La mariquera de Chávez

La mariquera de Chávez
15 agosto, 2017 por Redacción La tinta

Víctor Fha, militante chavista de la sexo-diversidad, repasó la historia del colectivo LGTB en la revolución bolivariana, y analizó las posibilidades de la mariconería en el marco de la Asamblea Constituyente que se aprobó semanas atrás.

Por Martín Paoltroni para Revista La Tetera

Venezuela gravita en el imaginario de los argentinos como un paradigma de transformación social capaz de generar una polaridad tan fuerte como la que vivimos en nuestro país: el proyecto bolivariano se ama o se odia con la misma intensidad que se le dice “la yegua” o “la jefa” a Cristina Kirchner. Claro está que dicha caracterización no es patrimonio exclusivo de estas tierras: durante las movilizaciones contra Dilma Rousseff en Brasil, una consigna muy popular rezaba “menos Venezuela y más Argentina”, en relación al reciente triunfo de Mauricio Macri.

La Tetera fue al encuentro de un testimonio fundamental dentro de la mariconería chavista para conocer la historia de “las maricas y maricos” en la revolución y su papel en los tiempos que vienen.

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Sexo-diversidad revolucionaria

Víctor Fha es comunicador social egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y formó parte del grupo ASGDRe (Alianza Sexo Género Diversa Revolucionaria), una de las primeras organizaciones chavistas de diversidad sexual que nació en el país en 2009. Recuerda que antes solo existía un remanente de ONG de los 90 que accedían a fondos internacionales y trabajaban con una perspectiva clasista y racista de la sexualidad: “Gente súper facha de derecha que peleaba por los derechos de la mariquera desde el discurso LGTBI transnacional, que concibe la sexualidad como una defensa del derecho individual, con consignas liberales que son aceptables en los canones de la democracia burguesa”.

Y es que Víctor provenía de una fuerte militancia universitaria donde representó al bolivarianismo como presidente del Centro de Estudiantes de la Escuela de Comunicación Social de la UCV y representante del Consejo de Escuela en dos períodos consecutivos en cada uno. Por aquellos años, la política venezolana se encontraba en pleno estado de ebullición con el golpe de estado a Chavez en 2002, el paro petrolero de 2003 y el lanzamiento de las misiones de asistencia social que fue posible gracias a la recuperación de la administración de la renta petrolera en favor del pueblo. También en 2004 se discutió la llamada Ley Resorte (Responsabilidad Social en Radio y Televisión), con modificaciones vinculadas al golpe de estado donde los medios alternativos jugaron un rol central en informar al mundo que el presidente no había renunciado a su cargo y se encontraba secuestrado.


Pero cuando Víctor salió del closet, los debates por la sexualidad todavía no habían llegado a la revolución: “El chavismo no tenía incorporado un discurso ni siquiera de tolerancia, era un discurso bastante homofóbico, no por boca de Chávez, sino edificado en esta lógica popular que plantea Bourdieu sobre construir una ilusión de superioridad de los sectores populares desde la comparación de virilidad respecto de las clases altas”.


Con estas contradicciones, el joven viajó a la Argentina para cursar una maestría en la Universidad de La Plata y allí se vinculó con el grupo “Putos Peronistas”, con el que descubrió una visión de la diversidad con perspectiva popular: “Me generó mucha empatía porque me sentí como muy identificado con esa postura que conciliaba dos ámbitos de lucha que eran una misma causa: la búsqueda de justicia social”. A su regreso al país, se integró a ASGDRe, donde estuvo poco más de un año: “Eso permitió una presencia simbólica de la mariquera en el chavismo hasta lograr la convocatoria del presidente a los homosexuales para el Gran Polo Patriótico que permitió la reelección del mandatario en 2012”, cuenta.

Sin embargo, en otro pasaje de la charla asegura que “la sexo-género-diversidad en el país todavía no existe como movimiento” porque carece de una tradición gremial y de militancia orgánica basada en razones históricas. “La mayoría de las organizaciones en Venezuela no tenemos esa referencia de la lucha sindical que tienen ustedes, porque en nuestra memoria no tenemos el peronismo, ni los años previos con la migración europea socialista-anarquista sino una cadena de revueltas populares desde conseguida la independencia pero traicionado el proyecto Bolivariano, hasta la llegada de Chávez en rescate y superación de ese proyecto”. No obstante, asegura que los canales de diálogos con la diversidad son fruto de la escucha activa que hizo el comandante a las interpelaciones de los militantes.

