Nos pasó el 2016
Primeros meses de trabajo. Llenas de desafíos y de inquietudes, nos pasó un año repleto de cambios que empujaron a gran parte de la población a vivir peor. Nosotras insistimos en mirar el mundo y contarlo, también, desde las opresiones y desigualdades que no son tan difundidas, ni son tan pensadas: las de género.
Repasamos algunas de las temáticas trabajadas por la sección a lo largo de estos meses. No tenemos todas las respuestas, las buscamos e intentamos construirlas colectivamente a partir de deconstruirnos a nosotras mismas. Nuestras miradas, nuestros pensamientos también fueron forjados en la sociedad patriarcal capitalista en la que vivimos. No nacimos feministas, intentamos hacernos todos los días.
Mujeres trabajadoras
“Eso que llaman amor, nosotras lo llamamos trabajo no pagado”
El 2016 se presentó como un año de viraje hacia la profundización de un modelo de despojo en Argentina y en la región, con un amplio agotamiento y deterioro de los gobiernos que fueron llamados “progresistas”. Ante la presión de las desigualdades estructurales somos las mujeres trabajadoras quienes debemos afrontar la producción y reproducción de la vida humana y no humana ante la debacle de las seguridades. Con “no humanas” utilizamos el concepto acuñado por la escritora Silvia Federici, para hablar de la naturaleza, el agua, los alimentos -en los últimos años todas las luchas ambientales han sido protagonizadas por mujeres, somos nosotras las que cuidamos los recursos naturales-. Quedamos expuestas a peores sueldos y mayores desventajas para el mundo laboral, sistemas educativos y sanitarios que colapsan, inflación materializada en una canasta de productos básicos que se torna inaccesible.
Además, estadísticamente las mujeres trabajamos menos horas por menos salario, la reducción de jornada suele ser una medida adoptada para “recortar gastos”. Nosotras sostenemos la doble y hasta triple jornada laboral: la “formal” por la cual obtenemos un salario, y las jornadas de cuidado y reproducción de la vida humana y no humana, por las cuales no obtenemos remuneración ni reconocimiento. Por este trabajo invisibilizado y como manera de decir, de nuevo, lo que nos duele la violencia este año se realizó el Primer Paro Nacional de Mujeres el pasado 19 de Octubre.
Nos encontramos
Otro año de represión en los Encuentros Nacionales de Mujeres
Como cada año, y a pesar de todo, les hicimos el Encuentro. Pero -sobre todo- nos hicimos el Encuentro Nacional de Mujeres, como desde 1986. Si la cara del encuentro fue el eje transversal sobre la violencia de género, la contracara fue este fue el segundo ENM en el que se reprimió a las mujeres que marchaban. Allí, los pliegues, que nunca son tan claroscuros, son las prácticas patriarcales que también nosotras reproducimos: “hemos decidido: algunas incomodidades las guardamos y las gestionamos para adentro, Otras las vamos a contar. Porque entendemos que sino en algún sentido, estaríamos siendo cómplices de eso que duele. Ser voceras y cumplir los mandatos del patriarcado es parte de lo que no nos permite avanzar como movimiento feminista. Es la manera en la que seguimos reproduciendo las lógicas masculinas, lo que no nos permite construir la política en femenino.” Chaco 2017, ¡allá vamos!
#Ni una menos
99 % de las mujeres sufrió algún tipo de violencia machista
La violencia machista no para en nuestro cotidiano, y llega a la manifestación extrema en los cientos de casos de femicidios por año, después de la muerte no hay vuelta atrás. Este año se desarrolló la segunda marcha #NiUnaMenos, sin embargo los asesinatos por cuestiones de género no disminuyen. No fue el Estado, sino el colectivo #NiUnaMenos el que organizó la primera encuesta sobre violencia machista, es decir, una manera de explicar que esto es lo que genera los cimientos para que las mujeres -las travestis, los transgéneros, las y los homosexuales- sean asesinadas.
Aborto
Las muertes por abortos inseguros constituyen feminicidios de Estado
La despenalización del aborto sigue siendo una deuda pendiente en Argentina. El debate por la legalización del aborto volvió al Congreso el jueves 17 de noviembre, en el marco de una reunión informativa en la Comisión de Salud de Diputados. Cada 29 horas muere una mujer por la clandestinidad del aborto en Argentina . Alrededor de 60.000 internaciones anuales en hospitales públicos; tienen que ver con malas prácticas en la interrupción del embarazo. Estas muertes, tienen además un signo generacional y de clase: las mujeres que mueren son en su mayoría jóvenes y pobres. Muchas veces las que no mueren, son encarceladas. Incluso la ONU se manifestó por los agravantes casos de criminalización de mujeres que abortan, en Argentina: “Naciones Unidas advirtió, que el estado debe adoptar medidas para prevenir los crímenes de odio, asegurar los procesos de investigación, juzgamiento y condena de los responsables y garantizar la reparación de las víctimas”. Progresistas, seudo progresistas o de derecha, los gobiernos argentinos siguen en deuda con las mujeres.
