De soledades y encuentros desencontrados

De soledades y encuentros desencontrados
1 junio, 2017 por Gilda

Por Natacha Schervobsky para La tinta

Llegamos con un amigo de toda la vida, un viernes al teatro El Estepario. Entramos a la sala y a medida que nos fuimos acomodando en las butacas nuestra mirada se dirigió inevitablemente a la escena, en donde estaba un mujer joven, hermosa, vestida de rojo, subida a un banquito, observando impacientemente por una ventana, esperando a alguien que llegara o a muchos. La escena estaba decorada con banderines, había una mesa pequeña con platos y comida que usualmente servimos en los cumpleaños o en reuniones.

Desde el comienzo y antes de que empiece la obra la atmósfera que se percibe es la de un festejo que está a punto de empezar. De repente, el timbre suena, ella corre desesperadamente atender la puerta y entra un hombre. Así inicia Una noche en Heidelberg. La Tinta conversó con los actores protagonistas de esta obra de teatro: Salomé Boustani y Alfredo Zenobi. Nos contaron acerca de la trama de la obra, las subtramas y los sentidos que dan vuelta alrededor de esta hermosa y compleja propuesta teatral.

-¿Cómo surgió la idea de hacer esta obra?

-Alfredo: Surgió de la necesidad de hacer una obra que nos gustara.

-Salomé: Con el Alfred queríamos hacer una obra juntos desde hacía cinco años porque habíamos trabajado en otras obras, pero con más gente. Y nuestro deseo era hacer algo los dos. Somos muy amigos y además hay algo del lenguaje de actuación que compartimos completamente. En ese momento, no sabíamos que íbamos hacer, pero sí qué tipo de actuación queríamos que la obra tuviera. Por ende, empezamos a buscar textos. Nos costó mucho. Tuvimos un proceso largo de convocar dramaturgos y directores que fueran escribiendo en base a las improvisaciones que hacíamos. Pero ese proyecto se cayó varias veces, por distintas circunstancias.

-A: Pasa que no podíamos dar con un texto que nos convenciera, o algo que nos interesaría contar y actuar. Hasta que apareció la novela Muñecas y decidimos adaptarla.

-S: Nos gustó mucho esta obra porque tenían como protagonistas a dos personajes que iban perfecto con nuestros roles: una chica y un hombre de cierta edad. Así que dijimos ¡esto es lo nuestro! Así empezamos.

-La obra ¿es un texto alemán? Y si es así ¿de qué manera hicieron la adaptación? ¿Qué pensaban ustedes que se podía dejar del texto original y qué les parecía que era necesario cambiar de acuerdo con nuestro país y nuestro tiempo?                    

-A: La obra no es alemana. La historia transcurre en Alemania. La novela original, Muñecas de Ariel Magnus, está escrita en español. Y es la visión de un extranjero en Alemania. La historia, según cuenta el autor, nace en base a una anécdota que le pasó a él. Y elige Heidelberg porque hay muchas bibliotecas. Entonces se le ocurrió que el personaje masculino sería un bibliotecario.  Pero como habla de relaciones humanas eso trasciende fronteras. 

-S: El tema de “lo alemán” plantea todo un desafío y una polémica que discutimos bastante con el director. Claramente ellos no son alemanes, mi personaje no es alemán. Desde la actuación, incluso, genera roces porque hay gente que me ha criticado esto de volverlo más “latino”. Pero, en realidad, pienso que en la obra esto de “lo alemán” es circunstancial y lo que hace es alejarnos un poquito de nuestra realidad para poder ver lo que se plantea con un cierto grado de distanciamiento. Esto permite que uno diga:  “ah, el tema de la soledad, se plantea como algo más universal” . Porque inevitablemente, como decía Alfred, te toca más allá de las fronteras. En vez de decir “esto es lo que pasa en Bs. As o en otra ciudad”. También queríamos alejarnos un poco de eso para que no sea llevado a un lugar costumbrista. Por eso tomamos como referencia una ciudad que ni conocemos, en una zona lejana, remota, fría. Y que, paradójicamente, como contaba Alfred, por el tema que aborda, vemos que lo que sucede, podría suceder acá también.

-Un poco ya lo esbozaron recién, pero ¿cómo definirían el tema de la obra?

-A: Lo interesante de la temática, a mi modo de ver, es que  hace pensar en las distintas formas de soledad, las deseadas o buscadas y las no deseadas. No es lo mismo decidir estar solo que no te quede opción a estarlo. 

