Angelici: patrón de juegos; socio de Macri (Parte I)

Angelici: patrón de juegos; socio de Macri (Parte I)
21 junio, 2017 por Redacción La tinta

Daniel Angelici es algo más que el presidente del reciente campeón del fútbol argentino. Más que el vice de AFA. Su red de relaciones dentro del poder judicial, político y empresarial lo hacen un ministro polifuncional y sin cartera de Mauricio Macri. Desde sus comienzo como binguero hasta su relación con Arribas, la venta de jugadores y la exSide, el camino de «El Tano» a la cima fue paso a paso.

Por Carlos A. Villalba*

El ministro polifuncional y sin cartera del presidente Mauricio Macri que es Daniel Angelici llegó a la cima del poder caminando despacito, desde la modestia de su barrio porteño de Villa Soldatti, donde había radicado un taller mecánico su padre, un obrero italiano llegado luego de la “segunda Guerra” hasta el centro de una red de acceso a la información clasificada que obsesiona a Macri para operar contra sus enemigos, por encima de la legalidad de los medios usados para conseguirla.

El salto le permite en la actualidad ejercer una fuerte articulación judicial, manejar influencias políticas en la Nación, la provincia de Buenos Aires y la Ciudad, administrar fortunas desde las que gestiona acciones de protección de su jefe y de ataque a las figuras elegidas como enemigos. Desde la diputada Elisa Carrió hasta el cantautor Indio Solari han estado en su mira, que es la mira del macrismo, del mismo modo que acomoda sanciones y horarios de los partidos de fútbol en beneficio de su equipo o favorece el regreso del Grupo Clarín a la televisación paga del fútbol, a través de la entrega de los derechos a Fox/Turner.

El camino de  la existencia de Angelici tuvo dos paradas estratégicas. Por un lado la militancia de baja intensidad en “La Intendencia”, una agrupación de la Juventud Radical  que, por contagio, lo acercaría, ya en épocas universitarias, a la Franja Morada de Derecho de la UBA, paso necesario para arrimarse a Enrique “Coti” Nosiglia, el dirigente en las sombras más importante del radicalismo posdictatorial, con vigencia hasta el presente.

El otro hito de su recorrido fue el arrojo que, con 18 años recién cumplidos, lo llevó a  vender el Renault 12 que le había regalado su padre para comprar el 0,5% de la sociedad propietaria de un bingo ignoto que el panadero barrial decidió instalar junto a otros socios en San Bernardo . “El Tano” largó todo, la facu, el barrio y los amigos, y se mandó a la ciudad balnearia

Creció. Desde el irrisorio capital que le otorgó el automóvil y aquella casi inexistente participación societaria se expandió hacia otros emprendimientos vinculados también a los juegos de azar, se favoreció con el boom de los tragamonedas, que el gobierno bonaerense de la época tomó como variante de los cartones de bingo, y llegó a convertirse en el “más poderoso” de los empresarios del rubro en la provincia.

Radicalismo y juegos de azar, mixtura que, además de convertirlo en una figura de referencia para el interior de la UCR del distrito con más votos del país, le permitió a Jorge Macri sentarlo en 2005 en un café de la ciudad de Pergamino con su primo Mauricio, entonces jefe de Gobierno porteño, quien necesitó solo el tiempo de la ingesta de un pocillo para decidir una alianza con el binguero, prendado de su concepción del “radicalismo PRO” y convertirlo en representante de su propio invento.


Los vientos soplaron a favor. Uno llegaría a la Presidencia de la Nación en diciembre de 2015; el otro se convirtió -en un gabinete que carece de calle, roce y militancia- en su ministro multivalente sin cartera, con influencia decisiva desde el 10 de diciembre de 2015 en la Agencia Federal de Inteligencia (AFI, ex SIDE), la Inspección General de Justicia, la Oficina Anticorrupción, el Instituto de Lotería y Casinos de la Provincia de Buenos Aires, el Ministerio de Justicia y Seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, la Policía Metropolitana y los traspasos de la Federal, además del peso que tiene en la mitad de las áreas de gestión del Gobierno de la Ciudad.


Esa acumulación de funciones, es decir de poder, se completa en lo público con su responsabilidad en la articulación con la Justicia y llega a alturas difíciles de empardar con la presidencia de Boca Junior, a la que llegó en 2011 de la mano de Macri, la vicepresidencia primera de la AFA y la inmensa fortuna acumulada como uno de los más importantes empresarios de juegos de azar en la Argentina, con manejo sobre bingos, hipódromos y tragamonedas, intereses en cinco sociedades de apuestas y un stud de caballos de carrera. Por si esto fuera poco, diría alguno de los vendedores de los colectivos que lo traían desde el Soldati de sus orígenes, junto al ex militante de Franja Morada y ex titular de la Legislatura, Cristian Caram, es dueño del restaurante Madero Tango uno de los puntos más convocantes del turismo internacional que llega a Buenos Aires.

