La telenovela de la democracia en Brasil
Luego de la orden del Supremo Tribunal Federal (STF) de suspender de su función al presidente del Senado, Renan Calheiros, la mayoría de la mesa directora de ese cuerpo se rehusó a ejecutar la orden del STF y anunció que se mantendrá al mando.
El pasado lunes 5 el ministro del STF, Marco Aurelio Mello, ordenó que Calheiros sea separado de su cargo mientras se encuentre procesado por un caso de corrupción. De los once miembros de la suprema corte brasileña, seis se manifestaron a favor, mientras que un séptimo integrante, el juez Dias Toffoli, solicitó más tiempo para expedirse.
Esta maniobra apunta a que Calheiros pueda terminar su mandato que concluye el 1° de febrero de 2017. Aunque Dias Toffoli tiene plazo hasta el 21 de diciembre para expedirse, el Senado por ese entonces ya habrá entrado en receso. De esta manera, se busca evitar que sea el Partido de los Trabajadores (PT) quien asuma el mando del Senado encarnado en Jorge Viana, actual vicepresidente de la Cámara. “La democracia, en Brasil, no puede tener este final”, desafió Calheiros, cuyo destino se estima que será inexorablemente el mismo que el del ex presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha.
Este choque de poderes, que tuvo lugar el martes 6, coincidió con la llegada al Senado de la PEC 55, el proyecto de enmienda constitucional que busca congelar el gasto público por veinte años y que tiene fecha de votación para el próximo 13 de diciembre.
Al mismo tiempo, en la Cámara de Diputados comenzó a discutirse una nueva enmienda constitucional elaborada por el presidente Michel Temer que tiene como objetivo recortar el sistema previsional. Uno de sus puntos centrales es la exigencia a los trabajadores de contar con un piso de 25 años de aportes para acceder a la jubilación mínima, en lugar de 15 años, como es actualmente.
Mientras esta medida comenzaba a discutirse, una masiva movilización de sindicatos y movimientos sociales que rechazan la reforma previsional fue duramente reprimida durante más de tres horas en el centro de Rio de Janeiro. La movilización buscaba llegar hasta la Asamblea Legislativa del Estado donde, en consonancia con el Poder Legislativo Federal, se votaba la reforma laboral para los trabajadores públicos.
Mientras el país ingresa en el peor momento del colapso económico de las últimas décadas, el presidente Michel Temer pareciera estar ciego, sordo y mudo. Una fotografía recorrió las principales editoriales de Brasil durante el miércoles 7: allí se lo puede ver a Temer sentado en la ceremonia de la revista Istoé, donde fue premiado como “brasileño del año”. Temer aparece rodeado por miembros del Partido Social Demócrata de Brasil (PSDB), mientras que a sus espaldas dialogan dos hombres.Uno de ellos es Sérgio Moro, juez responsable de la Operación Lava Jato y reciente estrella mediática de Brasil. Moro, que se encontraba allí para ser premiado por la revista como “el brasileño del año en la Justicia”, la semana pasada amagó con renunciar a la investigación si en el Congreso avanzaba una medida para aumentar las penas a jueces y fiscales que cometan abusos de poder. El magistrado, que se presenta frecuentemente ante las cámaras como el guardián de la transparencia, fue aclamado como “Super Moro” por los grupos de derecha que se manifestaron en São Paulo el pasado domingo 4 de diciembre, donde exigieron la cabeza de Calheiros.
El otro es Aécio Neves, líder del PSDB y ex candidato a presidente. Neves fue señalado como uno de los principales impulsores del proceso de impeachment contra Dilma Rousseff, a partir de generar alianzas entre su partido y el PMDB, de Michel Temer. A diferencia del actual presidente, es el auténtico representante del poder empresarial y mediático brasileño.
Las risas y comentarios entre Moro y el líder “tucano” (como se conoce al PSDB en el país) dejaron en manifiesto las sospechas de que Temer sólo fue utilizado para realizar el trabajo sucio de llevar adelante un golpe de Estado. El poder de las corporaciones, en alianza con sectores de la estructura judicial, apuntan a fortalecer a Neves para unas próximas elecciones.
El problema que siguen teniendo es uno sólo y muy grande: Lula da Silva. El ex presidente del PT mantiene la mayor intención de voto en el país. Si las elecciones son adelantadas en Brasil, Neves tiene grandes chances de ser derrotado una vez más por el que supo ser el partido de izquierda más grande del continente.Es por eso que Moro se apura en sumar elementos a la investigación que abrió contra Lula, a quien busca implicar en el “Petrolao”, el megacaso de corrupción en Petrobras que devino en el Lava Jato. También pisan el acelerador los medios monopólicos, principalmente OGlobo, quienes se encargan de ejecutar una campaña en su contra que Lula denunció recientemente ante la ONU.
La repercusión de la foto en las redes sociales tuvo que ver con la falta de imputación de miembros del PSDB en la causa Lava Jato. Más de cinco declaraciones vincularon a Neves con casos de corrupción, en los que siempre se declaró inocente. Más aún, esto se emparenta con el ensañamiento que Moro ha puesto sobre la investigación contra Lula, cuyas evidencias son aún endebles y marginales, aunque es citado a declarar de manera recurrente, incluso interponiendo el uso de la fuerza. El objetivo del juez es encarcelar al líder del PT y, quien sabe, dejarle el camino limpio a Neves.
Pero Lula no se calla, también tiene mucho que decir hacia muchísimos que lo escuchan. “Moro es militante del PSDB”, sentenció en su cuenta de Facebook. “El magistrado que debe juzgar es el mismo que es convocado al escenario del gobierno del PSDB y que elogia al diputado ‘tucano’ acusado de desviar dinero de la secretaria estadual de Educación”, agregó en referencia a un acto del PSDB de Mato Grosso donde participó el magistrado.
La telenovela brasileña va dejando en evidencia quiénes son los que se encuentran detrás de las jugadas contra la democracia, hablando en nombre de la democracia. La paradoja reside en que este escenario se construye sobre un gobierno que no fue elegido por el voto popular y que asumió como resultado de alianzas contra el voto popular. Esa instancia, reclamada por grandes sectores del es la más temida tanto el PMDB como el PSDB.
*Por Micaela Ryan para Notas