-S: No hay persona que no se relacione con la soledad. Aun las personas que intentan de todas maneras taparlo, que tal vez sería el personaje de ella, a diferencia de él, que asume la soledad, la elige, porque está “cómodo” en ella.  Me parece que hay una batalla constante entre las personas que sufren esa soledad y las que la aceptan, le dan un lugar, un espacio y lo incorporan a su vida. Porque en definitiva sabemos que todos estamos solos.  Y las personas que llegan al extremo, como el personaje de él, que la elige muy conscientemente, a propósito, ya casi entra en una calificación de “freak”. Cualquiera de los dos personajes, a primera instancia, te podrían parecer “freaks” totales. Sin embargo, creo que lo loco es que, a lo largo de la obra, el espectador va encontrando muchos puntos de identificación.

-Salo tu personaje es una mujer que en esa noche hace de todo para agradar, conquistar, seducir, a su invitado. ¿Cómo entendés está posición femenina? ¿Hay elementos que te resultan empáticos y otros que te generan rechazo?

-No es que la obra tenga una intención específicamente de trabajar algo vinculado con el género o con la posición de la mujer en relación a estos temas.  Pero sí creo que hay algo conocido entre las mujeres o que te puede resonar como espectadora mujer que tiene que ver con tratar de tapar esa soledad con la presencia de un hombre . Algo parecido a: “mi situación de soledad, se va acabar cuando tenga un hombre a mi lado”. Y desde ese punto el personaje sí intenta por todos los medios, como decís vos, de tratar de conquistarlo, de seducirlo, para tapar ese gran vacío. Creo que tal vez, eso es algo en lo que muchas mujeres, pueden sentirse identificadas.

-En oposición al personaje de Salomé, tu personaje Alfred no hace nada para agradar. Está en una posición más relajada y quizás así más «auténtico». ¿Pensás que eso es lo que le permite después develar su «secreto»?

-A: El personaje del bibliotecario no desea agradar. Porque no quiere estar con gente. Sólo que, en esta oportunidad, hay una bella mujer que le hace repensar su posición.

-Salo vos en la obra cantás y bailás, además de actuar. ¿Es algo que ya venís haciendo o que te preparaste para esta obra? Y en relación con ello ¿cómo es tu formación?

-S: Mi formación es sobre todo actoral más allá de que bailo tango desde hace muchos años y otras danzas. Lo de cantar es más reciente. Recién ahora estoy estudiando canto. Pero en la obra tanto el baile como el canto son excusas para que ella lo seduzca a este personaje. Incluso esta buscado que no sea del todo estético ni del todo bella la voz de ella. Porque hay algo de eso que genera “lo patético”. Hay algo de ridículo en ese baile, en ese canto, y que está puesto justamente en función de generar eso “patético” que sucede en la obra todo el tiempo.

-Hablando de las características que nombrás de la obra respecto a “lo patético”, a lo “bizarro” pero también al tono de humor negro, que para mí domina la escena. ¿Ese tono estaba en el texto original o fue parte de la adaptación? Y en todo caso, ¿por qué les parece q se puede decir lo q están contando en ese formato?

-A: Es así como decía Salo y como señalás vos, hay mucho de “lo patético”. Y eso, a mi entender, genera humor. Y el humor permite ver la obra sino sería un plomo. Más allá del humor,  mi objetivo es que el que la mire se pregunte de que me río. Y pueda reflexionar sobre su postura acerca de la soledad. 

-En la obra los personajes pasan por diferentes situaciones en donde transparentan por momentos pensamientos fascistas, racistas y también algunos “políticamente correctos”. ¿Ustedes piensan que en la vida social todos actuamos y reaccionamos de acuerdo a las situaciones y circunstancias? O ¿piensan en una construcción subjetiva más permanente, relacionado con ideas, valores, que no son tan móviles?

-S: Los aspectos racistas, homofóbicos, que tienen los personajes, mayormente ella, están claramente esbozados en la novela. Y nosotros, por supuesto, lo tomamos. La verdad es que la adaptación fue lo más fiel posible en ese sentido. Creo que hay algo interesante en el hecho de que estos personajes justamente están tan solos y es algo de las ideologías que sostienen y de esa forma de ver el mundo como la vida lo que evidentemente los va dejando bastante solos.

-A:  Creo que accionamos acordé a un montón de cosas: acorde a lo que somos, nuestras historias, nuestro presente, hay cosas de las que no podemos desprendernos, la formación cultural que traemos, la carga familiar, etc. Después cada uno hace lo que mejor puede con eso. 

