Sábado apurado: la reforma política de la UNC

Sábado apurado: la reforma política de la UNC
11 noviembre, 2016 por Redacción La tinta

The rumors are terrible and cruel
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Taylor Swift, New Romantics (2014)

¿Cambiará la forma en que se eligen Rector/a y Decanos en la Universidad Nacional de Córdoba? El próximo sábado 19 es la fecha prevista para que la Asamblea Universitaria defina si reemplazará el sistema de elección indirecta por alguna modalidad directa, donde cada integrante de la UNC votará por su candidato/a.

La principal diferencia radica en cómo se contarán (o “ponderarán”) los votos. La “simple ponderación”, impulsada por el oficialismo, asigna a cada sufragio un peso diferente según el claustro (docentes, estudiantes, egresadxs, no docentes) al que pertenezca.

En cambio, un sector amplio de la oposición propone la “doble ponderación”: el caudal electoral total se divide igualitariamente entre las 15 facultades (6,6% para cada una), tal como ocurre hoy en el sistema indirecto (la Asamblea Universitaria). El porcentaje de cada facultad se divide, a su vez, según las proporciones asignadas a cada claustro. El valor de un sufragio depende así de dos factores: pertenencia a un claustro y pertenencia a una facultad.

El proyecto oficialista

El Rector parece haber cambiado de opinión y no se han expuesto las razones. En marzo de este año, en el debate público con los otros candidatos, el Dr. Hugo Juri se pronunció a favor de un sistema de “ponderación doble” (el video puede verse aquí: http://tinyurl.com/zgyg73u). Pero ahora el oficialismo impulsa la “ponderación simple”. Los docentes tendrán un 50%, donde los Titulares tienen el mismo peso que el grupo mayoritario de Auxiliares. Los y las estudiantes alcanzarán un 33%; los egresados, un 10,5%; y los no docentes, un 5,5%. Las candidaturas se presentarán como fórmulas y se adopta un sistema de doble vuelta; para ganar en primera vuelta bastará alcanzar el 40%.

La igualdad de las Facultades, mediante la ponderación doble, expresa una idea más profunda: que cada área del conocimiento tiene la misma relevancia en nuestra Universidad.

Las Facultades “grandes” serán beneficiadas. Al contar con más docentes, estudiantes, egresados y no docentes, tendrán mayor incidencia en la elección.  En lugar del 6,6% de un reparto igualitario, Ciencias Médicas tendrá el 18%; Derecho, el 12%; Ingeniería, el 10%; Económicas, el 9%; y Arquitectura, el 7,5%. Estas 5 unidades académicas tendrán una incidencia de -aproximadamente- el 57%.  Todo candidato/a al Rectorado deberá, obviamente, tener muy en cuenta las necesidades y propuestas de estas masivas comunidades, si quiere reunir los votos necesarios.

Las Facultades “chicas” se volverán políticamente irrelevantes para la elección de Rector/a. Lenguas tendrá un peso inferior al 4%; Artes, un 3,5%; FAMAF, 2,3%; y Ciencias Sociales, solo un 2%. Estas cinco Facultades reúnen apenas el 15% de la incidencia en el proyecto oficialista. ¿Qué incentivos tendrá cualquier postulante al Rectorado para escucharlas?

El mayor riesgo: la proyección a las disciplinas científicas y artísticas.  El desigual peso político probablemente conducirá a un trato diferenciado: más recursos (materiales, humanos, académicos) para las Facultades con mayor poder en la decisión. Menos recursos para las menos importantes.  Habrá más o menos instrumentos y condiciones para desarrollar y enseñar disciplinas según el peso político reconocido a la comunidad que las cultiva. No es sólo una cuestión electoral: es, a poco de andar, una cuestión de política científica y educativa.

19

Se busca impedir que el sistema vuelva a cambiar en el futuro. Hoy, la Asamblea Universitaria puede reformar el Estatuto y modificar la forma de elección con mayorías simples. La propuesta oficialista va un paso más allá: no sólo introduce la desigualdad entre las Facultades sino que apunta a mantenerla en el tiempo. Por eso propone fijar en el Estatuto que cualquier modificación futura del sistema electoral deba hacerse por el voto de dos tercios de la Asamblea. Por mayoría simple (51%) adoptan un sistema que sólo podrá cambiarse por dos tercios (66%). Lxs asambleístas de hoy atan las manos de lxs asambleístas del futuro.

Hay que garantizar la igualdad entre las Facultades. Es la garantía de que todas las áreas del conocimiento se desarrollen armónicamente, sin postergaciones ni exclusiones. En la UNC, cada Facultad es la expresión política e institucional de una comunidad que cultiva un conjunto de disciplinas relacionadas. Por supuesto, también es resultado de procesos históricos y de las ideas sobre el conocimiento en una época determinada. El paisaje de las facultades en una universidad evoluciona junto al resto de la sociedad particular; por eso tiene solapamientos y lagunas, y varía de un país a otro, y de una universidad a otra.

La igualdad de las Facultades, mediante la ponderación doble, expresa una idea más profunda: que cada área del conocimiento tiene la misma relevancia en nuestra Universidad. No importa cuántas personas estudien, enseñen o investiguen una disciplina; tampoco la antigüedad de la Facultad, o su presupuesto. No hay Facultades de “primera” o de “segunda”, porque no hay disciplinas de “primera” o de “segunda”.

franja_morada

Dos Facultades de la UNC no podrán participar en la Asamblea convocada para el sábado 19. Ciencias Sociales y Ciencias de la Comunicación, creadas en diciembre pasado, no han concluido su normalización institucional. Más de 400 docentes y casi 9.000 estudiantes -además de egresadxs y no docentes- no tendrán a nadie que los represente. Sus voces y sus votos no estarán en esta Asamblea, la misma donde el oficialismo propone reducir el peso político de las Facultades menos numerosas, y consolidar ese nuevo reparto con la cláusula de los dos tercios.

No hay urgencia, ni plazos fatales. ¿Sabe toda la comunidad universitaria lo que está en juego? ¿Qué destino le espera a las Facultades cuando se vuelvan políticamente irrelevantes? ¿Y a sus disciplinas? No parece legítimo adoptar un sistema electoral sin un consenso amplio surgido de una discusión abierta. Más aún: ¿es legítimo implantarlo sin que los 4 claustros de dos Facultades tengan voz y voto?  La Asamblea debe reprogramarse para una fecha en que el debate se haya generalizado y en que todas las Facultades puedan participar en la Asamblea Universitaria. 

* Por Horacio Javier Etchichury para La tinta.

Palabras claves: educación, Hugo Juri, Reforma universitaria, UNC

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