Penal de mujeres del Buen Pastor de Paraguay: la muerte lenta o el suicidio

Penal de mujeres del Buen Pastor de Paraguay: la muerte lenta o el suicidio
16 junio, 2017 por Redacción La tinta

El Comité por la Libertad de los presos políticos y luchadores sociales de Paraguay difundió un comunicado urgente de las presas del Penal de Mujeres del Buen Pastor de Asunción, quienes sufren constantes situaciones de tortura. Piden el cierre de la celda de aislamiento. Carta de una presa política.

Por Redacción La tinta

Las presas llevan adelante una campaña de visibilización para que las autoridades ordenen el cierre de la celda de aislamiento del penal, donde se registran innumerables violaciones de derechos humanos. Como desencadenante de estas condiciones inhumanas, una joven que permaneció allí una semana sin las más mínimas comodidades y desnuda decidió quitarse la vida.

Las presas políticas que trabajan constantemente en la campaña son el foco de la represión por parte de las autoridades y ningún medio de comunicación aún ha publicado información sobre estos hechos.

Escrito de una prisionera política del Paraguay

La muerte lenta o el suicidio. Son las dos opciones que tienen decenas de mujeres jóvenes detenidas en el Penal de Mujeres del Buen Pastor, a decir de los reiterados hechos que se suceden en el Penal, mal llamado Correccional.

La Convención contra la Tortura, en su resolución 39/46 del 10 de diciembre de 1984,en su art. 1 dice: «A los efectos de la presente Convención, se da a entender por término «tortura» todo acto por el cual se infrinja intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que haya cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infringidos por funcionario público o una persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia. No será considerada torturas los dolores o sufrimientos que sean consecuencias únicamente de sanciones legítimas o que sean inherentes o accidentales a estas».


Las cárceles de Paraguay y en particular la cárcel del mujeres del «Buen Pastor» usa este artículo pero el último párrafo, las torturas, maltratos y confinamiento de mujeres son derivados de «accidentes» como el caso de Belinda Solís de apenas 24 años de edad con trastos psiquiátricos como consecuencia del consumo del crack, (droga consumida por decenas de mujeres en condiciones de encierro), y la violencia sistemática del sistema represivo carcelario.


La tortura en todas sus formas es de aplicación sistemática en las cárceles.  Una de sus formas son los horrorosos calabozos de aislamiento, donde son llevadas las mujeres privadas de libertad con cualquier excusa, convirtiéndose en una práctica abusiva. Las mismas enloquecen en el lugar, a parte del aislamiento de mes retacea agua, alimentos. 

Según la información proveída por el Penal, a Belinda se le aplicó «el protocolo de prevención de suicidio» porque ya ha tenido un intento. En este caso el protocolo consistió primero en el desprecio y burla de las guardiacárcel entre ella la «superior» Jorgelina que el domingo por la noche luego de mucho maltratar a Belinda la aísla por «mala» conducta. Belinda decidió luego cortarse el cuello con un vidrio que rompió de la ventana.

El código de Ejecución Penal en su sección sobre condiciones de vida, en su art 77- Restricciones reza: «No se admitirán otras restricciones a la libertad del interno que las derivadas directa e inevitablemente de la naturaleza de la pena o medida privativa de libertad y de aplicación de este Código. En toda circunstancia, se procurarán neutralizar los efectos negativos de la reclusión».


Evidentemente aquí se reforzó el impacto negativo en Belinda y se le indujo al suicidio. Este es el tratamiento que el Estado burgués y patriarcal que le da a cientos de mujeres recluidas y aisladas en establecimientos carcelarios, una desesperante situación que el Ministerio de Justicia a toda costa trata de ocultar.


Las situaciones como estas se repiten constantemente. Belinda ya no puede contar la historia, quizá Lorena sí. Lorena es la otra mujer que presenció el suicido y a quien quieren trasladar a otra cárcel para que no cuente ni testifique el asesinato cometido por esta oprobiosa prisión en complicidad de un Estado criminal y funcionarios a quienes con seguridad les quedará impune. Total de Belinda nadie se recuerda ni nadie reclamará justicia.

Carta de Carmen Villalba, prisionera política del Ejército del Pueblo Paraguayo.

Palabras claves: cárceles, Ejército del Pueblo Paraguayo, Paraguay, tortura

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