E iremos cantando la lista de los reyes Godos por las calles.

Y así, de golpe, el problema se irá.

Porque, claro, aquí estamos hechizados.

*Por Marc Almodóvar para El Salto.

 

Palabras claves: autonomía, Catalunya, España

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