Villa La Maternidad sigue resistiendo

Villa La Maternidad sigue resistiendo
24 mayo, 2017 por Redacción La tinta

El jueves pasado, el Gobierno provincial montó un desmedido operativo policial para que la empresa que realizará la construcción de los accesos al puente Letizia instale un alambrado perimetral dentro de un sector de villa La Maternidad.

Redacción La tinta

En el predio de unos 50 metros de largo por 30 metros de ancho, entre la Costanera sur y la avenida Agustín Garzón, viven 14 familias que ahora están encerradas por ese alambrado que colocaron sin consulta previa. Y desde ese momento también, cercados por la policía.

Villa La Maternidad está ubicada en barrio San Vicente, en el límite con el centro de la ciudad de Córdoba y ya fue desalojada de manera violenta en 2004, durante el plan de erradicación de asentamientos precarios que impulsó el entonces gobernador, José Manuel de la Sota.

Durante la mañana del jueves 18 de mayo, se acercaron, además de la fuerza de seguridad, el Director de la Jurisdicción de Hábitat del Ministerio de Desarrollo Social, arquitecto Luis Vélez, el Director de la Jurisdicción de Emergencia Social, Luis Arrigo, dos trabajadoras sociales del Ministerio de Desarrollo Social, Licenciadas María Rosa Maldonado y Analía Arnaudo y el encargado de la obra de la empresa Paolini. En ese momento informaron que las familias que viven sobre el pasaje Letizia van a ser relocalizadas, pero no dieron más explicaciones.

Respuesta oficial

El Gobierno provincial, a través de los ministerios de Desarrollo Social y de Obras Públicas, inició una mesa de diálogo con estas 14 familias. En tandas de cuatro grupos familiares por día, comenzaron a reunirse a partir de ayer martes. La solución que ofreció el Estado no los convenció.

A las familias censadas, les pagarían un alquiler por tres meses, hasta que tengan viviendas donde reubicarlos que, según informaron, no estarían ubicadas en barrios ciudades, pero tampoco aseguraron dónde se los enviaría.

Yamila y Lucas

Son una pareja joven que vive en el lugar desde hace más de un año. Ella atiende un kiosco y él es pintor, tienen un hijo de un año. Previo a quedar cercados, ya venían padeciendo el peregrinar de toda persona con bajos recursos que en Córdoba quiere tener una pedazo de tierra propia para vivir.

Primero, cuentan cómo llegaron allí: “Yo me vine acá porque ya no tenía para pagar el alquiler, y me subían todo el tiempo el precio, el agua, el gas. Lamentablemente no me alcanzaba” contó Lucas.

Después, habiendo llegado a ese terreno, “tenía todo edificado en el fondo y dos o tres meses atrás cayó la policía y me obligó a desarmar todo, porque dijo que era privado este terreno. Me hicieron una denuncia. Cuando me sacaron todo, fue como que me cortaron un brazo” explicó mientras mostraba dónde tenía armados un baño y una pieza.

Yamila contó que junto a su marido, limpiaron el terreno, palearon y taparon los pozos para poder construir con ayuda de su padre. A su vez, “nos dijeron que 11 metros de frente por 40 de largo eran privados, entonces corrimos todo y lo volvimos a levantar. Ahora no nos dejan avanzar porque supuestamente nos van a sacar”.

“¿Quién me reconoce lo que yo tenía hecho y que me hicieron sacar diciéndome que me iban a detener? ¿A quién le reclamo la plata que yo gasté?” se preguntó Lucas. Al final de todos esos inconvenientes, el jueves pasado quedaron rodeados de alambre. “Nosotros no estuvimos de acuerdo, porque cerraron como si fuéramos animales” describió Lucas.

Yamila definió el ofrecimiento del gobierno como una “burla”, por varias razones. Primero, conocen las historias de vecinos y vecinas que fueron sacados de allí en 2004 con la misma promesa y que en muchos casos, volvieron porque quedaron en la calle. Además, nada les asegura que pagarán esos tres meses de alquiler, que no los reubiquen lejos o que los dejen directamente sin nada. “Se piensan que somos ignorantes” advirtió.

Una vez que las 14 familias conozcan el ofrecimiento, discutirán entre vecinos y vecinas qué van a hacer. Luis y Yamila se quieren ir, pero no a cualquier precio. Quieren un lugar mejor donde puedan vivir bien con su hijo pequeño y que sepan que después va a ser de ellos. Piensan que una buena opción sería que los lleven a todos juntos, y que no sea fuera de la ciudad, “¿cómo hacemos para venirnos desde lejos por una urgencia con las criaturas?” evalúan.

La mayoría de las familias que quedaron dentro del perímetro del alambre quieren irse, “pero que sean razonables” pidió Yamila. Lucas por su parte advirtió, “dicen que van a venir con topadoras, si llegan a venir así saco a mi mujer y a mi hijo y me meto abajo de las topadoras. Que me den algo como la gente, no quiero una casa de dos pisos, dame un techo que sepa que va a ser mío”.

Ricardo

Él vive hace 53 años en villa La Maternidad, nació y se crió allí. Resistió el desalojo del 2004 y sigue resistiendo. Contó que intentan dividirlos, “el gobierno, la policía, la puntera política nos dividen, nos hacen pelear con el vecino. Pero la villa es una sola, la tierra es una sola”. Por esa razón Ricardo, aunque no quedó dentro del alambre, siente la pelea como propia.


“Armaron un gueto sin pensar en las personas, sin preguntar, como están acostumbrados ellos” describió. Y a pesar de que el lunes cortaron la avenida Garzón pidiendo explicaciones, que se lleven el alambrado y a la policía, no tuvieron respuestas.


Ricardo es un referente del barrio y entiende que las familias se quieran ir, pero remarcó que hoy asistieron a la reunión “contentos, con expectativas, con ilusiones, porque ellos decían que iban a pedir algo conveniente para ellos, que no sea algo fuera de la ciudad. Y el mayor esfuerzo, lo mejor que puede hacer el gobierno, es darle tres meses de alquiler y el resto de los 50 años de tu vida que lo pagues vos”.

Porque lleva una vida viviendo allí y porque pasó el 2004, sospecha que por ahora no van a tocar al resto de los vecinos, sólo por ahora. Pero recuerda que hace 12 años hay intención de sacarlos.

“Yo creo que es mejor resistir, de última perdés con dignidad. Yo voy a pelear hasta el último. No te pueden cambiar así la vida, sacarte tus raíces, tus costumbres, tus ideales, tu moral. Todo tenés acá y te quieren cambiar de lugar como un palo, como una lata” concluyó.

Reminiscencias

El desalojo de 2004 se concretó los dí­as 15, 16 y 17 de junio. La policía entró a la fuerza a pesar de los gritos y llantos de las mujeres y los niños. Las familias que habían sido censadas, fueron trasladadas con las cosas que pudieron sacar al barrio Ciudad de mis sueños, en la periferia sudeste, a más de 15 kilómetros de donde vivían. Muchos volvieron a los días a reconstruir sus casas en el mismo lugar.


Yamila aclaró, “muchos se han ofendido por el alambrado, yo no me ofendo. Lo que sí está mal es tomarnos por tontos, como ignorantes. Decirnos que nos van a dar un alquiler, cuando eso ya pasó”.


Aunque parezca que están divididos, vecinos y vecinas de Villa La Maternidad saben lo que pasó en ese mismo terreno hace 13 años, y quién es quién en esta historia donde los que ganan siempre son los mismos.

*Fotos: Colectivo Manifiesto

Palabras claves: tierra y vivienda, Villa la Maternidad

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