Ladrilleros entrerrianos se cooperativizan para diversificar y mejorar sus condiciones laborales
Obreros ladrilleros de la Cooperativa de Trabajo Fátima de Santa Elena, provincia de Entre Ríos, sumaron a la producción de ladrillos y afines un taller de construcción de herramientas para esa labor que desarrollan. Allí se produce con la vista puesta en mejorar las condiciones laborales, como puede apreciarse con un nuevo modelo de carretilla cuyo manejo demanda menos esfuerzo físico.
El sector ladrillero tiene escasa tecnificación y muy vulnerables condiciones de trabajo, incluso por la cuestión climática, ya que se está expuesto a la lluvia, a los vientos, al sol intenso en los veranos, a los duros fríos en los inviernos.
Por cuanto la actividad se desarrolla a cielo abierto, en ocasiones se pierde buena parte de la producción por los vientos que voltean los montículos de ladrillos que se apilan a la intemperie, y esta producción no se puede recuperar.
En Santa Elena, Entre Ríos, un grupo de 7 trabajadores, después de andar y desandar caminos, decidió unir sus destinos en busca de una mejor suerte para todos, conformando una cooperativa de trabajo.
“La necesidad de organizarse los trabajadores surge inicialmente para estar juntos y luchar por nuestros derechos, los derechos de los trabajadores vulnerables que no teníamos ningún respaldo, ni siquiera ser reconocidos como trabajadores muchas veces”, reseñó Soledad Casal, del grupo de los socios fundadores.
El apoyo sindical
La Cooperativa de Trabajo Fátima es la primera de trabajadores ladrilleros de la provincia de Entre Ríos. “Fue muy importante el apoyo del sindicato, que son quienes le abren los ojos a los trabajadores ladrilleros, poniéndole en su mano los derechos, peleando siempre por los derechos del trabajadores, de los trabajadores informales”, destacaron en la cooperativa.
En 2015 recibieron la matrícula del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (Inaes), primer paso hacia la consolidación administrativa de un proyecto que sumó 5 trabajadores a poco tiempo de andar, que a fines de 2016 ya agrupaba a 22 y hoy llega a los 40 asociados.
“Somos un grupo de gente joven y contamos con un grupo de trabajadores con mucha experiencia también. Todos sabemos muy bien de las raíces del sector ladrillero, siempre tan vulnerable, ahora tenemos un empuje porque sabemos que se puede trabajar distinto”, sostuvo Soledad, quien desarrolla tareas administrativas.
Una vez constituida, la cooperativa puso el norte en varias cuestiones. Por un lado, la búsqueda de mejoras en la producción y también la diversificación del proyecto productivo. Por otro, la garantía de derechos mínimos: “Se logró el monotributo social agropecuario para los trabajadores ladrilleros. Estamos reconocidos en el Registro Nacional de la Agricultura Familiar (Renaf) como productores agroindustriales, es decir los trabajadores que están a cielo abierto”, indicaron.
El modelo de producción
En el trabajo de la cooperativa Fátima el primer paso es el arrendamiento de un campo, de donde se saca la tierra para producir los ladrillos: “La producción es artesanal, no hay ningún proceso industrial de por medio. Se prepara el material, se cortan los ladrillos, es un proceso completamente manual”, explicó Soledad.
Con todo, se fueron mejorando las técnicas de trabajo y se buscaron alternativas, como por ejemplo la fabricación de baldosas de hormigón y de suelocemento.
Ahora bien, las herramientas que se usan para la elaboración artesanal de los ladrillos son las mismas que se utilizaban hace cien años. “No ha habido ninguna tecnificación, ni se utiliza la tecnología, no hay ningún tipo de mejora en ese sentido. Las carretillas son de madera, los trabajadores padecen lesiones severas por el uso de las mismas”, señalaron desde la cooperativa.
Un convenio con la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader), con su Facultad de Ciencia y Tecnología que tiene sede en Santa Elena, generó las condiciones para que alumnos y docentes de las carreras de Planeamiento Industrial y de Tecnología trabajaran en un diseño más liviano, más adaptado para el tipo de tareas que se realizan.
“Así logramos hacer unas carretillas que ya no son de madera, que no son tan pesadas, tienen una diferencia de unos 30 kilos menos por el uso de otros materiales tales como caño redondo, que es liviano, y además las bateas son plásticas. Esto también hace a la durabilidad de las herramientas. Lo mismo para los bancos, que se utilizan caños y piezas plásticas”, destacaron.
El taller metalúrgico
Hace poco más de tres meses, la localidad de Santa Elena -distante 150 kilómetros de la capital entrerriana Paraná- fue noticia por la inauguración del primer establecimiento de la provincia donde se construyen herramientas para la actividad ladrillera. Se trata del taller metalúrgico “Centenario”, cuyas herramientas y máquinas fueron obtenidas gracias al aporte del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia de Entre Ríos, a cargo de Laura Stratta. Allí se construyen las herramientas y se fabrican los moldes y las carretillas que cuentan con el aval técnico de la Uader.
“Desde que comenzó la cooperativa se buscaron alternativas como para generar bienestar a los asociados, para que los asociados puedan vivir mejor, que los retiros y los excedentes sean adecuados para todos. Venimos trabajando muy bien”, evaluaron en Santa Elena.
* Por Trabajo Cooperativo