Amateur, amateur: ser futbolista y tener que trabajar
Este martes los jugadores de Centro Español y Liniers posaron juntos bajo un mismo reclamo: «Basta de jugar días de semana. El jugador D Ascenso trabaja!». Pese a que los medios se regocijan ante las «pintorescas» historias de Copa Argentina que juntan a un obrero-jugador con la posibilidad de enfrentar a los cinco grandes, la problemática del amateur nunca se cuenta. Por más amor al fútbol (amateur deriva del latín amator, «el que ama») el jugador del ascenso profundo necesita llevar el pan a casa.
Por Redacción La tinta
Muchas notas se han redactado con las «pintorescas» historias de aquellos jugadores de las lejanas divisiones del fútbol argentino que deben combinar trabajo remunerado y entrenamientos diarios para poder sostener el desarrollo de un sueño amateur.
Los medios se regocijan cuando se enteran que Fulano, jugador de un equipo del Federal B renunció a su trabajo como panadero para viajar hasta la otra punta del país y así poder enfrentar a River, el club que lleva tatuado en la piel. Sin embargo, por más risueña nos resulte la historia, son cientos los deportistas que disputan los torneos de estas divisionales y lo hacen como se hacía 1930.
Son esos jugadores los que ahora nos piden contar otra historia. La de todos los días y sin clubes grandes de por medio: «Basta de jugar días de semana. El jugador D Ascenso trabaja!», se pudo leer en la bandera que desplegaron los jugadores de Centro Español y Liniers este martes.
Sucede que en la D, por ejemplo, de los ocho encuentros correspondientes a la cuarta fecha del campeonato, cinco se disputaron en días laborales. En la tercera fueron también cinco y en la segunda seis partidos. Sólo en la primera jornada se disputó un solo partido fuera del sábado y domingo. La tendencia es constante y las razones inexistentes.
El reclamo de estos jugadores invita a pensar lo ilógico que resulta esta forma de desarrollar estos torneos de ascenso: si ellos no laburaran, ninguno jugaría al fútbol y, como bien sabemos, sin jugadores no hay fútbol. Por más amor (amateur deriva del latín amator, «el que ama») el jugador del ascenso profundo necesita llevar el pan a casa.
*Por Redacción La tinta