Agosto doliente

Agosto doliente
4 septiembre, 2017 por Redacción La tinta

Por Redacción La tinta

Si el mes había empezado mal, con la represión a la comunidad mapuche en el sur argentino y la desaparición de Santiago Maldonado el 1º de agosto; el final del mes de la Pachamama no terminó mejor. El jueves 31 de agosto, por orden del fiscal provincial Gustavo Dalma, la Policía de la Provincia de Córdoba llevó a cabo once allanamientos en locales de diferentes organizaciones sociales y partidos políticos de la ciudad de Córdoba, donde al menos cuatro personas quedaron detenidas. De acuerdo a las declaraciones oficiales, el operativo se vinculó a la movilización que se desarrolló el lunes 28, convocada por la Coordinadora de Familiares de víctimas del Gatillo Fácil.

El 1º de agosto es el día en que se celebra el Día de la Pachamama o Madre Tierra. Es una celebración que viene del legado cultural de los pueblos originarios de América, una manera de agradecer a quien engendra vida, nutre y protege. La Pachamama es la diosa femenina de la tierra y fertilidad. Se recomienda comenzar agosto tomando caña con ruda, brindando con la tierra, pero también se puede durante todos los días del octavo mes del calendario gregoriano.


Las comunidades mapuches, que habitan territorio chileno o argentino, luchan por mantener o recuperar sus tierras desde que los blancos pisaron América, y también después de la creación de los Estados Nación. Lo que para muchos se piensa, siente y agradece solo en agosto para esas comunidades forma parte de su cosmovisión: “Somos un elemento más del territorio, que es nuestra vida, si salimos no somos nada, la gente dice que lo hacemos para ser ricos cuando lo único que queremos es recuperar territorio para que nuestros hijos sean mapuches y no pasen lo que pasé yo cuando mis padres por necesidad se fueron de Cushamen” declaró a Página/12 Sergio Nahuelquin, werken (vocero) e integrante de la Pu Lof en Resistencia de Cushamen, Esquel.


Desde su mirada la orden oficial era la de matar a algún/a mapuche, dice que todo el mundo habla de la desaparición de Santiago Maldonado pero nadie quiere hablar de por qué estaba ahí: “en esa defensa del territorio con los miembros de la Pu Lof, y los gobiernos tanto nacionales como provinciales sólo nos quieren dar el relevamiento de la ley 26.160, que son zonas empobrecidas, pero para dejar de ser anónimos en la ciudad y las mujeres empleadas domésticas de los señores feudales tenemos que recuperar el territorio. Por eso fue la desaparición de Santiago. Tenía amigos en la comunidad, estuvo también en diciembre, las balas en la mandíbula del peñi Emilio, la crueldad del Estado dando represiones ejemplificadoras para que nadie de los pobres se levante”.

Dicho así tal vez suene paranoico pero si recordamos que el 31 de julio el Jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad Pablo Noceti dijo a Radio Nacional: “Vamos a empezar a terminar con el RAM (Resistencia Ancestral Mapuche), y a partir de ahora cada actividad pública que hagan van a quedar detenidos y llevados a juicio todos, cuando corten la ruta o se concentren frente al juzgado los vamos a detener, que lo tengan claro porque eso es lo que va a ocurrir, con el RAM no tenemos nada que dialogar, lo que haremos es judicializarlos. Van a quedar todos presos”. Tal vez la paranoia no sea tal cosa.

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El Estado dando represiones ejemplificadoras, dijo el werken, y la declaración de las organizaciones sociales, políticas y culturales allanadas en la ciudad de Córdoba dice que las fuerzas policiales buscaron pinceles, bombos, pinturas y carteles que pedían por Santiago Maldonado. No solo son declaraciones, los videos también lo muestran. Un gran operativo desplegado un día antes de la convocatoria nacional e internacional a marchar por la aparición del joven desaparecido desde el 1º de agosto. Suena a un círculo en que algunas cosas cierran.

Hasta acá reflexiones, voces, contrastes de una crónica de 31 días en los que las sensaciones de vértigo y peligrosidad por la violencia emanada por parte del Estado argentino intimidan. ¿Cuál es el límite?

Entendemos que las disputas políticas, económicas, culturales, sociales están ancladas fuertemente en las luchas por el territorio y los bienes comunes. En diferentes dimensiones y planos, si pensamos en las comunidades mapuches al sur, en el avance de countries en el ejido urbano cordobés y de localidades vecinas, la amenaza de desalojo siempre vigente de Villa La Maternidad, o la gran dificultad para acceder a una vivienda propia, en el fondo, todo se trata de lo mismo.


“La lucha `territorial´ es, por lo general, una lucha para garantizar condiciones dignas de existencia –’vida digna’, dicen los zapatistas. De ahí que para comprender los múltiples esfuerzos que se despliegan en tales luchas vale la pena colocar la reproducción material y simbólica de la vida social como punto de partida. Esta clave, creo, nos brinda una mejor plataforma de análisis que otras perspectivas –como aquellas que clasifican las luchas en ‘económicas’, ‘políticas’, ‘reivindicativas’, etc.”, dice Raquel Gutiérrez Aguilar, y añade: “todos estos esfuerzos han señalado cuando menos dos aspectos muy relevantes: la importancia del territorio como lugar del despliegue de los esfuerzos de resistencia y regeneración de la vida, y la presencia masiva y tumultuosa de las mujeres en estas luchas”.


La reproducción material, simbólica y afectiva que es sostenida mayoritariamente por mujeres. Los cuerpos, como la fundamental herramienta que se pone en juego para las creaciones, las luchas, la supervivencia cotidiana. Creemos que es necesario pensar en múltiples y variadas formas de resistencia, que nos permitan generar nuevas maneras de hacer política procurando construir nuevas relaciones, nuevos sistemas económicos, políticos, sociales, y afectivos. En ese sentido, recuperamos la clave que propone Raquel Gutiérrez, “en relación a la muy vasta presencia de mujeres en casi todas las luchas del período reciente, creo que esto está en el corazón de nuevas posibilidades de subversión de lo que existe y de regeneración de otras formas de convivencia y autorregulación”.

Porque, recuperando la noción de la violencia ejemplificadora y aterrorizante de la que habla Rita Segato, esa que hoy puede servirnos para pensar los múltiples mensajes violentos y aleccionadores que significa la desaparición de Santiago Maldonado y los allanamientos 30 días después. Esa es una violencia que, particularmente las mujeres pero también otras identidades sexo genéricas no masculinas, venimos sufriendo desde las cazas de brujas y, tal como plantea Silvia Federici, viene agravándose en cantidad, en crueldad y en exhibición en los últimos años.

Nosotras sabemos que el cuerpo es nuestro territorio, y que en cada una de las disputas defenderemos nuestros territorios tanto como defendemos nuestros cuerpos.

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*Por Redacción La tinta / Fotos: Colectivo Manifiesto.

 

Palabras claves: Abuso policial, mapuches, Raquel Gutierrez, Rita Segato, Santiago Maldonado, Silvia Federici, violencia institucional

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