Una morada Franja de Boca

El organizador del “radicalismo PRO” pasó por encima a todos los boina blanca, siempre apoyado en uno de sus amigos para siempre, Darío Richarte, miembro del “Grupo Sushi” liderado por Antonio de la Rúa, subsecretario de Inteligencia en tiempos de la Alianza, “ficha” del espía ignífugo Jaime Stiuso, ex vicerrector de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y vicepresidente tercero del Boca de Angelici, de quien fue suplente en la transitoria conducción de la AFA.

Del filón universitario también capturó al ex subsecretario académico de Derecho, Sergio Brodsky, abogado especialista en sociedades a quien convirtió en autoridad máxima de la Inspección General de Justicia (IGJ), que tiene a su cargo la fiscalización de todas las sociedades por acciones, las constituidas en el extranjero que hagan ejercicio habitual en el país de actos comprendidos en su objeto social, establezcan sucursales, asiento o cualquier otra especie de representación permanente, sociedades que realizan operaciones de capitalización y ahorro, de las asociaciones civiles y de las fundaciones, con excepción de las sometidas a la Comisión Nacional de Valores.

En la propia universidad permanece su ariete y presidente de la UCR capitalina, Emiliano Yacobitti, ahora como secretario de Hacienda y Administración de la gestión del rector Alberto Barbieri, que recibió acusaciones fiscales por negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública, lavado de activos, enriquecimiento ilícito, administración infiel y hasta de malversación de fondos en el Hospital de Clínicas. Las “figuras” provenientes de Franja Morada se repiten, aparecen también en la Casa de los espías y ni qué decir en la directiva de Boca.

Con el ojo en la SIDE

Daniel Angelici tuvo interés en controlar la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) desde que se llamaba SIDE. Los informantes que sobreviven allí desde tiempos kirchneristas, consideran a Richarte y al propio titular de Boca como los “tentáculos del pulpo” Stiuso. Con Macri ya electo presidente, jugó a fondo para abandonar el segundo plano y quedarse con el despacho del “Señor 5” del edificio de 25 de Mayo 11, en el mismo predio que ocupó el hotel en el que José Hernández hilvanara desde marzo de 1872 buena parte de los versos de “El gaucho Martín Fierro”.

Finalmente, su mentor se inclinó por el representante de futbolistas Gustavo Arribas, quien aceptó el asesoramiento inmediato de Stiuso, archienemigo de Cristina Kirchner. Desde la década del 80,  Macri y Arribas sostienen una relación forjada con la camiseta del N° 5 del equipo que el actual mandatario armaba en la quinta Los Cardenales, con desembarco simultáneo en Boca Juniors en 1995. El Presidente lo incluye en su lista de dilectos y considera que ese “atributo” lo exime de las sospechas que hay sobre él por giros por centenares de miles de dólares desde Brasil a los que relacionan con las coimas de Odebrecht, por los Panamá Papers, por lavado de dinero o irregularidades en transferencias trianguladas de jugadores como Martín Palermo, Jonathan Calleri, Cristian Pavón, Carlos Tevez o Javier Mascherano, en las que se considera que su accionar fue en representación del titular boquense de esos años, el propio Mauricio Macri .

En simultáneo, empujada por el empresario Nicolás “Nicky” Caputo, “La Turca” Silvia Majdalani, se constituyó en la “Señora 8” del espionaje y pasó a ser uno de los nexos de Angelici con “La Casa”, además de articularse con Francisco Larcher, antecesor en el puesto durante los años K. Incorporó a Sebastián De Stefano, ficha del boquense, cuya novia, Silvia Loreley Bianco, quedó al frente del Consejo de la Magistratura de la ciudad tras la muerte de Enzo Pagani, que también había sido instalado por el líder xeneize. Otro casillero ocupado en la AFI fue el de la Dirección de Finanzas, al que regresó Juan José Galea, otro de los protagonistas del escándalo por el pago de sobornos al Senado en el marco de la ley de Flexibilización Laboral impulsada por el gobierno de la Alianza de Fernando de la Rúa, también cercano a Richarte.

Otro espacio ocupado en la administración del espionaje argentino por la tropa del abogado de 53 años es la Secretaría de Asuntos Jurídicos, que quedó a cargo de Sebastián de Stefano, quien quedó al mando de la relación con el fuero federal de la Justicia, en el que se tramitan todas las causas de presunta corrupción, también las de IECSA, la empresa de Macri traspasada de apuro al primo Angelo Calcaterra, que se vio obligado a transferirla de urgencia a Marcelo Mindlin, presidente de Pampa Energía y dueño de Edenor.

*Psicólogo, periodista e investigador argentino. Investigador asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico. (Publicado en http://estrategia.la)

Palabras claves: Boca Juniors, Daniel Angelici, Gustavo Arribas, Mauricio Macri

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