La vieja forma de hacer política de la nueva AFA

La vieja forma de hacer política de la nueva AFA
28 abril, 2017 por Redacción La tinta

Desde el papelón del 38-38 quedó en evidencia que en AFA difícilmente las cosas cambiarían en algo. Al menos, el cambio conservaría las viejas mañas. Todo pasa, menos las prácticas del poder. A través del desgaste, con la cara y los votos de Tapia, los contactos y las estrategias de Angelici y el poder de Moyano comenzó la era de la nueva vieja AFA.

Por Lucas Jiménez para Notas Periodismo Popular

“La puta madre, 38-38, ¿ahora qué hacemos?”, las cámaras de Depor TV inmortalizaron el momento del bochorno de aquel 3 de diciembre de 2015 en que votaron 75 asambleístas y las elecciones en AFA salieron empatadas. Con ese papelón comenzó el desgaste que terminaría con Marcelo Tinelli fuera del fútbol y con el nuevo grondonismo en el poder.

La historia año y medio después volvió a mostrar el mismo panorama de un lado de la contienda: Daniel Angelici, Hugo Moyano, Claudio “Chiqui” Tapia y Víctor Blanco, que anteriormente apoyaban a Luis Segura. Este grupo se volvió a juntar después de fuertes divisiones y acusaciones cuando la Inspección General de Justicia (IGJ), uno de los tantos lugares donde el presidente de Boca tiene un peso importante, intervino la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) en la que el Chiqui Tapia se encaminaba a ser el presidente por contar con los votos del Ascenso.

Del otro lado la oposición se fue erosionando. “No creo que los cambios que necesita el fútbol estén en esa lista de AFA, por eso no me sumé. Entraron todos al otro barco y me quedé medio sólo”, reconoció el presidente de San Lorenzo, Matías Lammens. También quedaron fuera de combate otros presidentes de Primera que en 2015 apoyaban la candidatura de Tinelli como máxima autoridad de la AFA.

Por nombrar a algunos: el de Temperley, Hernán Lewin, renunció por amenazas de la barra brava de su club; el de Estudiantes, Juan Sebastián Verón, volvió a jugar al fútbol con el propósito de vender los palcos para terminar la cancha de 1 y 57; el de River, Rodolfo D’Onofrio, a partir de este año forma parte de la Comisión de Grupo de Interés de la FIFA que asesora al Consejo en la estructura del fútbol; y el de Banfield, Eduardo Spinosa, apoyó al otrora bando enemigo viéndose derrotado y sabiendo que su club es de los cinco que más dinero le deben a la AFA.

El grupo que representaba el cambio con la mayoría de los nuevos dirigentes se gastó, lo gastaron y abandonó la batalla. Del otro lado, ya sin el maquillaje de Segura, las cabezas fueron los cabecillas de la era post Grondona. Dejaron de esconderse para liderar, se mostraron tal cual son, con sus artilugios y tácticas que aprendieron por caminos diferentes.

Cada uno ya tenía poder y unieron fuerzas para llegar a la añorada silla de Viamonte. Así se armó la lista ganadora: Tapia, presidente de Barracas Central y vicepresidente de la Coordinación Ecológica Área Metropolitana Sociedad del Estado (CEAMSE), a la cabeza por ser el que aglutinaba los votos del Ascenso. Para conseguir los de Primera, acompañaron como vicepresidentes Daniel Angelici, presidente de Boca, titular de la Liga Sudamericana y vicepresidente del Colegio Público de Abogados de Capital Federal, y Hugo Moyano, presidente de Independiente y ex secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT). La cuarta pata de la silla que sostiene la nueva mesa de poder de la casa madre del fútbol argentino es el presidente de Racing y secretario general de AFA, Víctor Blanco, en las formas más cercano al grupo opositor pero que siempre que hubo que optar jugó para el lado del nuevo grondonismo.

“Ordenando” la AFA

De esta forma este año al fin la AFA eligió presidente, pero no a través de elecciones sino de una asamblea ordinaria. La lista de Tapia fue la única que se presentó y recibió el apoyo del 93% de los asambleístas. Solo votaron en blanco River, Colón y el Belgrano del ex presidente de la Comisión Normalizadora, Armando Pérez, que por un pase de facturas contra él puede recibir una sanción dura tras la muerte de Emmanuel Balbo el último fin de semana en el clásico cordobés.

San Lorenzo votó a favor de la nueva conducción, Tinelli hizo torcer el voto de su club desoyendo la opinión pública de Lammens. Unos días antes sin la firma de Pérez el conductor televisivo había sido designado vicepresidente de selecciones nacionales. Podrían haber esperado a que asuma la nueva conducción para nombrarlo pero jugaron con sus ganas de empezar rápido a trabajar.

A nada de asumir y mientras Chiqui Tapia subía una foto a Twitter en una peluquería, Tinelli tuvo que diagramar en media hora una estrategia y una respuesta para apelar la sanción a Lionel Messi por la expulsión ante Chile. Si no llegaba a hacerlo, el que quedaba pegado por la inacción era él y no la persona que se cortaba el pelo muy tranquilo a horas de ser el nuevo presidente de AFA.

Pasada la doble fecha de Eliminatorias la nueva dirigencia trasladó el operativo desgaste al por entonces técnico de la selección, Edgardo Bauza, de buena relación con Tinelli. La novela terminó con una conferencia de prensa sin posibilidad de preguntas donde Tapia y Bauza anunciaron la rescisión en tonos cordiales mientras un Tinelli emocionado rescataba en palabras al técnico saliente.

Ya el lunes 17 el acumulado le pasó factura al cuerpo de Tinelli, que adujo problemas de salud para alejarse del fútbol, renunciar a su puesto en la selección, en AFA y tomarse una licencia de 18 meses como vicepresidente de San Lorenzo. En 2014 ya se había distanciado nueve meses cuando el Ciclón estaba a un paso de ser eliminado de la fase de grupos de la Libertadores que terminaría conquistando.

En el terreno televisivo y empresarial se acostumbró a ganar. La proximidad de esta derrota lo hizo dar un paso al costado para no verla. Las vueltas de la rosca de AFA le exprimieron las energías, pensó que con su sola figura le alcanzaba para imponerse, pero se equivocó. “No creo que lo de Marcelo se haya desencadenado nada más por estas últimas semanas. Desde el ’38 a 38′ en adelante ha habido muchas situaciones de mucho estrés. El cuerpo te pasa factura”, analizó Lammens en una entrevista en Radio La Red.

Para el cargo de Tinelli ya suena el ex futbolista e ídolo de Racing Diego Milito, un nombre que cierra por todos lados, de imagen positiva, con pasado en la Selección Nacional y recorrido en el fútbol europeo. De paso, en el año de las elecciones en Racing, Víctor Blanco sacaría de carrera al único que puede torcer un triunfo del oficialismo: cualquier candidato opositor que se postule con Milito como manager tiene serias chances de ganar y varios ya tienen apalabrado al ex Inter.

Con la cara y los votos de Tapia, los contactos y las estrategias de Angelici, el poder de Moyano y la legitimidad de Blanco se construye la nueva AFA. La que aprendió de los 35 años de Grondona como máxima y única autoridad que para construir poder hay que desgastar al contrincante hasta rendirlo. Y que, sin oposición, no estará Don Julio pero igual Todo Pasa.

* Por Lucas Jiménez – @lucasjimenez88 para Notas.

Palabras claves: AFA, Claudio Tapia, Daniel Angelici, Hugo Moyano, Marcelo Tinelli

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