#Tetazo: las formas de cubrir un hecho político

#Tetazo: las formas de cubrir un hecho político
9 febrero, 2017 por Redacción La tinta

Por Analía Cid para Marcha

El martes presenciamos un nuevo hito en la historia del movimiento de mujeres de nuestro país: el primer #tetazo, concentración autoconvocada luego de que cuatro mujeres fueran echadas por la policía de una playa pública en Necochea al intentar hacer topless.

El topless es una práctica muy común en las playas de otros lugares del planeta, pero en Argentina parece ser que sólo pueden practicarlo las mujeres a las que el patriarcado se lo permite: modelos, vedettes, famosas de todo calibre. Ellas, con sus bellezas hegemónicas y sus senos perfectos, son tapa de las revistas de chimentos y de algún que otro suplemento gráfico. La libertad de mostrar las tetas, pienso, existe en tanto ellas puedan ser objetos de consumo de un otro que las mire. El problema empieza cuando la teta que «invade» el espacio exterior es una teta con otras intenciones. La teta que no vende es hoy una teta con intenciones políticas, y los medios masivos de comunicación lo saben.

Como fotógrafa, y sobre todo como mujer, me hice presente en la concentración para participar de ella con mis dos condiciones. Lo que encontré cuando llegué fue una muestra más del machismo organizado que habita en la sociedad: un círculo de cientos de hombres, puntuales a una cita a la que no fueron invitados. Hombres de todas las edades y condiciones sociales, la mayoría con celulares y cámaras en mano, esperando. Muy pero muy pocos compañeros. El debate hombres sí vs hombres no ya tuvo lugar en la convocatoria del Paro de Mujeres y del #NiUnaMenos del 19 de octubre pasado, sin un consenso final al respecto. Lo que me interesa con estas palabras, mas que reavivarlo, es reflexionar sobre cómo este debate se mete de lleno en la disputa que los medios «alternativos» tenemos con los medios masivos y hegemónicos de comunicación.

La mayoría de los diarios, portales web y canales de TV enviaron para cubrir el Tetazo a sus fotografos y camarografos de sexo masculino.

Sus aparatos se mezclaban con aquellos que portaba la multitud de hombres pajeros que miraban las tetas ajenas como si fuesen suyas. Terminó sucediendo lo que ya ha sucedido: las pibas se enojaron y los empezaron a echar. Una periodista de Clarín intentaba explicarle a una piba que hervía de bronca: «mi compañero está trabajando, estamos acá para escuchar lo que tienen para decir, no pueden tratarlo así». Mientras la escuchaba, pensaba: ¿no podemos? En una situación de violencia simbólica explícita, los reporteros «haciendo su trabajo» no se veían nada diferentes a los pajeros que hacían zoom al pezón de la compañera y lo mostraban a sus amigos alegremente. Estábamos siendo acosadas y nos defendimos: una gran ronda de manos agarradas prohibió el paso de ahí en más y por un rato bien largo, a todo hombre que quisiera invadirnos, laburando o no. Las que quedamos fuimos las mujeres portando anotadores, cámaras, celulares y demás, en tetas o con la remera bien puesta.

Esta situación se podría haber evitado. En el mundo se debate hoy el rol y la importancia de las comunicadoras (periodistas, fotógrafas, camarógrafas) y su falta de representación en los medios. Hace pocos días se creo el sitio Women Photograph para difundir el trabajo que fotoperiodistas y documentalistas mujeres hacen alrededor del globo, para que se acabe la excusa de que «me encantaría contratar alguna pero no tengo su número.»

¿Por qué entonces los medios masivos se empecinan en ignorar nuestro reclamo y mandar a un varón a cubrir la movida? Porque pueden. Porque como no les importa que se escuchen las voces de las y los desalojados, las y los despedidos, las y los reprimidos, tampoco les importa que se escuchen las voces de las mujeres que se rebelan contra la opresión cotidiana y aumentada.

Es más simple -y vende mas- dejar el espacio para que sigan pensando que somos unas locas, que somos unas tortas, que somos todas putas. Lo que sucedió el martes y su posterior cobertura mediática fortalece lo que ya sabemos: hay muchos sentidos que disputar, hay muchas cabezas que cambiar, hay mucho patriarcado todavía para combatir. Los enemigos de siempre no van a convertirse en aliados de la noche a la mañana, y menos si una teta los apunta en medio de su cara.

*Por Analía Cid para Marcha. Foto: Analía Cid.

Palabras claves: piquetetazo

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