Reafirmar la lucha campesina y anticipar la sociedad que queremos

Reafirmar la lucha campesina y anticipar la sociedad que queremos
2 noviembre, 2016 por Redacción La tinta

Campesino, cuando tenga la tierra
sucederá en el mundo
el corazón de mi mundo.
Desde atrás, de todo el olvido
secaré con mis lágrimas
todo el horror de la lástima
y por fin te veré, campesino.
Campesino, campesino, campesino
dueño de mirar la noche
en que nos acostamos
para hacer los hijos.

Daniel Toro-Ariel Petrocelli

Defender la Tierra, la vida y el alimento sano. 20 años de memoria y resistencia.

América Latina es un amplio territorio fértil y productivo, quizás por eso es presa de conquista y colonización desde los tiempos más remotos hasta la actualidad. Hijo de tradiciones ancestrales y de luchas históricas contra la dominación, nuestro continente se ha gestado en la disputa y la resistencia. El Vigésimo aniversario de la jornada internacional de las Luchas Campesinas se presentó en un contexto de alarma para los campesinos, los puesteros y los trabajadores rurales en toda la región. Argentina, desde los orígenes del reparto en sus tierras, padecen la concentración económica en unos pocos y el padecimiento de nuestros crianceros y pequeños productores “desterrados” en sus propios parajes.

13958049_322198321450740_3098792739814641496_oLos testimonios de represión en el campo y los desalojos rurales son cada día más actuales en América Latina. A principios de marzo de este año Berta Cáceres, coordinadora del Consejo Cívico de las Organizaciones Populares y Autóctonas de Honduras (COPINH) fue asesinada en su hogar.

También a comienzos de 2016 en Mendoza, más precisamente en Lavalle, la empresa trasnacional Argenceres S.A -de capital español- comenzó a alambrar tierras de la comunidad campesina de la Unión de Trabajadores Rurales Sin Tierra en Jocolí Norte, casi en el límite con la provincia de San Juan . El alambrado avanzó bajo la custodia de guardias armados que vestían uniformes camuflados y decían ser policías contratados por la empresa.

En febrero, Pablo Sarmiento, campesino miembro de Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), fue baleado por personal de la policía de Mendoza por intentar frenar la construcción de un alambrado en sus tierras.

Más recientemente desde el MOCASE-Vía Campesina se ha denunciado el hostigamiento de bandas armadas rentadas por Orlando Canido, en la Comunidad Indígena Guaycurú Iacku Cachi, Bajo Hondo, Santiago del Estero.

Estos hechos podrían pasar como aislados, sino fuera porque constituyen la forma más descarnada de hacer notar la injusta realidad campesina-indígena de aquellos que resisten y luchan por la tierra y la agricultura familiar, en todo el planeta y también en nuestro país.

El modo capitalista de dominar la naturaleza y producir en la agricultura está en crisis. Esa crisis se agrava aún más con el retorno de los gobiernos conservadores en América Latina, como el caso de Mauricio Macri en Argentina. En momentos de quiebres históricos en la región, se hace más evidente el enfrentamiento entre dos proyectos de producción, de sociedad y de forma de convivir con la naturaleza.

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Dos proyectos para la Tierra

Asistimos en este último tiempo, a la bifurcación de dos modos de vivir y relacionarnos con la tierra. De un lado, el modelo del agronegocio del capital, que subordina todo a su insaciable generación de lucro, imponiendo para ello el monocultivo, destruyendo la biodiversidad, intensificando el uso de agrotóxicos, expulsando a los campesinos de sus territorios y de forma más explícita, penetrando la delgada y permeable línea que rodea la esfera de intereses de gobiernos y Estados.

14241539_335369620133610_6354403696634617554_oPor otro lado, el proyecto de la Vía Campesina basado en la Soberanía Alimentaria, donde la agricultura busca producir alimentos sanos para todo el pueblo, en equilibrio con la naturaleza, generando mejores condiciones de vida para la población del campo.

La violencia, la represión de los latifundistas y terratenientes, y la inercia de los gobiernos son parte de esta lucha permanente y cotidiana, entre las dos formas de ver a la ruralidad.

Es por eso que organizaciones como la UST, el MNCI y otras agrupaciones populares hermanas en la lucha le exigen a los distintos órganos de gobierno provincial y nacional:
– Cese de la criminalización y persecución de la lucha por la tierra, y de toda movilización y organización popular.
– Basta del vaciamiento y desguace de la Secretaría de Agricultura Familiar.
– Que se dé paso efectivo a la implementación de la “Ley de reparación histórica de la agricultura familiar, campesina e indígena” que sintetiza gran parte de las demandas históricas de los trabajadores empobrecidos del campo profundo y ha sido congelada desde la asunción del Ministro de Agricultura de Macri, Ricardo Buryaile.
– Ejecución urgente de un programa de regularización de tierras y territorios campesinos con apoyo jurídico y de mensuras coordinado por organizaciones del sector.
– Rechazo a un proyecto de Ley de Semillas que favorezca a las multinacionales del agronegocio, y a la propiedad intelectual de las semillas.
– Un programa de compras públicas para la agricultura familiar campesina indígena y de mercados y ferias populares.
– Políticas orientadas a la educación rural agroecológica, el acceso a la vivienda rural y todo lo referente a las obligaciones del Estado para con la ruralidad del país.

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Educación en el campo y lucha social

En un dialogo de entre casa que tuvieron Paulo Freire, Esther Pérez y Fernando Martínez Heredia en La Habana en 1987, Freire decía que “había que encontrar en los caminos de la creatividad de la educación, los caminos de la libertad. La revolución se hace -decía- porque no hay libertad”.

Las palabras de Freire, años y kilómetros más tarde, toman cuerpo en la Escuela Campesina de Agroecología de la UST en Lavalle, Mendoza. Se trata de crear en el campo una pedagogía libertaria de hombres y mujeres nuevas, empeñadas en ganarle la pulseada al tiempo y al espacio. El tiempo de lo individual y el espacio de la propiedad. Formarse para otro mundo posible, transitarlo aquí y ahora en comunidad, anticiparlo en nuestras prácticas, como la mejor forma de resistencia y lucha popular.

Como casi todo en la vida de los sin tierra en América Latina, la educación rural del MNCI surgió también producto de la lucha. Así a partir de la lucha de un 17 de abril de 2016 también se hizo más cercano el sueño de la Tecnicatura en Economía Social y Desarrollo Local que comenzó en Lavalle, a instancias de la UST-MNCI, este jueves 29 de octubre en Mendoza.

Este es el camino silencioso que continúa en todo el continente, por la consolidación de la lucha del movimiento campesino: “Educación popular y Reforma agraria integral para la Soberanía Alimentaria y los Territorios en Manos Campesinas Indígenas para que haya alimentos sanos para el Pueblo”.

(*) Por Oscar Soto para La tinta.

Palabras claves: Alimentación, Campesinos, soberanía alimentaria

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