Los inquisidores

Los inquisidores
27 abril, 2017 por Redacción La tinta

Cultura y los medios públicos son el eje de los palmazos hoy y quienes los aplican son Pablo Avelluto y Hernán Lombardi. Ellos son los inquisidores por estas horas. Persiguen y atacan todo aquello que entienden es distinto a sus creencias.

Por Gastón Rodriguez para La tinta.

Todos tenemos un tío que ante la mala señal del televisor -cuando eran de tubo-, intentaba solucionarlo con un palmazo. Eso se aplicaba también a la falla de algún viejo radiograbador y más tarde a los monitores. Cuando no se sabe mucho de electrónica, se aplica un “mano abierta”. Solución efímera, ya que luego de unos minutos el problema resurge. Lo mismo hace el Gobierno Nacional hoy intentando solucionar todo a los golpes.

Las encuestas daban mal hasta que, envalentonado con el 1A, el gobierno decidió tomar el reclamo de esa multitud, haciendo populismo -¡hay, que asco!- de derecha, y a represión y despidos intenta enderezar el barco rumbo a octubre.

La encargada de los palazos en la calle es Patricia Bullrich, eso está claro, pero luego de la purga en ANSES y otros organismos estatales, la misma debía llegar a estamentos donde no se había podido profundizar anteriormente. Cultura y los medios públicos, son el eje de los palmazos hoy y quienes los aplican son Pablo Avelluto y Hernán Lombardi. Ellos son los inquisidores por estas horas.

Lo de Lombardi no hizo mucho ruido. Despidió a 21 trabajadores de Radio Nacional que ocuparon la dirección en las emisoras de las provincias, algunos interinos y otros concursados, utilizando la metáfora de limpieza de “capas geológicas”. Más allá de que esta definición no se encuentre en ningún convenio colectivo o ley laboral, la arbitrariedad con la que se ejecutó la orden deja a las claras  la intención de persecución política e ideológica sobre todo lo que haya tenido que ver con la gestión anterior .

Desde un trabajador – director interino con 4 meses a cargo de Radio Nacional Jujuy, hasta un trabajador que ingresó en 1974 y fue elegido por sus compañeros a pedido de RTA para ejercer el cargo, todos despedidos sin causa y sin preaviso. Muchos de los expulsados habían sido felicitados por sus gestiones al dejar el cargo, muchos tuvieron auditorías más que satisfactorias y nunca se pidió una evaluación a los nuevos directores. La orden bajó de Buenos Aires, pero ni el nuevo presidente de RTA sabía a quienes estaba despidiendo con su firma. Su rol, hoy, parece ser el de un escribano.

O sea: federalismo… bien, gracias. El propio discurso de Lombardi lo define: cuando se refiere a las emisoras de las provincias, habla de “filiales del interior”, cuando habla de Buenos Aires dice “la central”, quizás por eso confunden federalismo con centralismo.

Pero lo del Ministro si hizo ruido cuando tuvo que ir al Senado a dar explicaciones y enfrentarse a los despedidos y las respuestas de cassette del funcionario, dejaron a todos con gusto a poco y terminó en papelón.

Una semana después las noticias no son mejores ya que hay cinco despedidos de las señales Encuentro, Paka Paka y DeporTV.

Avelluto por otro lado, un tanto más bruto, decidió utilizar a medios afines para lanzar una operación periodística sobre el INCAA para poder realizar la limpieza. Eso implicó “bajas considerables” como la de Casetta, propuesto por Juan Campanella, director de cine afín a Cambiemos. Casetta cayó por fuego amigo y por no querer ejecutar la limpieza que implicaba múltiples despidos. La reacción del sector audiovisual fue de unificación. Avelluto cerró la grieta, pero en contra de él. Para colmo de males el conflicto está en boca de todos.

Avelluto y Lombardi son los inquisidores. Persiguen y atacan todo aquello que entienden es distinto a sus creencias. Por ello no es casual que el zarpazo esta vez venga por la cultura, por las formas de construirla y difundirla.

Establecer un discurso único desde los medios públicos y desde las producciones artísticas que fomente el Estado implica borrar toda otra concepción sobre lo que debe ser. Por ello la pluralidad que se vende se pelea a manotazos con una real búsqueda de pluralidad y que en todo caso, hay que decirlo, es una búsqueda romántica.

¿De verdad hay que buscar cerrar la grieta? Para hacerlo hay que buscar que todos piensen igual, una idea que se parece bastante a las sociedades pensadas en la ciencia ficción y con la cual luchaban los protagonistas de las novelas de Orwell o Philip K. Dick. Esas sociedades, sin conciencia crítica y cuyo discurso disidente había sido marginada violentamente. Por eso atacan la cultura. Por eso quieren erradicar la discusión política y buscan contenidos más blanditos. Dicen que a la gente no le interesa “la política” pero no es lo que parece cuando uno sube al taxi, hace cola en un banco o se cruza con una marcha -sea a favor o en contra del gobierno-.

Lo que está en discusión ahora es el rol del Estado como impulsor de producciones culturales, la autonomía de los medios públicos y la posibilidad de los trabajadores de ascender en sus lugares de trabajo.

Esto hoy parece una idea romántica, pero es lo que se había logrado en el INCAA con la regionalidad de sus sedes y programas. También se había logrado en RTA con la idea de que los directores dejen de ser cargos políticos, para que puedan ser trabajadores que concursen por ese puesto. ¿Era perfecto? Quizás no, pero a eso se apuntaba y de última existían -y existen- herramientas para cambiarlo, sin recurrir a la caza de brujas. Porque con Casetta y los 21 ex directores de Radio Nacional lo que pasó fue eso:  una caza de brujas .

Palabras claves: Avelluto, Hernán Lombardi, Medios de comunicación, Radio Nacional

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