Los borrones de la modernidad
José Domingo Laso realizó fotografías del Ecuador de principio de siglo XX, un país que pretendía ajustar su paisaje a los valores de la modernidad. En ese plan, los pueblos originarios no tenían lugar, es por eso que el fotógrafo manipulaba sus imágenes para borrarlos de ellas.
Laso se desempeñó como fotógrafo en los inicios del siglo XX en la Ciudad de Quito. Como la mayoría de sus colegas en esa época, su trabajo consistía en realizar tarjetas de visitas, retratos de la burguesía local y de autoridades políticas y religiosas y registros arquitectónicos. Toda esa actividad se desarrollaba en una ciudad y un país que pretendían ser vistos como modernos ante los ojos del resto del mundo.
El fotógrafo pertenecía a esa clase alta de Quito que reivindicaba los valores del hispanismo, una corriente que surge no solo en Ecuador sino en varios países de la región, la cual profesaba que la modernidad debía basarse en la matriz hispánica y no en la matriz indígena.
En 1899 el fotógrafo inauguró su primer taller, pero fue recién en las primeras décadas del siglo XX en las que realizó esas vistas de la ciudad, que luego serían distribuidas como tarjetas postales por el mundo. En algunas de ellas se puede ver cómo, por medio de un raspón, se borraron a integrantes de las comunidades originarias que aparecían en los primeros planos. En otros casos Laso les dibujó un vestido y un sombrero para que parecieran damas de la alta sociedad.
Francois Laso bisnieto del fotógrafo, quien también ejerce el oficio, dice sobre el trabajo de su bisabuelo: “Laso realizó cinco libros de fotografía que buscaban dar la idea de una ciudad moderna. Esa modernidad estaba basada en el legado hispánico, que rechazaba cualquier legado indígena, al que solo lo reconocía como arqueológico. Por ello los borra de la fotografía, porque aquellos que eran considerados del pasado no podían estar presentes en la imagen. Los únicos que tenían derecho a estar registrados eran los que habían heredado lo hispánico, que era la población blanco-mestiza”.
Estas fotografías fueron publicadas por Laso en tres libros: «Quito a la Vista» de 1911, «Recuerdos de Quito» de 1912 y «Quito, homenaje de admiración al heróico pueblo de Guayaquil» de 1922.
En su tesis de maestría, Francois investiga y analiza el trabajo de su bisabuelo y dice que como científico, la parte más dura de la investigación es desapegarse de su antepasado. “Fue muy difícil criticar a un pariente de quien heredé el oficio, no podía ser condescendiente, tenía que decir lo que tenía decir. Creo que en la actualidad hay formas de borrón de las que no somos conscientes y que ejecutamos todos los días. En cada foto turística que tomamos lo que estamos haciendo es encubrir realidades”.