Amor
El amor romántico como anestesia
Niñas princesas. Adolescentes preocupadas por gustar. Adultas desesperadas por casarse. El amor romántico es tal vez de los atravesamientos más importantes de la ideología dominante, impactando fuertemente en la vida de las personas en general, y de las mujeres en particular. En nuestras sociedades está perfectamente determinado: es heteronormado, monógamo, en lo posible regulado y bendecido por el estado y la iglesia, y se pretenderá indestructible y eterno. Sino, otra vez, “el sistema sería un lío”. O dicho de otro modo: desafiaría el modelo de acumulación actual, y sus mecanismos fundamentales de reproducción.
Maternidad
Maternar o no maternar. Esa es la cuestión. ¿Decidimos ser madres? ¿Decidimos no serlo? ¿Nos preguntamos?
La vecina, el carnicero, la verdulera, tus compañeras de trabajo, el amigo de tu novio, tu mamá, la mamá de tu novio -tu suegra-, tu suegro, tu cuñada, tu hermana, el chofer de ómnibus, la docente, tu jefe, tu jefa. Podemos seguir enumerando. Todas esas personas y más, creen que tienen el derecho -y el deber- de opinar, preguntar y conocer sobre “el proyecto de toda mujer”: su maternidad. Nosotras decimos, que es necesario poder pensarnos como personas en todas nuestras complejidades, sin responder a los mandatos. Sobre todo, decimos, que no somos madres en potencia.
Niñas, no madres
Abuso, prohibición del aborto y niñez
En Latinoamérica miles de niñas menores de 15 años sufren violencia sexual y son obligadas a ser madres, lo que representa un grave problema de salud pública y de derechos humanos. Las consecuencias que enfrenta una niña son físicas, emocionales y sociales, mientras tanto el sentido común dominante las culpa de precoces.
Los números hablan solos: un tercio de las mujeres embarazadas en nuestro continente tiene menos de 18 años, siendo un cuarto de ellas menor de 15 años. Asimismo son muchísimas las adolescentes de la región (en algunas zonas llega al 40%) que declaran haber sufrido un abuso sexual. En Argentina hay 700 mil nacimientos por año. El 16% son de mujeres adolescentes, y más de 3000 son de niñas de 10 a 13 años. Casi el 70% de ellas no planearon ese embarazo.
Feminicidios
Genocidio de mujeres
Sin duda el tema de agenda. Entre femicidio y feminicidio ¿hay sólo una diferencia semántica? Dice Marcela Lagarde: “el feminicidio es el genocidio contra mujeres y sucede cuando las condiciones históricas generan prácticas sociales que permiten atentados violentos contra la integridad, la salud, las libertades y la vida de niñas y mujeres. En el feminicidio concurren en tiempo y espacio, daños contra niñas y mujeres realizados por conocidos y desconocidos, por violentos, -en ocasiones violadores-, y asesinos individuales y grupales, ocasionales o profesionales, que conducen a la muerte cruel de algunas de las víctimas. Sin embargo, todos tienen en común que las mujeres son usables, prescindibles, maltratables y desechables. Y, desde luego, todos coinciden en su infinita crueldad y son, de hecho, crímenes de odio contra las mujeres” (Lagarde, 2012). En Argentina, en 2016 se sigue contando un feminicidio cada 30 horas, y la cifra aumenta, incrementándose también los signos de tortura en las víctimas.
Nosotras
Las mujeres somos el objeto del deseo, y nunca sujetos, o sujetas, de éste. Para muchas feministas, revelarse contra la dama es convertirse en sujetas de nuestra propia sexualidad y deseo, es animarse a querer, sentir, desear al otro o a la otra sin restricciones o etiquetas.
Locas, histéricas o brujas, llámennos como quieran. Para nosotras no es un insulto sino el devenir de nuestras antepasadas, aquellas que cargaron con los estigmas sociales por denunciar y querer romper la lógica patriarcal que nos oprime. Las mismas que abrieron el camino que hoy nos permite que nuestra voz sea más fuerte, que cada vez seamos más caminando a paso firme y seguras. Convencidas de que este mundo no es el que queremos seguir pariendo.
Decimos
Se va este año, pero el 2017 no empieza de cero: el patriarcado y el capitalismo se agitan nerviosos ante los avances que tejemos desde los feminismos. Ellos van recrudeciendo sus formas violentas, se desarman ante nuestros gritos de “Basta de Violencia Machista!”, “Ni una Menos”, “Vivas y Libres nos queremos!”, “Si mi vida no te importa, mi productividad sí!”.
El 2016 fue un año de muchos avances, de nuevas construcciones, de afirmaciones y reafirmaciones. De salir a la calle, de encontrarnos siendo muchas. De discusiones, de encontrarnos formándonos, pensándonos, leyéndonos. De hundirnos en abrazos y encontrarnos en vuelos hermosos batiendo nuestras alas de mariposas. Pero también fue un año de mucho dolor, de rabia e indignación. El sinnúmero de feminicidios que hubo desde Tierra del Fuego a Tijuana pasando por lo ancho del continente. La agudización de un modelo social y económico que excluye y empobrece, y las mujeres lo sufrimos aún más. La negativa recurrente a dejarnos decidir sobre nuestros cuerpos. La criminalización por parte de sistemas judiciales misóginos patriarcales.
Somos nosotras y seguiremos siendo nosotras. Cada vez somos más, porque estamos hartas, porque sabemos que es desde la trinchera del feminismo donde se teje la resistencia y la posibilidad de darlo vuelta todo.
¡La Revolución será feminista o no será!