En la actualidad, Víctor forma parte del grupo de investigación feminista “La Candanga”, donde buscan armonizar la militancia popular con la academia: “Nos dimos cuenta que esa ruptura no tiene sentido. Nosotros no venimos de la academia, pero todos hemos pasado por la universidad y, si bien trabajamos mucho en la lógica de la pedagogía popular, nos dimos cuenta que hay espacios muy resistentes a conciliar esto”, explica. En esta línea expone un diagnóstico claro: “La militancia carece de la producción de conocimiento que le permita avanzar de manera concreta en los distintos frentes que establecen esa lucha. Si no hay información sobre qué es la homofobia, cómo se vive, dónde están las personas que la padecen, si no está todo eso, no podemos luchar contra la homofobia, por poner un ejemplo”.

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La constituyente: pocas expectativas para la diversidad

A pesar de que los medios de comunicación en todo el mundo insisten en hablar de Nicolás Maduro como un “dictador”, lo cierto es que el presidente ganó las elecciones con más del 50% de los votos en 2013 y desde su asunción los grupos de la derecha local no lo reconocen y con financiamiento internacional azuzan movilizaciones en las calles, donde la violencia se hace carne y el pueblo paga las consecuencias. En este escenario, el gobierno constitucional convocó a una Asamblea Nacional Constituyente para buscar una salida política a los intentos del imperialismo de tomar el poder por la vía indirecta.

“Esta experiencia constituyente es muy diferente a la que tuvimos en el ’99, el diagnóstico era muy claro: teníamos 10 años de agonía de una década nefasta en las cuales no había horizonte de nada y había una crisis económica muy profunda”, sentencia Víctor.


En esta oportunidad, el joven señala la fuerte crisis de gobernabilidad desatada por un ataque económico feroz por parte de los países industrializados, pero fundamentalmente de los Estados Unidos, a través de un semibloqueo aplicado mediante la caída del precio del petróleo de 100 a 20 dólares: “Esto sirvió para debilitar a Venezuela, pero también a otros países como Rusia, Brasil y en general a Medio Oriente”.


En medio de una intensa campaña de toda la dirigencia chavista por explicar de qué se trata el llamado a la constituyente, Víctor explica que “la derecha está desbordada en su fascismo” y un alerta para el pueblo fue cuando los opositores empezaron a quemar gente viva bajo la acusación de ser adherentes al gobierno. No obstante, a una semana de haberse realizado el simulacro de la Constituyente, los sectores que apoyan al presidente celebraban que alrededor de 11 millones de personas participaron en el mismo contra 7 millones que acudieron a una consulta popular ilegal con el objetivo de legitimar el golpe de estado al primer mandatario, aunque resulta imposible auditar esa cifra.

Otro dato llamativo que se desprende de la conversación es la percepción que tiene el pueblo sobre lo que significa esta iniciativa: la constituyente empieza a perfilarse como un sinónimo de paz social frente al terrorismo que asoló al pueblo venezolano en los últimos tres meses. También el éxito se mide de antemano con la inscripción de 56 mil personas vía internet para participar de la asamblea, de las cuales solo 6 mil entregaron la documentación correspondiente y buscarán disputar un lugar entre los 545 cargos. Vale aclarar que, para estos casos, no fue necesario tener el aval de un partido político, sino que las postulaciones fueron nominales.

En cuanto a la participación de los grupos de diversidad sexual, Víctor es claro: las expectativas son pocas porque no fueron incluidos entre los ocho sectores de la sociedad civil que serán representados: “Yo me identifico como parte de una militancia marica y chavista, pero creo que no tenemos la madurez política como para presionar en ese sentido”. Y agrega que quizá por conciencia militante de las y los constituyentistas, se pueda lograr la modificación o eliminación del artículo 77 de la constitución nacional que establece la protección del estado al matrimonio entre el hombre y la mujer: “Si bien esto no prohíbe el matrimonio entre personas del mismo sexo, ni otorga exclusividad a parejas heterosexuales, ha servido para que la dirigencia conservadora del chavismo, que es la gran mayoría, no permita que el debate sobre matrimonio igualitario ocurra”.

*Por Martín Paoltroni para Revista La Tetera.

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Palabras claves: LGBT, Revolución Bolivariana, Venezuela

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