¿Por qué las copas menstruales no triunfan?
A estas alturas, supongo que casi todas saben qué es una copa menstrual. Por si acaso te preguntas «¿¿una copa qué??», aquí la explicación.
La copa menstrual es una alternativa a los tampones y toallitas para usar durante la menstruación. Para las que crean que es un invento de los últimos tiempos, les diré que si hacemos un poco de historia vemos que, la primera patente de copa menstrual es de los años 30’ y la inventó una mujer, Leona W. Chalmers. Aunque hay datos de que existían dispositivos parecidos ya a finales del siglo XIX.
Cuentan que al mismo tiempo que aparecen las copas menstruales, se funda la empresa Tampax que empieza a acaparar el mercado. A ello se suma que fabricar la copa menstrual no era rentable, lo que hace que ésta caiga en el olvido hasta más o menos, finales de los años 80’ cuando aparece una copa menstrual de látex. Pero no es hasta el año 2000 cuando la copa menstrual de silicona empieza a revolucionar el mercado y la higiene íntima femenina.
No sé cuántas mujeres lo están usando actualmente, no conozco ninguna estadística, pero cada vez son más las que deciden usar esta alternativa.
¿Por qué usar las copas menstruales?
Es una alternativa ecológica que evita el desecho de miles de compresas y tampones por cada mujer que la usa. Es mucho más barata que usar tampones y toallitas. Está fabricada con silicona, de manera que no produce sequedad, ni mal olor, ni altera la flora natural de la vagina.
Al no absorber el flujo menstrual, sino recogerlo, es una fuente de autoconocimiento que nos permite observar nuestro flujo menstrual. Se puede usar también para hacer ejercicio, nadar, dormir y hacer cualquier otra actividad de la vida diaria.
Si es tan buena, ¿por qué no la usan todas las mujeres?
Evidentemente, la primera razón es obvia. La copa menstrual no está disponible para todas las mujeres. Ni siquiera las toallitas y tampones lo están. Porque los productos femeninos se consideran de lujo en muchos países. Como si pudiéramos elegir tener o no tener la menstruación. Y usar o no usar estos productos.
Otra razón, ya centradas en un mundo donde tenemos acceso a todos estos productos, es el desconocimiento. Muchas mujeres no conocen la copa menstrual. Aunque son cada vez menos, porque el boca a boca está funcionando muy bien y hay cada vez más tiendas y webs que las venden.
Pero hay una razón muy importante. Y es que las mujeres seguimos teniendo reparos en ver, tocar y manipular todo aquello que corresponde a nuestra menstruación. Nos da asco usar algo que recoge la sangre. Tener que vaciarlo y limpiarlo. Seguimos invisibilizando la menstruación. No solo social y culturalmente, sino también a un nivel íntimo. No queremos mancharnos, tocar ni oler la sangre. No nos miramos, ni nos tocamos, ni nos queremos manchar.
Y no nos olvidemos de un gran inconveniente para muchas mujeres. La relación que tenemos con nuestras vaginas. Muchas mujeres siguen teniendo grandes reparos en meter algo «ahí». No es algo exclusivo de las copas menstruales. Sino también de los tampones. Aunque los tampones son algo muy común, no se crean que todas las mujeres están cómodas usando tampones.
Seguimos teniendo una idea de que es un tubo por el que si meto algo no lo voy a poder sacar, o un tubo rígido donde me va a doler meter «algo». ¡Ah! pero sí nos cabe en la cabeza utilizar la vagina para meter un pene. Eso sí lo vemos normal.
Así que mientras las mujeres no dejemos de tener esta relación de odio y desconocimiento con nuestros genitales y nuestra menstruación, difícilmente las copas menstruales van a pegar el pelotazo y ser utilizadas por la gran mayoría de mujeres.
Tenemos un camino muy importante que recorrer. No le pidas a la sociedad que normalice los procesos naturales de la mujer. No le pidas a la sociedad que visibilice la menstruación. No se lo pidas si tu no eres capaz de relacionarte con tus genitales y con tu menstruación.
*Por Laura Cámara para Huffingtonpost