-S: Sí, yo también pienso como el Alfred, que respondemos a un montón de cuestiones sociales establecidas. Mi personaje en un momento de la obra dice “no votan a la ultra derecha, porque no se debe, porque les da vergüenza, pero si pudieran lo harían”. Hay algo de esa contradicción entre lo que podés sentir o pensar y lo que los grupos en donde te movés aceptan o no aceptan. Y en base a eso te vas acomodando un poco para pertenecer a ciertos círculos. Pero como estos dos personajes, en particular, no pertenecen mucho a nada y están bastantes inadaptados, pueden tener estos comentarios. A veces, es un poco fuerte que digan lo que piensan. Sobre todo él, ya que abiertamente expone ideas racistas en un ambiente donde se supone que debería ser “políticamente correcto”. Pero sí, creo que estamos muy condicionados, como dice Alfred por nuestra formación, por las familias, incluso, por las ciudades de dónde venimos y esos círculos que frecuentamos.

-Hablando de las ciudades de dónde venimos. Los dos son de Mendoza y hace muchos años que viven en Buenos Aires. ¿Cómo se sienten en la sala porteña? ¿Cómo recibe el público la obra y la propuesta?

-S: Con el Alfred hace bastante que estamos acá en Bueno Aires.

-A: Claro, yo hace 8 años para 9 que estoy acá. Me siento cómodo, es una ciudad donde la gente consume teatro, está acostumbrada a ver teatro. Eso ayuda.

Salomé: Sí, de todos modos, hemos tenido periodos mejores que otros. La verdad es que la obra que estamos haciendo en este momento es un gran desafío porque somos solo nosotros dos actores y es un desafío también porque hay un público que compartimos. Muchos son amigos de Mendoza, o gente que no está acá, sino que está allá. Por eso es un gran desafío conseguir público en una sala independiente, sin ningún tipo de publicidad.

Sin embargo, la respuesta es muy buena. La gente se interesa por la obra, se sorprende. Se va habiéndose reído un buen rato. Y a la vez habiendo reflexionado sobre estos temas.

-Y en este sentido, ¿piensan viajar con la obra a Mendoza u otros lugares? ¿o solo la pensaron para salas porteñas?

-A: Pensamos viajar a todos los lugares que nos acepten.

-S: Estamos invitados a un festival en Mendoza que se hace en el mes de agosto. Estamos felices de llevar la obra para allá. Personalmente hace años que no actúo en Mendoza. Y tengo muchas ganas de que mi gente, mis amigos, mi familia, pueda ver esta obra. Porque es un proyecto muy importante para los dos. Realmente la soñamos, la gestamos. No sólo está hecha a pulmón sino, que diría, que estamos dejando ¡un riñón! prácticamente en la obra (risas).

-Por último, si tuvieran que recomendar la obra a un amigo ¿que le dirían? ¿Por qué es una re buena salida de viernes por la noche ir a ver “Una noche en Heidelberg”?

-S:  Creo que como espectadora le diría “la verdad es que me divertí mucho”.  Creo que reir es un valor incalculable en este momento. A mí, personalmente que me hagan reir, es difícil y tiene que ver con pasarla bien.  Pero incluso, habiendo reflexionado sobre el tema central de la obra que tiene que ver con la con la soledad, aunque no puedo deschavar mucho, la obra plantea algo relacionado con los vínculos, con los lazos interpersonales y lo que estamos viviendo ahora en la era digital.  Te hace pensar sobre un montón de cosas de cómo se han ido transformando esos vínculos y cómo las soledades se han ido transformando, hasta llegar a puntos que pueden sonar enfermizos para algunas personas o muy natural y accesible para otros. Porque fue la forma que encontraron de estar acompañados. Así que creo que es una obra que te deja pensando sobre varios temas.

Alfredo:  Yo les diría que vayan a ver “Una Noche en Heidelberg” porque aparte de entretenerse y reírse, tal vez, se repregunten el tema de la soledad. Y a lo mejor hasta se emocionan. 

-Muchas gracias chicos. ¡Mucha mierda!

Una noche en Heildelberg. Todos los viernes a las 20:30 hs. en la sala El Estepario. Medrano 484,  Almagro. Capital Federal.

 

Por Natacha Schervobsky para La tinta. Fotos de Juan Andrés Piazza.

Palabras claves: Alfredo Zenobi, Salomé Boustani, Teatro, Una noche en Heidelberg

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