Niñas. No madres

Niñas. No madres
1 febrero, 2017 por Redacción La tinta

Actualmente en Latinoamérica miles de niñas menores de 15 años sufren violencia sexual y son obligadas a ser madres, lo que representa un grave problema de salud pública y de derechos humanos. Las consecuencias que enfrenta una niña son físicas, emocionales y sociales.

Los derechos a la autonomía y a la dignidad de estas niñas son persistentemente vulnerados. En primer lugar, por haber sido víctimas de abuso sexual, y posteriormente porque se les ha negado el derecho a ejecutar un proyecto de vida libremente elegido al imponerles, la continuación de un embarazo y una maternidad que ponen en riesgo su salud y futuro.

En la Argentina hay 700 mil nacimientos por año. El 16% proviene de mujeres adolescentes de entre 15 y 19 años y más de 3000 son de niñas de 10 a 13 años. El 69% de esas mujeres adolescentes no planearon ese embarazo.

 Una tercera parte de las embarazadas en América Latina y el Caribe tiene menos de 18 años.  De estas, un 20% es menor de 15. Asimismo, entre un 5% y un 40% de las adolescentes de la región declara haber sufrido un abuso sexual. Son los datos formulados en la presentación de la campaña “Niñas, no madres”  que tiene el objetivo de dar visibilidad a este grave problema de salud pública y derechos humanos que predomina en América Latina, así como evidenciar el estado de desprotección absoluta a las niñas latinoamericanas.

Esta campaña que promueve Amnistía Internacional, Clacai, Planned Parenthood Global y GIREEs, es un llamado a la sociedad y a los Estados de América Latina para que cumplan con su obligación de garantizar la protección de los derechos de las niñas.

«Las niñas víctimas de violación sexual en la región viven realidades que vulneran sus derechos humanos. Las repercusiones de la violencia se intensifican, dado que las niñas son obligadas a continuar con el embarazo resultado del abuso. Depresión, angustia, estrés postraumático, además de mayores riesgos a su salud física y deserción escolar son solo algunos de los efectos de las maternidades forzadas», explican las organizaciones que participan.

Una niña o adolescente víctima de violencia sexual, que además resulta embarazada tiene que enfrentar una realidad sombría:

  • No tendrá acceso a servicios integrales de salud sexual y reproductiva
  • Se verá forzada a ser madre siendo una niña
  • Su salud física y emocional estará en riesgo durante el embarazo, así como durante y después del parto
  • Preservará el círculo de pobreza y marginación en el que muy probablemente vive, ya que la maternidad precoz suele interrumpir la educación de las niñas y adolescentes, y por consiguiente, su potencial económico

Contexto latinoamericano

Las experiencias de las mujeres en toda la región evidencian el poder del personal médico, los funcionarios del Estado y ciertos grupos religiosos para imponer sus propias convicciones sobre las mujeres y las niñas. Este poder se ejerce con frecuencia a expensas de los derechos humanos, la salud, la integridad física, la autonomía, la intimidad y la vida de las mujeres.

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En años recientes, en caso de embarazo, se constata en la región una tendencia creciente a establecer protección absoluta del feto, dándole prioridad sobre los derechos humanos de las mujeres y las niñas. Varios países de la región han incorporado el concepto de la protección absoluta del feto a su legislación penal a través de la prohibición total del aborto en todos los supuestos (El Salvador, República Dominicana y Chile) o a través de prohibiciones parciales del aborto que, con frecuencia, en la práctica terminan siendo absolutas (Argentina y Paraguay).

Estas leyes infligen un sufrimiento y una violencia enorme a las mujeres y las niñas. Ningún órgano internacional de derechos humanos ha reconocido jamás al feto como objeto de protección en virtud del derecho a la vida o de otras disposiciones de los tratados internacionales de derechos humanos, incluida la Convención sobre los Derechos del Niño.

Situación en Argentina

En la Argentina hay 700 mil nacimientos por año. El 16% proviene de mujeres adolescentes de entre 15 y 19 años (en algunas provincias equivale al 25%) y más de 3000 son de niñas de 10 a 13 años. El 69% de esas mujeres adolescentes no planearon ese embarazo.

Las jurisdicciones con un mayor porcentaje de embarazo adolescente son: Formosa (28,3%), Chaco (23,5%), Misiones (23,2%) y Salta (20,9%). Evidentemente no todas las habitantes del país tenemos igual posibilidad de acceso al sistema de salud o a condiciones dignas de vida. Aunque parece un obviedad, es de destacar que se contrapone con principios constitucionales. Por lo que son violaciones a nuestros derechos humanos.

Entonces, ¿por qué se producen los embarazos? Básicamente, por accidente, por el uso incorrecto de los anticonceptivos, o por imprevisibilidad: justo aquel día no los utilizaron. Pero hay un 20% de chicas que simplemente no consideró que podían quedar embarazadas.

adolescentesPodrá parecer extraño, pero si consideramos que se trata de chicas que están apenas iniciando su vida sexual y que no siempre cuentan con la información, la educación sexual y el diálogo propicio para incorporar ciertos hábitos, no lo es. Y en las menores de 14 años, las razones del embarazo suelen ser más preocupantes: en este segmento se ubican mayoritariamente las chicas cuya maternidad proviene de un abuso sexual. En estos casos, el estigma se potencia cuando se disfrazan sus motivaciones. El abuso parece amparado de manera indirecta por profesionales de la medicina y del sistema judicial que dificultan la interrupción de estos embarazos, que es a pesar de ser legal, supone un camino que abunda en barreras de todo tipo. Así, parecen chicas a las que se viola tres veces, la primera, cuando se abusa de sus cuerpos, la segunda, cuando se les niega el acceso al aborto y la tercera, cuando se las denigra simbólicamente: “se preñan por unos mangos”.

Parecen chicas a las que se viola tres veces, la primera, cuando se abusa de sus cuerpos, la segunda, cuando se les niega el acceso al aborto y la tercera, cuando se las denigra simbólicamente.

Existe la creencia de que las adolescentes se quedan embarazadas para cobrar la Asignación Universal por Hijo. Sin embargo desde que comenzó a implementarse este programa la maternidad adolescente no aumentó. En 2009, de los 745.336 nacidos vivos, 3.346 tuvieron una madre de hasta 15 años. Tampoco creció la maternidad entre aquellas de 15 y 19 años:  113.478 en 2009 y 113.945 en 2014.   

Una de las tantas discusiones posibles, se relaciona con cuáles son las políticas públicas ante estos embarazos en niñas y adolescentes. Para eso convendría dejar en paz a la AUH e incrementar los presupuestos y alcances de los programas de salud sexual y reproductiva. Además de aplicar efectivamente la Ley de Educación Sexual Integral, que lleva diez años de sancionada y aún no se cumple.

Palabras claves: aborto, Embarazo adolescente, violencia sexual

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